El ángel custodio de Zaragoza



Antiguamente había en Zaragoza una puerta que se llamaba del Ángel y que correspondía a la que daba entrada directamente desde el Puente de Piedra, es decir el acceso oficial por el norte de la ciudad, justo delante de la Lonja. Se llamaba así porque sobre su puerta había un ángel que recibía a los que atravesaban el rio Ebro por aquel lugar y accedían al recinto urbano en este punto, además se daba la circunstancia de que por ese mismo lugar se llegaba a la zona “noble” de la urbe. Oí decir en alguna ocasión que posiblemente se trataba de una Nike romana, aunque la tradición católica la había cristianizado bajo la advocación del “Ángel protector de la ciudad” el Ángel Custodio vamos, cuya fiesta hoy celebramos. 

En tiempos de la llamada “Revolución de 1868” en nombre de la libertad, la evolución, la cultura y el progreso, la puerta  de acceso fue derribada con su ángel dentro. Nunca más se supo si aquel era un ángel, un arcángel, una Nike o vete a saber el qué. Cien años después, el escultor turolense Pablo Serrano por encargo del consistorio zaragozano, llevó a cabo dos obras que escoltan la fachada principal del Ayuntamiento en la Plaza del Pilar, una de ellas corresponde a San Valero, que tiene su miga. La otra representa al Ángel Custodio de aquella primitiva puerta que sostiene en entre sus manos extendidas y protectoras con una mirada amable, como ofreciendo la ciudad al visitante, al forastero y al lugareño el plano urbano de Zaragoza representado en la plaza del Pilar.



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