A vueltas conel 40 aniversario de la Banda de Villanueva de Gállego



Una de mis últimas entradas, la que hace referencia al 40 aniversario de la recuperación de la banda de música en Villanueva de Gállego, causó cierta polémica y creo que en este sentido me gustaría hacer algunas matizaciones. 

A mí, me gusta comunicar. Quizás por eso llevo más de 20 años dedicados a ello en diferentes formatos, pretendo dejar de lado mis fobias o mis complejos y me gusta primar sobre todo lo que pienso que se debe contar sin entrar en lo personal o solo lo justo y necesario pero a veces, no me dejan más remedio que tomar determinados caminos. A mí, me gusta la música, me ha gustado desde siempre y desde que tengo uso de razón, en mi casa se ha hablado de la Banda de mi pueblo con añoranza, por esas dos razones y alguna más, me apunté a la recuperada agrupación en 1982. Tengo que decir que empecé con mal pie, presagio de lo que luego me iba a ocurrir. Solo voy a contar una experiencia que me marcó y que influyó bastante a la hora de marcharme. 

Estábamos en un ensayo, yo por entonces contaba 24 años por ahí, delante de mí unos chavales no paraban de hablar, enredar, comer pipas y no solo eso, mientras un servidor intentaba concentrarse en el papel. Yo tocaba la “tuba” y éste es un instrumento en el que es muy importante la medición del compás y la concentración para dar la nota justo a tiempo y en el que tan apenas hay melodía pues bien, mientras uno estaba pendiente de que le llegara su turno para marcar la nota, unos críos delante de mí no hacían otra cosa que enredar en medio del ensayo. Harto de esta situación les dije que pararan ya, el director se dio cuenta de lo que pasaba y en lugar de llamar al orden a los críos, que tendrían unos 10 años. No se le ocurrió mejor idea que echarme la bronca a mí, diciéndome que era más crío que ellos, por cierto nadie de mis compañeros, que estaban cerca dijeron nada en mi favor, ni siguiera uno que cada vez que desfilábamos, se metía con mi forma de andar (yo llevaba una tuba) por desgracia lo tenía justo detrás. 

Siempre he pensado que en ese momento lo que debería de haber hecho es levantarme, dejar el instrumento y marcharme, pues era obvio que allí no era querido. Como digo, los chavales se vinieron arriba y yo salí cabreado. Al día siguiente el director me llamó y me dijo que los padres de uno de esos chavales, habían bajado al Ayuntamiento a poner una denuncia contra mí, por acosar a su hijo. Me libré del susto gracias a que alguien puso un poco de orden en aquel despropósito que se había ido de las manos. 

Esta y otras muchas cosas que viví en aquellos cinco años que estuve en la Banda hicieron que me marchara de ella, por eso estuve “tan poco tiempo”. Lo que vino después no mejoró la situación. Pienso que no se puede tratar bien a quien te trata mal, de lo contrario das la razón a quienes te tratan así.

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