Abejares en el bajo Gállego


Aragón ha sido y es un terreno propicio para la práctica de la Apicultura, gracias a una flora melífica importante y a un clima privilegiado, es raro el pueblo donde no exista una partida o término conocido por “el abejar”. La especie más común de abeja es la Apis melifica iberica, muy valorada y codiciada en diversos países por sus características productivas.
Existen representaciones rupestres como en el Barranco de Vicién en Alacón donde ya aparecen escenas de recolección de miel y vida de las abejas en sus enjambres, este tipo pinturas abunda por todo el levante peninsular.  Es curioso pero antiguamente las abejas convivían con el ser humano, es más existían abejares en las propias casas hasta que en el siglo XV, se prohiben los "peages" por el traslado de colmenas debido a que en muchos lugares existían «bassos de abellas»[i] dentro de la población, las ordenanzas municipales comenzaron a obligar a sus dueños que los trasladaran al extrarradio.

Aun hoy día se pueden observar en las laderas de las terrazas superiores del valle del bajo Gállego algunas de estas primitivas construcciones apícolas. Muy característicos en cuanto a su forma están empotrados en paredes muy rudimentarias, compuestas por cal y piedras de monte, tienen una altura de un metro aproximadamente y constituyen hileras de varias aberturas cilíndricas, donde se colocaban los vasos. Una característica común a estos antiguos “piés de colmena” se encuentra en la orientación de los mismo, siempre a levante. Los vasos venían a ser a modo de pequeño roscaderos formados de corcho, mimbre o tejidos de caña entrelazados y recubiertos con una mezcla de estiercol de vaca y tierra, amasada con agua que una vez seca, daba consistencia y servía de aislante al recipiente. Este método, llamado “colmena fijista”[ii] fue tradicional en España hasta principios del siglo XX, época en la que se introdujo el llamado sistema de “colmenas movilistas” creado por Lamgtroth en 1895[iii]. Los tradicionales “vasos” se utilizan en la actualidad para poblar núcleos y para la multiplicación de enjambres, mientras que las te tipo “estante” se reducen a pequeños apicultores o aficionados.

En mis excursiones por el bajo Gállego he conseguido localizar algunos de estos viejos abejares a los que he realizado alguna fotografía que publico en el siguiente enlace a modo de pequeño inventario arqueológico:



[i].- San Vicente Pino, Ángel. Colección de fuentes del Derecho municipal aragonés del bajo Renacimiento, Institución Fernando el Católico. Zaragoza 1984, pág. 151
[ii].- Navarro Virgós, Cirilo. “Apicultura” Gran enciclopedia Aragonesa tomo I. UNALI, Zaragoza 1981, págs. 215-16
[iii].- http://www.infoagro.com/



Comentarios

  1. ya te sigooooo!!!
    aquí te dejo mi blog
    http://iamvcg.blogspot.com.es/

    Saludos y Suerte

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  2. Por aquí seguimos leyendo estas historias curiosas y hasta ahora no escritas. Ojala mi pueblo tuviera un historiador como tú en Villanueva.

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