Torres de Sibirana
A mediados del siglo XIX alguien dejó escrito que
Sibirana era un coto compuesto por cuatro vallecitos entre los que destacaba la
Val de Oscura que, por su fragosidad se hace intransitable. Dicho monte estaba
poblado ya entonces de pinos, hayas, robles, algunas encinas y muchos arbustos
y en esas tierras de criaban corzos, lobos, jabalíes y otras fieras. Aunque
parece enclavado en el centro de la nada, este lugar se encuentra en el
primitivo camino que enlazaba Luesia con Uncastillo y Sos. De hecho existen dos
formas de acceder a esta propiedad privada, una es desde una pista que nace
junto al famoso “pozo Pigalo” y la otra desde el enclave navarro de Pitilla de
Aragón.
En el centro del coto se encuentran las torres de
Sibirana, dos construcciones medievales asentadas sobre una roca que, según se
mira parece un caballo o una fiera con dos enormes jorobas o bien un barco con
sus mástiles que están conformados por dos soberbios torreones que a su vez
están unidos por una pequeña muralla. Esta joya del pasado medieval aragonés se
dice que fue disputada ya en el siglo IX a los musulmanes de la marca superior
de Al Andalus. Luego pasó al reino de Pamplona gracias a Sanchos Garcés I
(Abarca), la actual fábrica del castillo es del siglo XI. Sibirana es una
fortaleza más de la línea de los Arbas, en las Cinco Villas y protege el paso
hacia la val d’Onsella, Sangüesa y Sos. Luis Zueco dice que el lugar “posee
algo mágico que le hace diferente a las demás construcciones castrenses de la
época” (Castillos de Aragón, Mira
Editores). Lo cierto es que impresiona encontrarse con esas dos torres
levantadas a 25 metros de altura directamente sobre la mole rocosa que les
sirve de base en lo más recóndito de un valle en el que permanecen desafiantes
al paso del tiempo.
Justo enfrente, hacia el norte de una explanada que sirve de plaza se encuentra
la ermita de Santa Quiteria, obra románica muy sencilla y que se encuentra en
mal estado, aunque también es interesante visitarla, aunque un poco arriesgado.
También hay restos de viviendas y es que el lugar fue habitado hasta al menos
siglo XVIII.
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