Muro de Burjazud



Cuando escribí "Un lugar en la huerta" hice mención a este muro, pero entonces no tenía una cámara tan buena como la de ahora, y me he podido acercar al objetivo, se trata de un muro que se encuentra adosado al río Gállego, poco más abajo de la actual Azud de Rabal y bajo un terraplen sobre el que discurre un estrecho camino por cuyo otro lado discurre la acequia. La verdad es que en toda esa zona se encuentran muchos restos de nos hablan de un pasado en el que esa zona estuvo bastante poblada o habitada, encontré algun resto que me señaló Jorge Marín y otros que ya había visto anteriormente pero sobre los que tenía dudas, da la sensación de que en ese lugar existió alguna presa, o algún edificio tipo molino. De todo ese enclave los restos que mejor se conservan son estos.

Burgaçut

En la memoria colectiva de Villanueva se tiene por referente inmediato un lugar conocido como Burjazud. Las noticias sobre este enclave han sido siempre remotas e imprecisas. Se sabe del origen islámico de su denominación que viene a significar, tal como defienden diversos historiadores, «poblado o torre (burj) de carácter defensivo en torno a un azud o presa que estaría situada en un lugar indeterminado del río Gállego»[1].
La tradición oral indica que, en tiempos, existió junto al río Gállego un enclave que en su día sufrió los avatares de las invasiones bagaudas y bárbaras además de continuas riadas que anegaban el poblado e inutilizaban el azud. Esta circunstancia, repetida en diversas ocasiones, hizo que sus habitantes abandonaran el pueblo y se refugiaran en un lugar más seguro que se llamaría Villanueva de Burjazud. La historia fue recogida en 1804 por el cura del pueblo, Mossen Marcos Antonio de Bernabé:
«Existió antiguamente el lugar de Villanueva de Gállego, que se llamaba de Burjacut; después se trasladó el lugar al sitio actual que tiene y desde entonces, perdió el lugar la denominación de Villanueva de Burjacut y se empezó a llamar con el actual nombre por bañar este río sus huertas y pasar próximo a este lugar, así como por estar contiguo antiguamente a la ermita de Burjacut»[2]
Entre los siglos XII y XIII existen varias referencias documentales a este lugar. Por ejemplo, en 1165 se cita «la Almenara de Burjazud»[3] (seguramente un molino comunal) y noventa años más tarde, un vecino de este lugar llamado Arnaldo de Puant vendió, con fecha 10 de julio de 1256, junto con su mujer, de nombre Inés, al obispo de Zaragoza y al Pabostre de la Seo de San Salvador, dos casas de su propiedad sitas en Burjazud:
«...et habent afrontaciones cum cequia de Rebal et cum domibus Iochannis Rubei de Borjaçut et cum domibus Fortunii de Borjaçut...»[4]
Al menos hasta mediados del siglo XIII todavía existía este núcleo de población. Doscientos años más tarde tan solo quedan referencias del topónimo «soto de Burjazud»[5]. Dicha denominación aparece mencionada en las ordinaciones municipales, redactadas en 1465, en las que se regula el aprovechamiento de pastos comunales conjuntamente con las partidas de El Prao (prado) y Las Suertes. Estas últimas todavía conservan la denominación medieval y se encuentran situadas al norte de la huerta en una porción que limita con la acequia de Rabal, la torre del Aliagar y la carretera.
Partiendo del actual Azud de Rabal y siguiendo el curso de la acequia, aproximadamente 500 metros aguas abajo, se levanta un estrecho cortado, por el que escasamente circula un automóvil y, a cuyos lados discurren el Término de Rabal y el Río. Tiene este cortado una longitud aproximada de 150 metros, en su extremo sur se aprecia una entrada natural, aunque de difícil acceso debido a la maleza. No obstante, visibles desde el camino, dos gruesos muros de mampostería y calicanto de río de metro y medio de largo por uno de ancho, que forman una pared consistente. En el extremo norte, se levanta una pared de ladrillo que surge de las mismas aguas y llega hasta mitad de cortado aproximadamente. En el cortado se aprecian restos de viga o aparejo del que todavía se conserva el arranque de varios maderos en posición vertical. Esta pared es perfectamente visible desde la margen izquierda del río y da en sí una imagen de posición semicircular. Completa el yacimiento un bloque de argamasa semi hundido unos metros más arriba. Este muro podría pertenecer, perfectamente, a un azud levantado entre los siglos XIII y XIV. Isabel Falcón cita una avenida del río Gállego hacia 1468 en la que «...las fuertes crecidas ocasionaron la ruina del azud de Camarera y de Rabal»[6]. Circunstancia que puso en peligro el funcionamiento, no solo del sistema de riegos, sino también, de diversos molinos. Según el guarda del Azud, la actual presa fue construida precisamente en esa época debido a la destrucción de la anterior situada aguas abajo. Estas obras hidráulicas corresponderían, a sucesivos intentos por consolidar el azud que sería reconstruido en la segunda mitad del siglo XV. Fue definitivamente abandonado a finales del XVI tal como menciona Ángel San Vicente, seguramente por su escasa operatividad.


[1] Antonio Ubieto Arteta, Historia de Aragón: Poblados y despoblados de Aragón. (tomos I y III). Anubar Ediciones, Zaragoza.
[2] Mosen Marcos Antonio Cortés de Bernabé, Recuento parroquial 1804
[3] Concepción Contel Barea, El Cister Zaragozano en el siglo XII Abadías predecesoras del Nª.Sª. de Rueda de Ebro. Institución Fernando el Católico Zaragoza 1966 pp. 60-65. Se conserva en la Iglesia Parroquial, una talla de la Virgen «tosca, de facciones poco correctas, aunque proporcionadas, datada a mediados del siglo XII, bajo la advocación de Nª. Srª. de Burjazud».
[4] Ángel Canellas López, Los Cartularios de San Salvador de Zaragoza, Monumenta Diplomática Aragonensia, tomo III. Zaragoza 1990, Documento 1202.
[5] Ángel San Vicente Pino, Colección de fuentes del derecho municipal aragonés del bajo Renacimiento. Institución Fernando el Católico 1984, págs. 139-153
[6] Isabel Falcón Pérez, Zaragoza en el siglo XV morfología urbana, huertas y término municipal. Institución Fernando el Católico, Zaragoza 1981, pág. 156.


Comentarios

  1. Yo juraría que había muchas menciones a Burjazud en los documentos relacionados con el monasterio de Rueda. Era posesión suya. Hace mucho tiempo que consulté aquellos libros y no guardo buena memoria de aquello. Veo que citas en la bibliografía el libro de Concepción Contel. Pero tiene otra publicación anterior que seguramente dará más información:
    CONTEL BAREA, C. (1963-65): «El Císter zaragozano en el siglo XII: Abadías predecesoras de Nuestra Señora de Rueda de Ebro». Revista Zurita, 16-18, pp. 385-553. Zaragoza. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Efectivamente Mari Sancho, el libro que mencionas es el que consulté. Si hace mención a toda la zona del actual bajo Gállego, gracias

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

María Luisa Orobia

La vida en un casino que se llevó al cine

Procesión en honor a San Pedro en Gallur (Zaragoza)