Pesaje de niños en Lituénigo (Zaragoza) el rito

La ceremonia consta de tres partes: La Llega que consiste en recoger el trigo que aporta la familia y que se deposita en el pórtico de la iglesia con el nombre del bebé marcado en la tela del saco, todos son de color blanco. Después y una vez finalizada la misa, se realiza un pasacalle durante el cual se colecta el cereal o dinero que los vecinos quieren aportar a la fiesta. Una vez recogidos el cereal, el dinero y a las parejas con sus niños recién nacidos todos, precedidos por la música y los mayordomos, éstos son los encargados de organizar la fiesta a razón de seis por año elegidos en Capítulo el último día de las fiestas del año anterior y son los encargados de recoger el trigo y llevarlo al pórtico de la iglesia que se unirá al que hayan aportado los familiares de los niños y los vecinos que quieran. Público en general y precedidos por la música, se dirigen todos hacia la plaza de la iglesia donde ésta, les espera cerrada pero con la llave puesta en la puerta. Aquí y frente al pórtico se hace el pesaje propiamente dicho de los chavales. 

El acto se desarrolla entre las 12:30 y las 13 horas es decir a medio día, se hace un pasillo por el que van desfilando las parejas camino de la balanza que está colocada justo delante del pórtico parroquial. Mientras los niños son pesados delante de sus padres, detrás de ellos se van colocando familiares y amigos que terminarán posando para la posteridad en una fotografía. Antiguamente se pesaban cada año entre 7 y 8 niños y hubo años en que estuvo a punto de desaparecer pero, la tradición se impulsó de nuevo en los años 80 del siglo XX y desde entonces no ha parado de crecer. Según comentó el speaker en la actualidad, cuando aparece una embarazada por el pueblo, la gente no le dice otra cosa; “¡¡Este año pesamos eh!!”. En el centro de la plaza se coloca una “romana” de las que se usaban antiguamente para la trilla, con un fiel en el centro y dos platillos en los extremos, es sujetada por dos mayordomos. Los platillos son sustituidos por capazos y en uno de ellos se coloca al niño que se va a pesar y en el otro se va llenando de trigo hasta que ambos capazos se equilibran. Se obtienen por cada niño de entre 4 a 12 kilos de trigo. 

Una vez terminado el pesaje comienza la subasta. En el extremo opuesto del pasillo, más o menos a la entrada de la plaza y frente a la iglesia, se coloca un mayordomo con un enorme palo, que es el que ha servido para sujetar la balanza durante el pesaje. Cada postor hará su oferta en puntos y cada punto equivale a una cantidad de dinero, en este caso 3 cts., de €., es decir 0,03 €. El vecino que quiera participar tendrá que situarse en el pórtico de la iglesia y anunciar que una cantidad de puntos, todo esto antes de que el anterior llegue a tocar y sacar a llave del cerrojo de la iglesia. Saldrá al pasillo y desde el pórtico, se dirigirá hacia el palo que tendrá que rodear y volver de nuevo sobre sus pasos todo ello con parsimonia, se dirigirá de nuevo hasta la puerta del templo para recoger la llave. Si lo consigue en ese momento se termina la subasta y a él se le adjudicará todo el trigo resultante del pesaje, Durante este itinerario de ida y vuelta las demás postores podrán realizar una oferta que supere en puntos la del que hace el recorrido. Si un nuevo postor surge, el anterior se irá del pasillo y entrará el nuevo, que hará el mismo camino que el otro había hecho anteriormente y así hasta que se acaba la subasta y se adjudica al que más haya apostado. Este desfile suele ser emocionante, pues los postores suelen esperar a que el que recorre el pasillo esté a punto de coger la llave de la iglesia, para obstaculizar de esta manera sus propósitos y de paso darle mayor emoción al remate final. El que más puntos haya ofertado, se hará cargo del trigo y al año siguiente en el Capítulo de la cofradía, deberá pagar el grano. Destacar que este año se han recogido casi mil kilos de trigo y que aproximadamente la cifra que se alcanza suelen ser entre los 1.500 y 2.000 €. La ganadora de este año es una hija del pueblo llamada María Soria Jimeno y participaba por segunda vez. Ella deberá abonar la cantidad adjudicada el año próximo. 

Aquí me surgen varias dudas, en la subasta supongo que puede participar quien quiera, no solo los del pueblo y que se puede llevar el “premio” (lo pongo entre “” porque no deja de ser singular que el ganador, tenga que pagar) cualquier persona que no sea de Lituénigo y otra duda; si alguien ha pujado una cantidad y no ha ganado la subasta ¿Esa cantidad la puede aportar al remate que tiene que abonar el ganador? ¿O, no?















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