Piedra del Sacrificio en Bulbuente (Zaragoza)

Piedra del Sacrificio y al fondo el valle de la Huecha

En la anterior entrada daba las gracias al Centro de Estudios Borjanos en general y a su Director en particular, por haberme citado en su Blog, del que El Retabillo se considera hermano párvulo. En ésta, a quien toca citar a don Manuel es a una servidora. 

El domingo pasado, después de ver la recuperación del paloteado en Añón de Moncayo en honor a Nuestra Sra. Del Rosario, decidí volverme haciendo aventura. De esta manera me desvié por Alcalá de Moncayo y tomé una pista asfaltada que va al pueblo de Ambel. En un momento determinado me desvié del camino, cuando vi las carrascas gemelas que son como las famosas torres, pero más bonitas. Lugar privilegiado desde el que se ve no solo el valle de la Huecha, sino también el somontano del Moncayo. Aquí me vinieron pensamientos melancólicos a la par que-materialistas, acrecentados con la visión de un rebaño de ovejas con su pastor que se encontraba cerca del lugar. Retomé la realidad por un barranco que bajaba hacia el valle de la Huecha. En un momento dado y para orientarme consulté google maps, que me indicaba la proximidad de un lugar llamado “Piedra del Sacrificio” guiado por la curiosidad me dirigí hacia ese sitio y lo encontré. 

La llamada Piedra del Sacrificio se encuentra sobre un amplio balcón, desde el que se divisa el valle de la Huecha y se domina la vista de Bulbuente y Borja que casi en línea recta se enfilan ante la vista. Tras estas localidades se adivina el valle del Ebro y seguramente en días claros se ve el Pirineo, sin duda se trata de un lugar privilegiado desde el que se domina un amplio territorio hacia el noreste, hacia el suroeste se aprecian las cumbres del omnipresente Moncayo y hacia el oeste el valle de la Huecha. Bajo esta meseta se bifurcan caminos hacia Alcalá del Moncayo, Vera, Borja y Ambel. En el extremo sur del balcón, se encuentra la piedra en cuestión, que en realidad son dos. Se trata de una construcción megalítica compuesta por conglomerado y argamasa. Su base es falsamente circular, pues en realidad termina en una “punta de flecha” que indica hacia el valle y que se levanta en un pequeño voladizo sobre la tierra, en el centro de esta superficie se encuentra una endidura y otra en el extremo sur con forma de canal, detrás del cual se levanta la segunda piedra que hace de respaldo y también de sostén. Esta piedra también tiene su interés, pues está tallada en la zona inferior de la misma y está atravesada por un pequeño túnel que en la actualidad está colmatado, aunque son perceptibles los orificios. 

Busqué información sobre este megalito y la encontré, como no podía ser de otra manera en el blog del Centro de Estudios Borjanos. En él, don Manuel García Rivas su director, anotaba sus excursiones juveniles al lugar y también hacía referencia a un artículo firmado por el profesor de la Universidad de Zaragoza, Francisco Burillo quien defendía, la posible utilización del lugar para realizar sacrificios humanos o sangrientos, de ahí el nombre. Don Manuel ironizaba sobre esta posibilidad, que para él resulta casi imposible, si no remota. Personalmente también lo creo y más bien, si en ese lugar se hacían sacrificios, estos se hacían con el aceite o bien con el vino de las uvas, pues casi parece un lagar o los rebaños de ovejas que en los alrededores de la piedra abundan. Enseguida me acordé de don EugenioMonesma quien no sé si conoce el lugar, pero seguro que le puede interesar. Sea lo que fuere o representa, sin duda alguna tiene su interés, aunque sea por las vistas de las que se puede disfrutar en el lugar. 

Buscando más información, la Piedra del Sacrificio de Bulbuente, posee ciertas similitudes con la “Silla de FelipeIIen el Escorial, al igual que ésta, ambas se encuentran en un lugar privilegiado desde el que se divisa una amplia zona, ambas son monumentos megalíticos y poseen una disposición muy similar en cuanto al espacio que les rodea y ambas, son atribuidas a la realización de culturas primitivas, anteriores incluso a la romanización además, las dos se encuentran orientadas hacia la salida del sol por lo que nos encontraríamos ante altares dedicados a los solsticios o incluso equinoccios aunque y esto lo constaté personalmente, pues en el momento de hacer la foto desde la piedra superior hacia la inferior, no pude debido a que mi sombra se proyectaba directamente y la ocultaba parcialmente la base donde se encuentra la perforación y por culpa del contraste no salía bien la foto, ahora lamento no haberla hecho, pues involuntariamente hice la función en cuanto a indicador de la posición del sol además, se da la circunstancia de que era medio día y la sombra incidía en el centro de la piedra, llegando a la punta de flecha que hace la parte inferior. Podría por tanto tratarse de un gran reloj solar, construido con motivo de alguna ceremonia o reunión. 

Volviendo a la silla de Felipe II y según recoge la tradición, desde este lugar el monarca vigilaba las obras del Monasterio de El Escorial entre 1563 y 1584. Por tanto, las plataformas escalonadas que aparecen sobre el canchal granítico, así como los cuatro asientos situados en la plataforma de la zona norte, fueron mandados labrar por el rey para facilitar su estancia y la de sus acompañantes. La profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Alicia M. Canto hizo pública una hipótesis, ampliada posteriormente según la cual, no fue construida en época de este rey y tampoco sirvió de mirador de las obras del monasterio, por lo lejano y rasante de la panorámica así como por otros indicios. Según dicha hipótesis, pudo tratarse de un altar prerromano, en concreto vetón, posiblemente dedicado al Marte indígena y en el que probablemente se realizaban sacrificios rituales, generalmente de animales. Esta teoría fue corroborada en 2015, al hallarse una figura antropomórfica y otros altares más pequeños en sus inmediaciones. Otras hipótesis, sostiene que la Silla de Felipe II fue realizada en el siglo XIX, a modo de recreación histórica y según los gustos románticos de la época. Debió ser muy famosa en su momento, pues mis abuelos que se casaron en 1927, en su viaje de novios a Madrid, visitaron el Escorial y por supuesto la Silla de Felipe II.

Fotografía superior: Bulbuente en primer término y Borja con su castillo detrás.
Fotografía inferior, el Moncayo se dibuja al oeste de la piedra.

La piedra vista de frente

La piedra, vista lateral


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