
La cuenca del río Aguasvivas
a pesar de ser uno de los afluentes menos significativos del Ebro, por su bajo
caudal, constituye un claro ejemplo de aprovechamiento racional y sostenible
del agua en Aragón, desde la antigüedad, este río cuya aportación media anual
es de 45Hm3 nace en la sierra Perlada (1.300m.) en pleno sistema
ibérico, desciende por las parameras turolenses, atravesando Segura de Baños y,
ya en la provincia de Zaragoza recibe las aguas del rio Moyuela y otros
afluentes o pequeños arroyos es aquí, donde conforma un amplio y fértil valle
que rebasa por un estrecho congosto a la altura de Almonacid, donde se
encuentra ubicada la presa conocida por la Cuba y penetra en la
depresión del Ebro, donde inicia su curso inferior para desembocar en la
localidad de la Zaida. Una característica de su trayecto es el paisaje árido y
semidesértico que rodean sus 1.330 Km2 de cuenca. A pesar de la
escasez de precipitaciones, de la abundancia de aguas subterráneas y de un
importante déficit hídrico por fuertes estiajes, en sus casi 100 kms. de
recorrido, contabiliza hasta ocho azudes, presas y muros de canalización,
construidos entre los siglos I y II de nuestra Era y que regulan todo su curso.
De todas estas construcciones la presa o “Cuba” de Almonacid es la de mayor
trascendencia. Esta defensa fue levantada con la finalidad de abastecer;
mediante un canal todavía existente, presumiblemente la íbera Beligion o
Belgeda enclave situado cerca del actual Belchite. Entorno al Santuario de Nª.
Sra. del Pueyo, donde se han localizado diversos restos de asentamiento urbano
con capacidad para unos 1.500 habitantes.
La dominación musulmana supo
reutilizar y poner en marcha toda esta infraestructura hidráulica favoreciendo
de esta manera; la habitabilidad y sostenimiento de la zona. Al-Udrí localizó esta
construcción «a treinta millas de Zaragoza» bajo el nombre de presa de los “Banu
Jattab” según el cronista «cuando sus vecinos quieren soltar el agua, la
sueltan y cuando quieren retenerla la retienen y no corre». Ignacio de Aso por
su parte; escribe en su Historia económica de Aragón que regaba 1.700
cahizadas de trigo, cebada, vino, aceite y seda en el campo de Belchite.
Durante el siglo XIX Madoz, aporta datos técnicos de la misma: «tiene cien varas
de alto por diez de ancho. Está situada entre un barranco y rodeada por
cabezos». Su construcción consiste en bloques de cal y piedra “piñonada” o
mortero. A lo largo de los siglos ha sufrido muchas transformaciones, pero su
estructura básica sigue firme. En su extremo izquierdo conserva todavía el
aliviadero conocido popularmente por “Ojo de la Cuba” cajero que se encarga de
regular el río Aguas vivas y la derivación de la acequia de Belchite, además de
dar fuerza a algún molino, como “el de la cueva” en Blesa y en buen estado de
conservación. Las fuentes antiguas dicen que hasta la Cuba hay agua todo el año
«en verano menos de media muela y en invierno seis, u ocho veces más» a
excepción de alguna salida que dura dos o tres días se puede decir que «a
partir de la presa no hay río excepto cuando llueve».
Otras obras de ingeniería
hidráulica, y parecida procedencia, que regulan la cuenca, son los azudes de
“Moneva” o “La Val” y las presas de “Malpasillo” o “del Vado”. Configurando de
esta manera un complejo sistema de aprovechamiento hídrico que viene
vertebrando la comarca desde antiguo, y de forma más o menos continuada,
constituyendo un referente cultural con alto valor socioeconómico, histórico y
antrópico que no debería caer en el olvido.
En la actualidad las fuertes
riadas que sufre suelen ser dañinas y
los cortos períodos de luvia, concentrados en primavera y otoño, están
regulados por los enbalses de Moneva (capacidad 8 Hm3) y la presa de
Almochuel (un embalse de derivación aprovechando una laguna endorréica, con
capacidad para 1,3 Hm3).
Bibliografía
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“Blesa un lugar en el mundo: El río Aguasvivas” 1999-2003.