Viernes Santo en Aragón: Procesión del Santo Entierro en Borja
Ayer por casualidad recalé en Borja,
justo en el momento en que estaban preparando la procesión del Santo Entierro.
Aprovechando que la puerta del claustro de la Colegiata estaba abierta entré en
ella y vi los pasos. En una de las capillas; un grupo de señoras se esmeraban
por acondicionar la “cama” y colocar en ella, al cristo yacente y articulado
que es de gran devoción en la localidad. Una talla de excepcional valor que
según su cuidadora databa del siglo XVI y que lucía a modo de “perccing” una
espina que le atravesaba la ceja derecha y que, según ella era la firma de
quien hizo la escultura.
La buena señora me contó muchas
cosas; desde que llevaba treinta años cuidando al cristo yacente, hasta el
motivo de que el escudo de Borja sea una vaca; debido a que el de los Borjias es un toro y que Borja es por
tanto la madre del toro, es decir la vaca de dónde provienen esta familia de
pontífices romanos. Me contó que en la ciudad había cuatro cofradías, que eran
las que desfilaban el Viernes Santo y que estaban dedicadas a San Juan
Evangelista, La Dolorosa, la Piedad y el Cristo de la Cama que es llevado en
procesión hasta el Campo del Toro, donde se representa el entierro de Jesús
cuya cama es sellada con una tapa, a modo de ataúd.
Abren el oficio unos estandartes que representan a las
doce Tribus de Israel seguidos por cuatro que aluden a cuatro continentes;
Asia, Europa, África y América (seguramente cuando se confeccionaron Oceanía no
era considerado como tal). A parte del Cristo yacente, los otros
protagonistas de la procesión son los “angélicos”. Dos niños de muy corta edad que, vestidos de
ángeles manejan un autómata representado en un centurión romano, quien clava la
lanza a Jesucristo crucificado a modo de designio divino. También intervienen
otros muchos niños que dan al acto un sentido entrañable; uno de los pasos más
impactantes es el de la “Muerte” y los adornos que la acompañan. Los
alabarderos que escoltan La Cama y van a buscar a los angélicos, al son de una melodía muy curiosa que recuerda a los
Sanfermines pero que, según me dijo don Manuel Gracia esta sacada de una marcha
militar. Con él estuve hablando un rato y me contó que los alabarderos tan solo
rendían honores de la Muerte y al Cristo yacente, en esta ocasión la melodía me
recordó un poco a la Marcha de los reyes aragoneses, la de Juan II. Otro paso
articulado es el de la Dolorosa quien, a la vez que se lleva el pañuelo a la
cara para secarse las lágrimas, inclina la cabeza hacia él. Un paso curioso es
el de las puertas del Templo de Jerusalén, que tiene las cortinas corridas y
que en el momento de la muerte de Jesucristo se descorren, al igual que en los
Evangelios. Al final de la procesión las autoridades y la banda de música de la
localidad que en esta ocasión no estaba dirigida por Félix, su director a quien
quisiera enviar un saludo. Como colofón musical, un sentida jota con aires navarros se escuchó en un balcón que daba a la calle Mayor de la localidad y es que Borja, al fin y al cabo no deja de ser una ciudad de frontera.
No me pude quedar hasta el final pero
otra vez será, no hay que perderse el sellado del Cristo de la Cama en Borja,
el acto central de esta procesión cargada de simbolismo bíblico y que promete
ser muy interesante, por el momento aquí va este reportaje, espero que guste.
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