Santa Lucia en Suecia




La historia de Santa Lucía esconde seguramente como otras muchas, la cruel realidad de una violación o un abuso idealizado con la imagen de una virgen al servicio de Dios y Jesucristo. Una trágica experiencia vital  utilizada como modelo de conducta y a la vez transformada por el Cristianismo a través del Martirio por la Fe.

Parece ser que la joven decidió ayudar a los pobres con el dinero que su familia le había reservado como dote matrimonial, esto al futuro esposo no le gustó nada y le acusó de cristiana ante el gobernador de Siracusa, la ciudad del sur de Italia donde vivía por el siglo III. La tradición cuenta que fue martirizada arrancándole los ojos y aun con todo podía ver, de ahí el nombre de Lucía o portadora de la Luz. Llevada a un prostíbulo los bueyes que tiraban de la carreta se negaron a transportarla, condenada a morir en la hoguera las llamas no le alcanzaban y al final fue degollada.

Es la patrona de los invidentes, de los oculistas, de los fotógrafos, de los pobres, de  los niños enfermos y de las ciudades de Siracusa, Venecia y de Pedro del Monte. También es patrona de los campesinos, electricistas, choferes, afiladores, cortadores, cristaleros y escritores. Pero sobre todo es la patrona de Suecia, país donde se celebra su fiesta por todo lo alto

El 13 de diciembre, en todas las localidades de Suecia durante toda la mañana se pasean por los colegios, por las calles, por los lugares de trabajo un cortejo formado por niños y niñas vestidos de blanco. En medio está Santa Lucía que según la tradición lleva velas en el pelo formando una guirnalda sobre la coronilla, que representa las llamas de la hoguera donde murió, y una cinta roja en la cintura como símbolo de la sangre que demarró. Ser Lucía en una de estas procesiones, tan solo es equivalente a nuestras Reinas de las Fiestas de nuestros pueblos españoles, es más en algunos casos son presentadas en la prensa local.

También van los llamados “niños estrella” que acompañan a la santa. Estos van vestidos con túnicas blancas, llevan palillos en la mano con una estrella en la punta y sombreros en forma de cucurucho adornados con estrellas en la cabeza, a modo de Harry Potter. Las damas de honor también lucen largas túnicas blancas con una cinta brillante en el pelo y en la cintura, portando velas en la mano. A la cola del cortejo van los pequeños gnomos con farolillos colgando de sus manos.

En esta celebración se toman galletas de jengibre (consideradas como atrayentes de la buena suerte) y los lussekatter, (un bollo de azafrán) así como chocolatinas en forma de gato cuyos ojos son uvas pasas. Se dice que hay que poner una galleta en la palma de tu mano y presionarla con el nudillo. Si la galleta se rompe en tres trozos te da buena suerte y debes comerte los trocitos muy despacio, pidiendo un deseo por cada uno. La Fiesta coincide con la estancia de los premios Nobel en Estocolmo (10 de diciembre)  siendo despertados ese día con un desfile de Lucía.

Santa Lucía inicia de alguna manera las Fiestas Navideñas en Suecia y coincide casi con el solsticio de invierno, las noches más largas, no hay que olvidar que en este país oscurece a las 15,30 y que casi todo el día es noche. La celebración de Lucia es por tanto la búsqueda de luz y posiblemente renga reminiscencias anteriores al Cristianismo.

Comentarios

  1. Phineas Theron me comenta que conocía una fiesta en Lyon (Francia) que de celebra cada 10 de diciembre y que se llama
    Fête des lumières pero que desconocía esta tradición sueca.

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  2. En efecto, agradecía a Carlos la información sobre esta fiesta y sobre la vida de Santa Lucía que yo desconocía. Motivado por la pureza, la simpleza emotiva de esta fiesta sueca, le decía que me recordaba la Fiesta de las Luces de Lyon (9 de diciembre). Le decía también, que al igual que la fiesta de Lyon tiene sus raíces en los rituales ancestrales celtas de la vieja Lughdunum "colina de luz" (hoy Lyon), la fiesta sueca tiene pinta de ser la prolongación en el tiempo a través del culto cristiano a Santa Lucía, de alguna celebración pagana de la cultura hiperbórea, para conmemorar el paso del solsticio de invierno, toda vez que reafirmar un paso esencial en la madurez de los concelebrantes.

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