Una Crónica de Villanueva de Gállego



Con motivo de las Fiestas de Villanueva en 1926, el corresponsal del periódico La Voz de Aragón describe como se vivía en el pueblo por esa época de la siguiente manera: “Bajo la dirección del arquitecto señor Borobio, se está construyendo en los solares del Ayuntamiento un grupo Escolar Unitario cuyas obras, que por cierto van muy adelantadas, corren a cargo de los maestros de obras Morte hermanos. El ayuntamiento ha adquirido en la calle Mayor un grupo de tres casas, destinadas a las oficinas municipales y del juzgado, viviendas para empleados y maestros, quedando vacantes tres habitaciones que el Municipio alquilará a particulares.

Debido a la actividad y celo del actual Ayuntamiento y de los predecesores, ya se ha ultimado el proyecto de depósitos para aguas potables con destino al abastecimiento del vecindario. Las obras, aunque no sabemos a ciencia cierta cuándo darán comienzo, tenemos entendido que la actual Corporación abriga el plausible propósito de emprenderlas inmediatamente, teniendo en cuenta su urgencia.
Lo mismo ocurre con la instalación del teléfono público, que según nuestras noticias pronto dejará de ser una idea para convertirse en una realidad. No todo son progresos en Villanueva del Gállego; en algunas cosas caminamos hacia atrás. Un ejemplo, el del alumbrado público. Hasta hace cuatro años aproximadamente la fábrica que suministra la energía atendía a todos los servicios con aceptable regularidad; pero a partir de aquella época un día sí y otro no, Villanueva se queda a oscuras durante la noche. Se dio el caso de que durante las fiestas de las Santas Reliquias faltó la luz en la villa durante los dos primeros días en la mitad del pueblo […]. El Ayuntamiento realizó algunas gestiones acerca de la entidad que suministra la energía y consiguió, no sabemos cómo, que el servicio de alumbrado volviese a su normalidad. Lo que hace falta es que no se vuelvan a repetir los «apagones» y a ello tiene derecho los que, por disfrutar de un mediano servicio de luz eléctrica pagan tarifas no muy económicas”.

Ese año las Fiestas se celebraron entre los días 27 al 29 de septiembre y el periódico, se nota que era republicano, censuró la mención a los actos religiosos ya que escribe lo siguiente: “El día 26 a las nueve de la mañana, se celebraron en la iglesia parroquial los[actos religiosos con presencia del Ayun]tamiento en Corporación”. Lo que aparece entre [] lo he añadido yo porque no está escrito en la reseña. Hace mención a la banda de Evaristo Bernal que en ese momento «Consta de 22 ejecutantes, todos ellos encariñados con el arte musical». Se celebraron bailes en la Plaza de la Constitución (público), en el Casino Unión Villanovense y en los salones del Sindicato Agrícola Católico. En el segundo de estos bailes la parte musical corrió a cargo de la rondalla que dirige don Avelino Casalé «compuesta por nueve ejecutantes, que forman un admirable conjunto» y añade el cronista que era el propio Casalé «Tanto en el primer día de baile como en los sucesivos, esta rondalla cosechó abundantes aplausos en la selecta concurrencia que siempre acude “a los asaltos del Casino”». Los bailes del Sindicato fueron amenizados por la banda dirigida por Ángel Bernal, que también obtuvo éxitos resonantes.
Al día siguiente (27) a las cuatro de la tarde, se lidiaron y fueron muertas a estoque, dos bravas novillas. La lidia corrió a cargo de las cuadrillas que capitaneadas por los espadas Víctor Morte y Pablo Acín, estaban compuestas por jóvenes de la localidad y textual «La corrida fue presidida por distinguidas señoritas de la localidad». El día 28 vaquillas por la mañana y de cuatro a siete de la tarde una capea en la que «ni un solo mozo del pueblo dejó de lanzarse al ruedo para lucir sus facultades en el arte. Hubo los consiguientes revolcones, pero sin que éstos llegasen a revestir la más leve importancia». «Se repitieron los asaltos (bailes) cuya animación no decayó hasta las primeras horas de la madrugada».
«Siguiendo la tradicional costumbre, el día 29 a las diez de la mañana, la banda de música recorrió las calles de la localidad tocando bonitos bailables, seguida de la gente joven. Unos bailaban y otros portando grandes canastos iban recogiendo las tortas que en cada casa regalaban para ser comidas al final de la ronda por todos los asistentes a esta típica fiesta». Por la tarde en la plaza se celebraron carreras pedestres y de entalegados. Hace mención a una peña pero no la nombra como tal sino que cita «tertulia “Categoría” compuesta de jóvenes de buen humor, siempre dispuestos a divertirse y a atender con proverbial fineza a cuantos forasteros acogen.

Fotografías: Ricardo Bueno, Marisa Martes y Milagros Morte

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