Casas de la Paul (Huesca)
Con esta entrada voy a iniciar una serie de extractos de mi libro Ontinar de Salz: Historia y Colonización en los llanos de Camarera, a modo de ilustración y contextualización. En este caso hablo de La Paul un pueblo que fue mandado construir en el siglo XVIII y que procede de los proyectos colonizadores llevados a cabo por la Ilustración y que se encuentra justo al otro lado del rio Gállego, muy cerca de Ontinar.
La
Paul es un caserío fundado a mediados del siglo XVIII (1752) por don Cristóbal
Pío Funes de Villalpando y Sanz de Latrás Abarca de Bolea, que era el VI Conde
de Atares. Pensó poblar el lugar sobre una partida de su solar ubicado en
Gurrea de Gállego y que hasta entonces «se componía de Prado y Monte para
pastos y hacer leña». Conociendo La Condesa, su madre «la buena calidad del
terreno» fomentó el establecimiento para hacer tierras de labranza y casas de
labor «que llegasen a formar pueblo» mediante el establecimiento de colonos.
Allí se establecieron unas once familias venidas de otras posesiones
pertenecientes a la casa de “Gurrea” y “Luna” (Farasdués,
Castillo de Santías, Figueruelas, Velilla de Ebro, etc..) e incluso de otros
lugares de la geografía española (Navarra, Castilla o Cataluña) el Conde
«consultando en ella la utilidad de la Baronía y el beneficio del Estado» dio
habitación, auxilio espiritual, gracias a un oratorio regido por un coadjutor,
y repartió 240 cahizadas de regadío del rio Gállego gracias a una «presa de
piedra y rama»[i] mantenida a expensas
del mencionado señor «a nueve colonos».
Calle Mayor desde el porche de la iglesia |
Los
arrendatarios recibieron el nombre de “Quiñoneros”, solían recoger unos 300
cahices de trigo, 150 de cebada y 50 de avena, aparte de judías y seda. De toda
la producción, 85 cahices de trigo anuales se destinaban como Canon
Enfitéutico, o treudo perpetuo, al Mayorazgo del Condado de Atares, con la
condición de que estas utilidades irían aumentando conforme lo hiciera la
proporción del vecindario, «con el aumento del cultivo de tierras, que para pan
es de las mejores del Reino»[ii].
Estos primitivos colonos mantenían unas doscientas setenta cahizadas de tierra
de
regadío, mediante una acequia procedente del rio Gállego y habían dado «de
producto al Mayorazgo a más de la décima, ochenta y cinco caizes de trigo
anuales de treudo perpetuo». Se dice mediante Real licencia y facultad concedida
en fecha 23 de febrero de 1786: «Por la distancia desde dicha Partida de la
Paúl a los Lugares inmediatos, y por las frecuentes avenidas del Río Gállego se
quedaban dichos Colonos algunos días sin oír Misa, motivo para que se vieran
precisados á desamparar las Casas, y por ello se había edificado un Oratorio
por el expresado Conde; pero no siéndole posible conseguir Sacerdote que les
dixera misa, se hacía indispensable y había determinado previa la licencia
Real, fundar una Capellanía nutual y amovible, con la renta de doscientos
ducados de vellón anuales, á cargo de los productos de la Baronía, y sin perjuicio
de los derechos del Cura de Gurrea; teniendo el cargo de decir Misa todos los
días de obligación oírla, explicar la Doctrina Cristiana, y demás que se
expresan». Según el cumplimiento parroquial de 1808, correspondiente a la iglesia
de Gurrea de Gállego[iii],
en la Paul había por entonces una veintena de casas en las que vivían 263
personas. A principios del siglo XX vivían en el lugar unos 440 vecinos, hoy
día cuenta con unos 220 habitantes.
Iglesia dedicada a San Bartolomé |
Plaza mayor de la Paul en la que todavía se conservan las estructuras de las casas de los quiñoneros del siglo XVIII |
El
nombre es este lugar, según José Luis Ona, había que buscarlo en la palabra
latina “palus” que en Aragón se traduce por terreno pantanoso o con abundancia
de lagunas. Cerca de la Paul existía hasta hace muy poco una barca o Pontón y
también un molino. Lugar que sería frecuentado por viajeros, comerciantes,
contrabandistas que pretendieran burlar el Portazgo de Zuera, o simplemente
cruzar de un lado al otro para ir de Cinco Villas a Monegros, por tanto no
habría que descartar como factor determinante la idea de controlar dicho paso
mediante el establecimiento de un núcleo de población.
A
mediados del siglo XIX, el Diccionario Geográfico y Estadístico de Pascual
Madoz nombra a las Casas de la Paul en la que existe una ermita dedicada a San
Bartolomé. En 1910 la Paul con 439 y en grupos inferiores o diseminados había
39 vecinos.
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