Avenidas del Ebro en Zaragoza, a través de la historia
La primera riada del Ebro de la que se
tiene noticia documentada fue en el año 49 a. C. en plena guerra civil entre
Pompeyo y Julio Cesar, el Ebro dejó atrapados a Cesar y sus tropas en medio de
una avenida cerca de las confluencia entre los ríos cinca y Segre, debido al
deshielo.
Jerónimo Zurita recoge una importante
riada del Ebro en el año 1380, en esa fecha el Ebro cambió su curso y dejó un
antiguo meandro convertido en humedal y que hoy todos conocemos como Balsas de
Ebro viejo. Unos años después 1395 el puente de tablas, que estaba donde hoy el
de Piedra, fue arrasado por otra inundación junto con una torre de piedra que
se encontraba en mitad del cauce y fue entonces cuando se levantó el actual
puente de piedra.
En 1643, más concretamente el 18 de
febrero que era miércoles de ceniza, el ímpetu de las aguas rompió dos arcadas
centrales del Puente de Piedra llegando a inundar el antiguo convento de
Predicadores, sito en el Paseo Echegaray, por donde está hoy la biblioteca del
agua y detrás del Ayuntamiento viejo, se dice que el agua subió más de una vara
sobre las murallas del convento.
Faustino Casamayor en “Años políticos e históricos de Zaragoza”.
Ha dejado escrito que el 24 de Septiembre de 1787 creció tanto el río Aragón, a resultas
de tres tronadas que vinieron de la parte de Aragón que a la tercera que fue
entre once y doce de la noche, después de haber arrancado tres inclusas en la
montaña que el día 26: «vino una crecida muy furiosa al
rio Ebro que cogió toda la arboleda hasta las Balsas, haciendo mucho daño en
las Eras y sus faginas, cosa no vista en este tiempo». Unos días más tarde, el 9
octubre por la tarde «empezó a crecer el Ebro hasta cubrir la argolla de la 2ª
arcada del Puente de Piedra, bajando al mismo tiempo tanta madera broza y
hortalizas que atemorizaba, en este conflicto habiéndose reunido el Cabildo en
extraordinario dispuso llevar en procesión a la orilla al rio el simulacro de
plata de Santa Ana y otras imágenes».
Según cuenta en sus memorias el Barón
de Lejaume, en 1808 el Ebro se alió de alguna manera en la defensa de Zaragoza pues
estando preparando el segundo asedio los franceses en diciembre de ese año, «el
cerco se tiene que posponer hasta después de las Navidades debido precisamente
a una nueva crecida del Ebro que no permite el paso de las tropas francesas por
las aguas del río».
Otra crecida importante y documentada,
apareció en la Ilustración española y americana.
La ocurrida el 13 de enero de 1871, en esta ocasión el agua llegó a unos cinco
metros del castillo de la Aljafería y en el puente de Piedra subió más de un
metro y medio sobre la argolla que marcaba la mayor inundación conocida hasta
entonces. El agua entro por la huerta de Juslibol y llegó hasta las puertas de
la estación del Arrabal llegando a cubrir el camino del vado y partes del
convento de Jesús. De esta acometida se guardan casos de heroicidad y es que un
barquero llamado Juan Mafioli y sus dos hijos con su barca atravesaron el Ebro
más arriba del castillo de la Aljafería y se dirigieron con una lancha a las torres
inundadas, logrando sacar a cuantos allí habitaban salvándoles la vida también
se utilizaron las lanchas del Canal Imperial para auxiliar a las personas
aisladas al otro lado del Ebro.
En verano de 1923 hubo una inundación
en la huerta norte de Zaragoza provocada por un terremoto en la canal de Berdún
y que desembocó en una fuerte tormenta en la capital, lo sorprendente es que
fue en pleno verano, el Ebro llegó a alcanzar unos 4 metros de altura. En 1930
hubo otra riada muy similar a la de 1871 y es que el agua quedó a tan solo 15
cms., de esa inundación, el Ebro llegó a contar con 3.500 m3 segundo y fue
debido a causas muy similares a las actuales, fuertes nevadas, combinadas con
altas precipitaciones y fusión repentina de las nieves a mediados de marzo. Se
da la circunstancia que fue la primera vez que se inundó Helios y lo que
entonces se llamaba “los baños del Ebro” en la arboleda de Macanaz.
Ilustración Española y Americana |
La que todo el mundo recuerda y marca
la referencia actual es la de 1961 que sucedió en los primeros días de ese año,
es la mayor avenida del siglo XX y en ella se arrastraron 4.130 hectómetros
cúbicos más de cuatro millones de litros por segundo y casi ocho metros de
altura, duró siete días y además afectó a numerosos pueblos de la ribera, el
agua llegó a la anilla que pendía de la primera arcada del puente y que siempre
servía como referencia a los zaragozanos, resto de esa riada nos han quedado
los Galachos de Juslibol. En febrero de 2003 hubo también una importante riada
quizás algo inferior a la actual o similar al menos aunque no tan dañina como ésta.
Luego está la famosa riada que coincidió con la inauguración de la Expo 2008,
que también fue algo inusual. La última avenida importante fue la de octubre de
2012 que fue similar a las características ocurridas en la de 1787. Lo curioso
es que en los últimos años han ocurrido varias riadas importantes muy seguidas,
lo que da unas características especiales últimas.
En Zaragoza se considera una crecida
extraordinaria cuando el Ebro supera los 2.000 m³/s; lo que supone más de 5
metros de profundidad:
Diciembre de 1930: 3.000 m³/s;
Enero de 1941: 4.000 m³/s;
Enero de 1961: 4.130 m³/s;
Febrero de 2003: 2.957 m³/s;
Marzo de 2003: 2.220 m³/s;
Marzo de 2015: 2.610 m³/s;(dato
provisional)
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