El chopo de los quintos

Todas las noches viejas lo mismo desde los tiempos más remotos, los quintos (que son aquellos que en tiempos entraban en quintas, es decir en sorteo para ir a la mili: Quintos viene de que antiguamente en el sorteo de cada cinco uno hacía el servicio militar) o los que en la actualidad cumplen la mayoría de edad en ese año, vuelven a reunirse en una cena iniciática o una fiesta y, aprovechando la oscuridad de la noche, toman macetas de las casas y trastos viejos amontonándolos en un lugar céntrico de la población, pero el elementos de mayor trascendencia es “plantar el chopo”. Aunque esta ceremonia también en algunos lugares se celebraba en Pascua.
Antiguamente en la copa del árbol se colocaba algún premio y los quintos trepaban por el tronco para intentar conseguirlo, pero esta no es sino una de las muchas manifestaciones de culto a la naturaleza que nos vienen de los celtas y pueblos centroeuropeos de la que la más famosa en la actualidad es el famoso Abeto de Navidad. Para los antiguos druidas, del árbol el árbol era un espíritu protector que intercedería entre la tierra y el cielo, por eso se planta en el centro del pueblo, o junto a la iglesia[i].
En los países con un fuerte pasado celta los jóvenes de la localidad, cuando llega la primavera, suelen hacer figuras con ramajes, cortan el abeto más grande del bosque y lo llevan a la plaza del pueblo, decoran las casas de las chicas que les gustan con macetas, etc., similar a tradiciones muy cercanas.
En los países nórdicos el abeto, árbol de hoja perenne y por tanto siempre verde, es igual a símbolo de vida. En sus ramas se cuelgan velas, que simbolizan las estrellas o la luz y también bolas, que simulan sus frutos, este es básicamente el origen de la decoración navideña de los abetos. La reina Victoria de Inglaterra fue quien institucionalizó el uso del árbol navideño en Inglaterra en honor de su esposo, el alemán Alberto de Sajonia Coburgo Gotha, que es en Alemania donde mayor tradición existo respecto del abeto.
Por su parte la Revolución Francesa imprimió en el árbol el sentido de libertad e implantó en su honor fiestas que se celebraban entre abril y mayo.
En 2009 el chopo de los “Quintos” de Villanueva de Gállego se plantó en la plaza de España, entre la vieja torre mudéjar y el templo parroquial, no es su lugar habitual ya que generalmente se coloca en la antigua carretera general, en un lugar visible para todo el pueblo, pero en ese año y por obras en esa travesía se decidió instalarlo en la plaza mayor del pueblo, frente al Ayuntamiento y como es un hecho excepcional por eso lo traemos aquí.


[i] Frazer, Sir James George, La rama dorada: magia y religión (1890). Fondo de cultura económica, México 1994

Comentarios

  1. Cristobal Carceller me envia esta historia sobre el chopo de los quintos: Ya estamos en el mes de mayo. Recuerdo que en Villanueva, en mi juventud, no se si lo seguirán haciendo, los quintos de cada año, iban al soto, y cortaban un arbol, cuanto mas grande mejor, y lo plantaban como mayo, por regla general en la carretera, en el puente ancho. Al tronco, le quitaban la corteza hasta unos dos metros desde tierra y lo untaban con jabón, para que hubiera dificultad en trepar hastas coger algo que colocaban en las primeras ramas, y que pasaba a ser propiedad del que llegara a cogerlo- En una ocasión, hicieron un muñeco con unos pantalones llenos de paja y otro saco para el cuerpo, le pusieron un jersey de colorines, que era de Manolin, uno de los quintos, y lo colocaron cerca de las ramas, agarrado al tronco, como si estuviera trepando. Por la mañana estaban varias mujeres contemplando el mayo, y de pronto, la señora Felisa empesó a gritar: Virgen del Pilar Sagradaaaaaa.- Si es mi Manolin. ¡¡Chicoooo, baja de ahí enseguida o se lo digo a tu padre!! Las otras mujeres, riéndose, le dijeron: seña Felisa, si no es su Manolin, es un muñeco al que le han puesto el jersey de su hijo. La seña Felisa apenas pudo decir: ¡Ay, Dios mío, que susto me han dado esos granujas!!

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