Cartuja Baja (Zaragoza)
Según cita Pascual Madoz en su Diccionario, dista a
una hora de Zaragoza (9 kilómetros del centro de la ciudad) y está situada en
la orilla derecha del rio Ebro, fue fundada por Gerónima Zaporta, viuda de
Alfonso Villapando, según consta en escritura otorgada por la misma en 20 de
agosto de 1634. Describe el monasterio diciendo que: “el artista menos severo
tiene que llorar anticipadamente por sus inmensos claustros y por su risueña y
adornada iglesia que renovaron los monjes en el año 1781”. Hallándose a
mediados del siglo XIX en el más completo abandono. Dice el cronista que en uno
de dichos claustros está pintada la vida de San Bruno, obra del pintor Francisco
Bayeu. “Este magnífico edificio e iglesia se hallaban casi totalmente reparados
de los estragos causados por la invasión francesa, cuando fue suprimido el
monasterio en el año 1833 habiendo sido vendido posteriormente como finca
nacional”.
El conjunto enajenado fue adquirido por varios
propietarios que alquilaron a su vez las tierras y dependencias a colonos
agrícolas que ocuparon las habitaciones de los monjes y en algunos casos las
transformaron en viviendas. Tras un breve periodo de tiempo de independencia
municipal, a principios del siglo XX pasó a ser barrio zaragozano, pero
conservando su aislamiento característico entorno a un millar de vecinos
cartujanos.
Situado en el sureste de Zaragoza es uno de los
barrios rurales de mayor crecimiento en los últimos años. En 1979 tenía 851
habitantes y en 1991 alcanzaba ya los 1.482; es decir un incremento al 85’9% en
poco más de 10 años, en la actualidad cuenta con 2.100 habitantes. A ello ha
contribuido también el desarrollo industrial de Zaragoza a lo largo de la
carretera de Castellón. Hasta los años ochenta la cartuja de Miraflores (como también
es conocida) conservaba su sabor o imagen rural, siendo el principal medio de
vida de sus habitantes la agricultura y la ganadería. Hoy día la ampliación
urbanística del barrio nos traslada a otras zonas de la ciudad, haciéndolo más
urbano. Sigue constituyendo su principal atractivo el antiguo entorno de la
Cartuja de la Concepción. Declarada Bien de Interés Cultural en 1982. En la
actualidad todavía se conservan dependencias del antiguo monasterio barroco:
portería, hospedería, procura, iglesia, torre y sacristía, exterior del
refectorio, partes de algunas celdas, parte de los lienzos del patio del gran
claustro, parte del muro que rodea el recinto con sus torreoncitos ultra
semicirculares. El trazado general de la cartuja coincide con las actuales
calles.
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