Villanueva de Jalón

De Villanueva de Jalón cuenta Pascual Madoz que era una aldea agregada al ayuntamiento de Purroy, de quien distaba a ½ legua [4 kilómetros]. Que está en la provincia de Zaragoza y que formaba parte del partido judicial de Calatayud y de la diócesis de Tarazona [en Aragón]. Situado sobre peñas en la ribera izquierda del río, está binen ventilado y goza de un clima frio, afecto a tercianas. Posee 24 casas, inclusas la municipal y cárcel, la iglesia parroquial está dedicada a Nuestra de la Huerta [como la catedral de Tarazona] y está servida por un cura de primer ascenso que presenta a la diocesano el Sr. Conde Morata [señor que era, hasta esas épocas de la zona]. Su cementerio está en sitio elevado y confronta por el norte con Arándiga, por el este con Morata del Conde [Madoz cita así a la cabecera del señorío que en la actualidad se llama “Morata de Jalón”] por el sur con el Frasno y por el oeste con Purroy. En su radio comprende el monte llamado Baldoña con árboles frutales y una dehesa de una hora de extensión. El terreno es de regadío y de buena calidad que fertiliza el Jalón del que se surten también los vecinos para sus usos. A mediados del siglo XIX vivían en Villanueva 44 vecinos y 66 almas del trigo, la cebada, el maíz, judías, patatas y conejos. Tenía pesca de barbos y era eminentemente agrícola. 

La Gran Enciclopedia Aragonesa editada en 1981 lo cita como pueblo abandonado entre Morata y Purroy (en la provincia de Zaragoza) sobre un espolón bajo el que pasa a través de un túnel la vía férrea de Madrid a Barcelona (hoy en día también lo hace el AVE.) En lo alto de los riscos quedan los restos de una antigua fortaleza, o al menos torre defensiva. Alfonso Zarpater en su Aragón pueblo a pueblo cita a un pastor que le contó literalmente: “Eso que ve, a principios de siglo [XX] era un pueblo floreciente y siguió así bastantes años; llegó a tener hasta luz eléctrica y ahora solo queda desolación y ruina… En su mejor época llego a tener cerca de doscientos habitantes”. 

El nombre de “Villanueva” es medieval y hace alusión a la repoblación llevada a cabo en estos siglos por los cristianos que venían del Pirineo y de más al norte, hay quien lo cita como fundado en el siglo XIII. Lo primero que llama la atención de este pueblo abandonado es su acceso, como tenían que hacer aquellas gentes para entrar en su pueblo, porque hoy día tan solo queda una senda, ni rastro de camino principal ni nada de nada, lo que indica que a este lugar nunca llegaron los automóviles. Me tropecé con una pareja; me dijo que el abuelo de uno de ellos había nacido allí, por la edad del chaval supongo que el señor tendría ahora entre los 85 y los 90 años; me contó que tenían baile y escuelas y que éstas se encontraban en la parte baja del pueblo. También me dijo que sus vecinos se fueron a Purroy y a Chodes, del que ahora depende administrativamente. Me llamó la atención la bonita y sencilla torre mudéjar de su campanario y que recuerda los tiempos en que estos villanovenses todavía tenían fe, por la posición del Altar mayor de la iglesia, en el fondo de la nave central y única, supuse que el abandono definitivo fue anterior al Concilio Vaticano II, es decir 1965. 

La Wikipedia dice que está catalogado de todas la maneras que uno se puede imaginar, pero la triste realidad es muy otra y poco a poco la ruina es cada vez mayor. El lugar no es consciente ni siquiera, de la cantidad de tránsito ferroviario que cada día atraviesa sus entrañas gracias al AVE, contradicciones de esta tierra dura y salvaje que decía la Bullonera.








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