Drogas en la guerra

Historia y Vida nº597

La revista Historia y Vida en su número de este mes (597) publica una entrevista con Lukasz Kamienski (la “L” de Lukas cortada y la “n” con acento). Este señor ha escrito un libro sobre las drogas que han consumido todos los ejércitos del mundo; desde el Hachís que fumaban los soldados de Napoleón durante la campaña de Egipto hasta el LSD de los americanos en Vietnam, pasando por la cocaína que esnifaban los británicos durante la I Guerra Mundial. Pero no solo los países civilizados se tiraban por los estimulantes para animar a sus soldados frente al enemigo. Los fieros vikingos no salían de casa sin su ración de Amanita muscaria o pantherina, lo mismo que consumían en el extremo sur del continente africano los zulúes, aunque estos se inclinaban más por un cóctel con cannabis y otras hierbas. Al fin y al cabo también hubo una contienda que se llamó “La guerra del opio” y que se libró en extremo Oriente entre el Imperio Chino y una coalición encabezada por el Imperio Británico, junto con Francia y los nacientes Estados Unidos.


Leyendo el artículo me ha venido a la memoria una entrevista que hice hace unos diez años a una señora que había vivido nuestra guerra civil, ella me contó que su marido había combatido en el bando nacional y que para “animarles” a salir al frente les daban un trago de coñac o dos, muchos eran chavales que no tenían veinte años. Luego me enteré de que esta táctica era también utilizada por las llamadas “patrullas del amanecer” Al fin y al cabo era una manera de “cosificar” al enemigo perderle el miedo y atacarle mejor. Esta táctica, según me han contado, dejó serias secuelas durante la posguerra, pues muchos combatientes de la Guerra Civil española terminaron alcoholizados de por vida, este es quizás un aspecto que no se ha conocido mucho de nuestra la historia reciente y es que; bien por quedar enganchados o bien por olvidar, hubo una generación perdida en el alcohol por culpa de la Guerra Civil.

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