Origen de la Leyenda negra española
Arco de Alonso V de Aragón en Castell Nuovo (Nápoles). Gentileza de Artehistoria |
Resulta que el origen de la leyenda negra española
no hay que buscarlo en América, ni en Flandes, ni siquiera en la Inquisición. El
origen está en Italia y en las campañas de intervención que venía realizando la
Corona de Aragón, desde el siglo XIV en las Dos Sicilias. Se conoce que los
italianos no veían con buenos ojos aquella presencia; los aragoneses eran rudos
y medio salvajes, sobre todo tras el paso de los almogávares y por si fuera poco, los
catalanes se dedicaban a hacerles sombra comercial a las ciudades-repúblicas
del norte. Fue entonces cuando comenzó a circular la leyenda negra de aquellas
gentes venidas de la antigua colonia de Hispania, que ahora retornaban a
someter a la primitiva metrópoli. El colmo llegó con los papas aragoneses; Primero
Benedicto XIII y más tarde los papas Borgia, Calixto III y Alejandro VI sobre
todo este último y las andanzas de su familia, terminaron por redondear la mala
fama de los aragoneses en el Mediterráneo, (a pesar de que escándalos con los
pontífices romanos los ha habido siempre) el caso es que lo pagamos los de
Aragón y por esta vía se extendió al resto de España. Habría que añadir que,
aunque nació en Italia, algo tendrían que ver los franceses que tenían
intereses territoriales en Nápoles y, que encontraron en los monarcas aragoneses
un enemigo difícil de batir, primero con Alonso V y después con Fernando el
Católico.
A ver como gestionan esto los catalanes, que se han
inventado una historia “gran” llena de un pasado de esplendor y riqueza dentro
de un imperio creado por ellos mismos, sin ayuda de nadie por supuesto claro y sobre todo después que de que President ha buscado refugio en Flandes, donde se tiene un amargo recuerdo de la presencia hispana.
El padre de las Casas y después Antonio Pérez, no
hicieron otra cosa que difundir la leyenda desde dentro de casa hacia Europa. Historia
negra que fue recogida por Guillermo de Orange entre otros, para su beneficio
político y personal y que en sus diversas variantes ha llegado hasta nuestros
días, lo dicho.
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