Pich y Pon

Hoy el Heraldo de Aragón nos habla de Juan Pich y Pon, un electricista barcelonés que llegó a ser alcalde de su ciudad, donde había nacido en 1878. Empresario de fortuna, se hizo rico gracias a que obtuvo una contrata para la conservación del alumbrado público en la Ciudad Condal. Casi analfabeto, se metió en política y militó en el Partido republicano radical de Lerroux. Su minuto de gloria llegó en octubre de 1934 cuando fue designado por el gobierno de la República, Gobernador general de Cataluña. Su labor fue tan desastrosa que cesó a los seis meses de haber sido nombrado, además fue uno de los causantes de la caída del gobierno, al verse envuelto en el escándalo del Straperlo. Crisis que desencadenó las elecciones de febrero de 1936

Este señor que en cierta ocasión dijo “en las Ramblas han puesto un restaurante con luz “genital” fue presidente la Cámara de la Propiedad Urbana, senador, diputado a Cortes por el distrito de Gandesa, comisario de la Exposición Internacional de Barcelona (1929) junto con Francisco Cambó y  propietario de la empresa “Publicaciones Gráficas”, además de fundar varios periódicos como el Día Gráfico y La Noche. Durante la etapa de la Segunda República fue nombrado subsecretario de Marina. En 1936 se exilió a Francia, falleciendo en París un año después en medio de una gran depresión.

Pich y Pon ha pasado a la historia por haber dado nombre a la piquiponada; error de pronunciación y sustitución de palabra por otra eufónica, pero de diferente significado. Era muy dado a cometer errores en sus discursos e intervenciones, por ejemplo en cierta ocasión llegó a decir; “Para mí, el tirano más famoso fue el Tirano de Bergerac” o “Este calor es impropio de estos días. Parece que hayamos entrado en plena Calígula”.

Siendo yo un crío, en plena dictadura franquista y treinta años después de haber fallecido don Juan, escuché una cancioncilla muy sencilla que decía así:

“Pich y pon van siempre deprisa”
“Pich y pon nos dan mucha risa”


Yo siempre pensé que este estribillo hacía referencia a una pareja de pícaros, de aventureros, de pilluelos, algo así como dos raterillos de poca monta que se daban mucha importancia y mira por donde no era lo que yo pensaba, o al menos me da por pensar que esa cancioncilla hacía referencia al político lerrouxista.

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