Tiermas según la describió Pascual Madoz

De la colección "Aragón pueblo a pueblo" de Alfonso Zapater, hacia 1980.
El navarro Pascual Madoz recogerá en su Diccionario Enciclopédico que Tiermas, era a mediados del siglo XIX un ayuntamiento perteneciente a la provincia de Zaragoza y a su Audiencia Territorial, de la que distaba un día de camino. Formaba parte del partido judicial de Sos del Rey Católico, localidad de la que distaba 4 horas caminando y su parroquia pertenecía a la diócesis de Jaca, situada a 12 horas, no obstante estaba en pleno Camino aragonés a Santiago de Compostela. “Sito en terreno llano sobre una colina, al pie de los Pirineos, en la orilla derecha del río Aragón y cerca de la sierra de Leire”. La localidad estaba “bien ventilada, pero su clima es frío y afecto a muchas enfermedades, especialmente tercianas, que se atribuyen a la influencia de las aguas de sus baños y a las penosas cuestas que tienen que subirse para llegar a la población”. El lugar estuvo amurallado en tiempos por todas partes, menos por el sur que “lo está por naturaleza y es inaccesible. En la última guerra civil (Primera Guerra Carlista) fue fortificada literalmente, con 3 puertas de entrada”. Al norte se levantaba un castillo en cuyas ruinas fue construida por aquellos tiempos una cárcel pública.

Alfonso Zapater: "Aragón pueblo a pueblo"
Tiermas reunía hacia 1850 cuatrocientas casas, distribuidas por el casco urbano en varias calles bastante regulares y que van a parar a una gran plaza en el centro. Hay escuela de niños; “bien concurrida y dotada con 7 cahices de trigo, cuyo maestro desempeña además la secretaría del ayuntamiento; otra de niñas con 4,5 cahices de dotación (nótese la diferencia de cantidades entre niños y niñas). Iglesia parroquial dedicada a San Miguel Arcángel posee un cementerio adjunto; templo “de segundo ascenso, servido por un rector cura párroco y un coadjutor perpetuo, nombrados por el monasterio de Leire, en terna por el ordinario diocesano”. (La tradición atribuye el nacimiento en Tiermas de San Virila, abad que fue del vecino monasterio de Leire y quien, según la leyenda estuvo doscientos años dormido, después de quedarse absorto contemplando el trino de un pajarillo). Contaba la población también con dos ermitas; una dedicada a los santos San Justo y Pastor (al fin y al cabo no deja de ser un pueblo afectado por la trashumancia y el paso de cañadas ganaderas que bajaban y subían del Pirineo) y la otra, ubicada justo en el límite con la sierra de Leire y por tanto con Navarra, dedicada a la Virgen del Pilar y “adonde concurren los fieles en procesión la víspera de la Ascensión”.

El pueblo estaba bien surtido de fuentes de las que manan “buenas aguas”. Confina el término con Navarra por el oeste y con las localidades de Sangüesa, Yesa, Bigüezal, Castillo Nuevo y el ya mencionado monasterio benedictino. Ya en Aragón lo hace con Escó al este. Ruesta y Undués de Lerda por el sur. Dentro de su término comprende varias casa de campo esparcidas en distintas direcciones, denominándose de Escó las que se hallan hacia el norte, en cuya dirección se encuentra la gran sierra de Leire que divide a Aragón de Navarra; “muy poblada de grandes robles y encinas; hacia el sur y a la izquierda del río Aragón, la sierra de Urriés “cubierta por su parte Norte de arbustos y pequeños robles. Cerca del pueblo “los celebrados baños termales” que dan nombre al pueblo y “diferentes ruinas y sepulcros que se hallan en las inmediaciones de esta localidad y que “prueban su importancia en tiempos”.

Puente de Tiermas (gentileza de Carlos Jiménez)

Prosigue diciendo el Diccionario de Madoz: “El terreno es muy feraz, participa de monte y llano, cuya dilatada huerta se riega con las aguas del río Aragón y varios arroyos que se encuentran en el término. Sobre dicho río y a una hora del pueblo junto a los baños, hay un puente con cinco pilastras de piedra de 6 arcos, algunos de piedra también y otros de madera, habiendo sido derribados durante la última guerra (carlista). Los caminos son locales en mediado estado, produce trigo, cebada, avena, vino, aceite, lino, cáñamo, frutas, legumbres y hortalizas, mantiene ganado de todas clases y yeguas destinadas a la cría. Posee también un molino harinero, cuenta con 84 vecinos y 375 almas”. Nada hacía presagiar ni a Madoz y aquellos pobladores de mediados del XIX, el destino que les aguardaba a sus descendientes y es que, cien años después, Tiermas de convirtió en un símbolo de la despoblación por culpa de un embalse, de una mala aplicación de la política de regadíos y también como un símbolo de lo que posteriormente sería el trasvase del río Ebro. Pantano que ni siquiera lleva su nombre, que es como otra forma de borrarlo del mapa y de la historia. Un pueblo que hoy podría ser una de las localidades más florecientes de Aragón, gracias a su industrial termal y al turismo, permanece sobre la colina que le otorgó Pedro II a sus primeros pobladores allá por 1200 como plaza fuerte ante la frontera navarra y para contener las agresiones de los próximos navarros como la del "bastardo de Tardas" en 1366.


Alfonso Zapater: "Aragón pueblo a pueblo"

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