El conclave: historias y misterios

Cierre de la Capilla Sixtina tras el Extra Omnes
En la época de la comunicación instantánea, de los twits, de Facebook, de wass up y de tantas tecnologías que transmiten las noticias y comunicaciones al segundo, en los próximos días vamos a estar pendientes de una chimenea conectada a una estufa.
¿A quien en medio de un oficio religioso no le ha sonado el móvil? pues ahora a los Santos Príncipes de la Iglesia, el Decano de los electores papales les habrá rogado que apaguen sus aparatos digitales antes de entrar en el Conclave, no sin antes haberse asegurado de que no funciona la zona wi.fi en el Vaticano.
En la época de los productos químicos y de los colorantes vamos a estar pendientes del color del humo que salga por la chimenea instalada sobre la Capilla Sixtina y si sale más blanco o menos negro, dependiendo de la humedad de la paja con que se han incinerado los votos de sus eminencias.
El Conclave que nació para huir de las presiones políticas en la Iglesia y para forzar a sus cardenales a elegir un Pontífice, cumple casi mil años de historia. en Cadena SER bajo Gállego y en "Con la Historia de tú a tú" tratamos hoy este tema

 
Los cardenales reunidos en Conclave, fotografías de "El mundo.es"
La ilustración inferior representa una imagen de como era un Conclave a finales del siglo XVIII, muy similar en cierto modo al actual, aunque con notables diferencias. Por ejemplo antiguamente tras cada cardenal había un dosel del que el purpurado tiraba tras la votación que había elegido al nuevo Pontífice, cuyo tejadillo quedaba en vuelo, primera señal de su dignidad. Esta práctica se abandonó en 1978 debido al gran número de electores que hacía necesario dos filas.
Hasta ese conclave, al menos el segundo de 1978, los cardenales se alojaban por los pasillos y dependencias que rodeaban la Capilla Sixtina en habitaciones improvisadas, aveces separadas por una tela, lo cual y visto como vivían antiguamente algunos príncipes de la Iglesia, no dejaba se ser sacrificado. En la actualidad se alojan en la residencia de Santa Marta.
Se va a dar la circunstancia de que va a ser la primera vez en seiscientos años que van a convivir dos papas, aunque en aquella ocasión las circunstancias eran diferentes, y si no que se lo digan al Papa Luna que fue uno de los afectados.
Por lo demás el rito sigue más o menos igual, las votaciones, las papeletas, las fumatas, las tres tallas de sotanas para el nuevo Papa, la aceptación y por ultimo la presentación ante el balcón de San Pedro para dar su primera bendición.
De la Enciclopedia Salvat, edición 1968


 


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