Este pasado 23F nos han estado recordando todo el día lo que sucedió hace treinta años, como si fuera un mito fundacional del sistema político dominante, pero a nadie he oido hablar sobre el precioso amanecer que hubo.
Estoy leyendo un libro de Miguel Mena que se titula 1863 pasos y en él escribe, entre otras muchas cosas, que los meses en que mejores amaceres se producen en Zaragoza son entre Enero y Marzo más o menos, mientras los atardeceres merecen la pena en mayo y septiembre. Puedo afirmar que tiene razón en lo que dice pues durante años tuve que pasar por el puente de Santiago a esas horas y siempre me llamaba la atención la salida del sol y la puestas en esas fechas.
El del miércoles 23 ha sido uno de esos espectaculares comienzos de día, afortunadamente yo pude captar un poco de ese colorido.
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