Dance en Añón de Moncayo
Diálogo entre el Demonio y el Arcángel San Gabriel (Gentileza: Mari Carmen Pérez) |
El dance de Añón se celebraba
tradicionalmente el día de Nuestra señora del Rosario, patrona de la localidad.
En líneas generales se trata de una
representación sacramental, que desciende de las pastoradas y un paloteado
bastante sencillo pero muy auténtico y antiguo, ya que no se da la lucha entre
moros y cristianos que es posterior, sino que se trata de una pelea entre el
bien y el mal, triunfando el primero sobre el segundo, además los paloteadores
no llevan elementos distintivos, sino que todos visten de igual forma,
antiguamente llevaban faldón, algo muy peculiar en la zona del Moncayo.
La parte teatralizada, o el dance
propiamente dicho consta de 936 versos escritos en romance. Quien lo compuso
era una persona bastante erudita que sabía versificar con facilidad y poseía
bastante cultura. De toda la narración cabe destacar sobre todo la descripción
que hace el Mayoral de la batalla de Lepanto esta, en palabras de Mercedes
Pueyo es “impresionante y la versificación es muy correcta”. En él distingue
algunas palabras que poseen interés fonético y lingüístico como “Estoria”, por historia, en el verso 328 y que
es una expresión muy antigua. “Hacenda” por hacienda en el verso 386. “Ingalaterra”
por Inglaterra, verso 548, un término muy utilizado en el siglo XVII y XVIII o “Cuala”
por cual (una palabra navarro-aragonesa) en el verso 781. Pueyo destaca alguna
palabra arcaica como “aquestos” en el verso 601 o “pancistas” término utilizado
como insulto en el verso 29, probablemente de panza. Términos aragoneses como “zaragata”
o bullicio, jaleo. El Diablo utiliza términos casi jurídicos decimonónicos como
“vuestras doctrinas vetas” refiriéndose a los curas que vetan la libertad de
los hombres. Refiriéndose a las civiles les dice que “enmienten”. Curiosos
ripios como “amigos del ratero, artero”. El diablo posee un estribillo muy
bueno que dice: Soy el cisma del abismo; soy como la mala suegra; que lleva
chismes y enredos; y pone donde hay paz, guerra”.
Intervienen en la función el Rabadán, Zagal o aprendiz, el Ángel, el Diablo
y el Mayoral.
Aunque Mercedes Pueyo presenta al
Mayoral como el personaje serio y responsable de toda la función, es una
opinión personal pero este personaje da la impresión de todo lo contrario.
Alguien alejado del lugar de trabajo que después de soltar su parrafada se va a
dar vuelta por los pastores que tiene sueltos en el Moncayo. El Rabadán por el
contrario hace una visión bucólica del mundo pastoril, pero también deja caer
la vida abnegada del monte y que él lo que quiere es “salir enamorado” y
terminar haciendo sociedad en el pueblo. El más sencillo de todos los papeles
es el ángel, quizás porque estaba representado por un niña pequeña que quizás
no tenía capacidad para desarrollar un romance más largo o cansado para un
niño.
Mercedes Pueyo describe una
representación primitiva del dance, quizás de los años cuarenta del siglo XX en
esta, el diablo comienza la función entrando enfurecido en la plaza del pueblo
y “pinchando tajadas” con un trinchante comienza su relato. Alarmado por la situación
aparece el Arcángel San Gabriel, quien tras saludar a la Inmaculada, a las
autoridades y al vecindario en general, la emprende con el diablo a quien vence
y quien se tiene que ir “con el rabo entre las piernas” y maldiciendo al “orgullosacho
traidor”. Aparecen primero el rabadán y más tarde el mayoral y tras sus
parlamentos se lanzan una serie de “competencias” sacando a colación algún
defecto. Después cada “paloteador” recita un dicho de alabanza a la Virgen que
terminan el mayoral y el rebadán. Estos entonces dedican una “competencia” alusiva
a cada uno de los actores, seguramente no se libra ni el demonio. Después se
incluyen unas “matracadas” acerca de las cosas ocurridas en el pueblo durante
el año para finalizar con una lucha de competencias graciosas entre Rabadán y
Mayoral. Por último hay una despedida gloriosa del mayoral y un relato a la
advocación del Rosario que no es otro que la narración de la batalla de Lepanto
y el rabadán, personaje gracioso por excelencia de la representación se despide
hasta el año siguiente.
La Virgen del Rosario en Añón de Moncayo (María Carmen Pérez) |
Bibliografía:
Peralta, Nicolás. “Paloteao de Añón y
coplas a la virgen del Rosario”
Pueyo Roy, Mercedes. El dance en Aragón: Origen y problemas
estructurales de una composición poética, Editado en Zaragoza en 1973.
Zapater, Alfonso. “Añón de Moncayo” Aragón pueblo a pueblo tomo II, Ediciones
Aguaviva. 1986.
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