Historia de dos casinos (El Club)

Mesa de la ruleta en el casino de Aguarón (Zaragoza)


Hubo un tiempo, hace años en el que yo me dediqué a estudiar e investigar sobre los casinos de pueblo. Hice un amplio trabajo de investigación e incluso, llegué a plantearme hacer una Tesis sobre este tema y es que de siempre, me ha atraído bastante esos espacios de sociabilidad rurales y también urbanos que durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX fueron auténticos centros de poder, de información y también de cultura. Cuando voy a alguna localidad de cierta entidad, y aunque sea un pequeño lugar me gusta entrar en el casino, si todavía existe y sacarle alguna foto como documentación por si acaso, nunca se sabe, lo cierto es que me gusta ese aire decadente de principios de siglo, con sus columnas de hierro forjado, sus mesas que se asemejan a aquellas que en su día servían de apoyo a las viejas máquinas de coser “Singer”, pero éstas con su losa de mármol blanco encima y rodeadas por viejas sillas metálicas con asiento mullido, con viejos sofás corridos y forrados en piel, con sus viejas mesas de madera con su tapete en el centro, unas octogonales, cuadradas otras y que delimitaban la zona de juego con la de sociabilidad propiamente dicha. En un rincón olvidada, cubierta de polvo, periódicos viejos y algún viejo candelabro sobre ella, la pianola que animaba los bailes en las tardes de los domingos. Esa larga barra tras la cual había siempre unos diligentes camareros vestidos con uniforme y dispuestos a servir el vermuth, que sería de un domingo y los días de fiesta sin el “vermú” en el casino. Ese romanticismo que evocan sus salones, su biblioteca, su escalera en algunos casos ha desaparecido y ha sido sustituido por un aspecto más funcional, más acomodado a las circunstancias actuales. Los pocos socios que van quedando suelen ser personas mayores que todavía se entretienen en pasar el rato leyendo el periódico, hablando con algún viejo amigo o jugando al tresillo o al guiñote.

Hoy día escasos centros organizan bailes de sociedad, conciertos y espectáculos para sus abonados. La sociabilidad y la transmisión se ideas y noticias van por otros derroteros, pero hubo un tiempo que en España, para estar informado y saber lo que pasaba debías pertenecer a un casino.  Es más, su influencia fue tan grande que de sus juntas salieron diputados, alcaldes o presidentes de alguna diputación y en algunos casos originaron tales crisis sociales que fueron símbolo no solo de un determinado partido político, sino de toda una clase social, de esta manea había el casino de los ricos, el de los pobres, el de la aristocracia y así hasta un largo etcétera. Nuestros casinos tienen similitudes con los llamados clubs ingleses, centros que todavía hoy poseen gran prestigio y en los cuales todavía hay personas que hacen grandes esfuerzos por pertenecer, son auténticas instituciones que apoyan sociedades de investigación, organizan congresos internacionales y entre sus socios se encuentran personajes de gran influencia económica, política y social entonces ¿Por qué los clubs ingleses gozan de tan buena salud y los casinos españoles están desapareciendo?

Antigua sede del Casino Mercantil e Industrial de Zaragoza


Imaginemos un domingo cualquiera hacia 1900 en una iglesia española católica y otra anglicana inglesa, la misma lectura y los mismos textos sagrados, ambos son cristianos y en ambas se ha leído el mismo texto de la Biblia, por ejemplo la destrucción de las murallas de Jericó (vale cualquier otro texto):

Tras el oficio un inglés que ha asistido a los mismos aparece por el club y dice a la tertulia de amigos:
-         Hoy el reverendo Paterson nos ha contado como las murallas de Jericó fueron destruidas por trompetas que dieron siete vueltas a las mismas sin parar de sonar.
Uno de los que le escuchan que es músico le contesta:
-         Es un caso curioso éste, apurando un sorbo de té, si tenemos en cuenta que las susodichas murallas, por muy fuertes que fueran, serían de barro, no sería muy difícil derribarlas con el ruido de unas cuantas trompetas.
-         Otro de los que estaban en la reunión, de profesión arqueólogo dice: No eran de barro amigo, sino de piedra maciza, son las más antiguas del mundo y causaron impresión en su tiempo de hecho, todavía hoy en día impresiona ver la torre defensiva.
-         Un tercero, admirador de la cultura oriental dice, y no será que en realidad eran cañones, los chinos ya conocían la pólvora 5000 años antes de Cristo, no sería que los israelitas ya comerciaran con los chinos y éstos les suministraran pólvora y cañones.
-         El coronel Simpson que escuchaba interrumpe, amigo los cañones no se conocen hasta que no vino la pólvora a Europa en la Edad media, eso es imposible. Además tendrían que estar muy bien diseñados esos cañones, porque si no explotarían
-         Por eso lo digo coronel, el que relató la ofensiva dijo trompetas, porque le parecían trompetas, pero cuente que en China la pólvora ya se conocía por entonces.
-         Y el hierro, ¿de dónde sacaban el hierro? eso es absurdo colega.
-         De los Hititas coronel, los hititas ya lo conocían y lo manipulaban
-         Pero para hacer un cañón, hace falta mucho hierro y conocimiento.
-         Se podría organizar una expedición, comentó el arqueólogo, me han dado una buena idea para hacer una campaña de excavación en Jericó, mañana lo propondré en el departamento de la Universidad.
-         Cuente con mi apoyo, dice el que empezó la conversación, cuente con mi apoyo financiero, ya sabe que tengo una empresa editorial y estas cosas gustan mucho, además entre los socios del club tendría aceptación.
-         Muchas gracias, repuso el arqueólogo.

Lo cierto es que esta conversación se podría alargar hasta el infinito, e incluso añadir numerosas hipótesis como apuestas, viajes, etc. A la vuelta de la expedición, ésta trae objetos importantes, hallazgos de materiales que ponen en evidencia la importancia de Jericó en la Edad Antigua, así como planos y mapas de indudable valor estratégico. Con los restos arqueológicos, tras estudiarlos se envían al British Museum, como donación del club, los planos los observa muy detenidamente el coronel, que emite informe al ministerio y éste solicita copia para sus archivos. El equipo investigador, que ha estado enviando informes que se han publicado en la revista del club, termina por publicar un libro con fotografías del viaje y el amigo de las cosas orientales le sirve de inspiración para escribir una novela ambientada en oriente medio y así, un sinfín de cosas más. En definitiva la charla de té, tras el oficio del reverendo Paterson había servido para mucho.

Casino de Mallén (Zaragoza)


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