Luisa Orobia entrenando junto con Pilar Fanlo Como estamos en tiempo de Juegos Olímpicos, o al menos con el resacón que dejan uno de estos acontecimientos tras los cuales parece que ya no queda nada y se produce un vacío interior que no sabes cómo llenar, quisiera hablar hoy de una atleta a la que conozco y viví su trayectoria en mi niñez, además de admirar su estantería de trofeos, me refiero a María Luisa Orobia Ortiz. "Luisi" como se le conoce familiarmente, Nació en Villanueva de Gállego en 1949 y me contó hace unos años que estando estudiando en el colegio de Santa Ana de Zaragoza, fue seleccionada para participar en unas pruebas atléticas en las que participaba el entonces ya consolidado atleta Luis María Garriga. Éste se dio cuenta que en los saltos de altura, Luisa derribaba la barra con el vuelo de la falda y es que entonces las chicas competían con falda corta pero con bombachos debajo, (hoy nos maravillamos de ver a una atleta árabe correr con el hiyab y hasta
Hace unos 20 años el viejo casino de la Unión (Villanueva de Gállego, Zaragoza) volvió a abrir sus puertas por unas horas y con motivo del rodaje de una película. Entonces; yo me encontraba enfrascado en la investigación de estos espacios de sociabilidad y se me ocurrió hacer algunas fotos durante el rodaje, en las que se reproducía más o menos fielmente lo que era la vida en estos lugares que tanta importancia tuvieron en España a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX y de paso, ilustrar cualquier posible publicación posterior sobre el tema que nunca llegó. Fue un proyecto que, como otros muchos se quedó en el camino. Lo que si recuerdo es que la película la dirigió Isabel Soria.
Hace años, cuando investigaba para publicar mi primer libro sobre Villanueva de Gállego, buscaba una fotografía que correspondiera a la vieja fábrica del Comercio, una de las papeleras más antiguas de Aragón. Aproveché que conocía a sus hijas, para pedirle a Rosa García que me prestara alguna foto si guardaba de ese recinto, donde ella misma vivió. Rosa, tan amable como siempre me enseñó esta foto que luego publiqué en su día. Hace poco, ella nos dejó, en silencio como siempre y hoy, quisiera publicar la instantánea en la que aparecen sus hijos mayores Isabel y Julián en el patio de la vieja fábrica de papel “La Zaragoza” justo antes de ir al colegio en el barrio del Comercio. Sirva esto como testimonio de agradecimiento.
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