Pinos de la torre Guallart


Hace unos días, un tornado se llevó por delante el último de los pinos de la torre de Guallart en Villanueva de Gállego. Primero fue el paseo de plataneros, mutilado por la mitad tras una riada a medidos del siglo XX y que se llevó por delante muchos de los árboles. Hace unos 25 años, la mano humana acabó con la mayoría de estos dejando tan solo unos pocos supervivientes.

Después le tocó el turno a los pinos, algunos por enfermedad, otros por algún rayo y a principios de este año por una, no explicada decisión aunque por lo visto había fundados temores, la mayoría de los pinos que se encontraban junto al cauce de la acequia de Rabal fueron talados, tan solo sobrevivió uno que, como se ha dicho, fue arrancado de cuajo hace unos días por el fuerte vendaval que azotó Villanueva y sus alrededores llevándose consigo tejados y alguna valla publicitaria.

Digo que los temores eran fundados ya que tras las obras de revestimiento de la acequia, sus raíces se quedaron sin la principal fuente de sustento de unos pinos que llegaban a tener varios metros de altura, lo que les hacía unos gigantes con pies de barro.


Unos dicen que formaban parte de la torre, pero en realidad sus propietarios eran el Término de Rabal, otros que eran varias veces centenarios, aunque su edad es posible que no superara los 150 años, digo ésto porque en un plano fechado en 1882 ya aparecen los pinos, ahora es fácil comprobarlo contando los anillos de los troncos caídos. Lo que si es cierto es que los pinos de la torre de Guallart eran el símbolo de la huerta villanovense y que se podían ver desde varios kilómetros a la redonda, poco queda de eso, tan solo el recuerdo que desde el Retabillo le dedicamos.


El último ejemplar, que sobrevivió a la tala pero no al vendaval

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