Esta tierra es Aragón


El gran lago terciario que ocupaba el centro de la actual depresión del Ebro, hace más de cuatro millones de años. Al desecarse durante el plegamiento alpino, fue dando forma al actual sistema orogénico que delinea el valle de este río. La “val”[1] está articulada por el centro y de oeste a este por el río Ebro, al que abastecen sus afluentes: el Gállego, por el norte; el Jalón y el Jiloca por el sur, junto con el Huerva. Delimitan concavidad tres pasillos naturales a modo de ejes, que ponen en contacto todos los puntos cardinales del cuadrante noreste de la península Ibérica. Por el Gállego se accede a los Pirineos y a la vertiente francesa; por el Jalón, a Castilla; por el corredor Huerva-Jiloca, a Levante y por el Ebro, del Mediterráneo al Cantábrico. Estos cauces constituyen principales vías de comunicación desde la más remota antigüedad y todavía mantienen esta característica. También existen otros ejes de carácter fluvial que delimitan sus límites naturales. El rio Cinca marca la muga natural con las tierras de Cataluña. Los ríos Martín y Matarraña dividen la región del Maestrazgo turolense con el castellonense. Un país dentro de otro país enmarcado por montañas. Cruces de historias que enlazan el bajo Aragón con el Levante valenciano. Por el oeste, el valle del Jiloca forma la frontera natural con Castilla con los Montes Universales y la serranía de Molina y al norte del Jalón, las sierras del Moncayo constituyen la línea con la meseta soriana. Existen otros tres ríos que también suponen caminos naturales hacia el exterior de la región: el Turia, que nace de la unión entre el Guadalaviar y el Alfambra en Teruel, que discurre hacia Valencia tras cruzar el rincón de Ademuz. El Jalón, que viene del centro de la península hacia la depresión central; y el río Aragón, el cauce natural que da nombre a la comunidad, que nace en los Pirineos centrales pero desemboca en el Ebro, entre Navarra, el País Vasco y la Rioja.

Esta gran superficie en forma casi de triángulo isósceles invertido, supone casi el 10% de España y se extiende desde los Pirineos centrales hacia el sur, hasta cerca de las costas levantinas (la distancia en línea recta entre el límite sur de la provincia de Teruel en La Cervera y Valencia es de unos 80 kilómetros). El valle se encuentra encajonado por dos macizos que lo bordean: los Pirineos y la cordillera Ibérica, líneas de cumbres formadas gracias al plegamiento alpino o cuaternario. Más alta es la primera cordillera, con picos que alcanzan los 3.000 metros; como Aneto, Monte Perdido o Perdiguero. Menor altitud es la Ibérica con el Moncayo como techo, con 2.115 metros. Sin embargo esta última elevación, posee sobre un origen mitológico y espiritual que no tienen las más altas cumbres pirenaicas. Hay quien achaca esta circunstancia a su aislamiento en comparación con otras sierras ibéricas de su entorno y a su amplia visibilidad.


A pesar de ser la cuarta región española por superficie, sin embargo en cuanto a población no llega al 3% (según datos del Instituto Nacional de Estadística, la población aragonesa representa el 2,80% de los 46 millones de españoles)[2]. En este caso Aragón es la penúltima región pluriprovincial en cuanto a población (la última es Extremadura con una extensión de 41.000 km2, ligeramente inferior a la extensión aragonesa). Cataluña que posee una población de 7 millones y medio sin embargo, tiene una extensión un tercio menor que el viejo reino y Valencia que es la mitad de la extensión aragonesa posee cinco veces más de población. En definitiva la depresión central del Ebro es un desierto demográfico entre comunidades densamente pobladas (Navarra y la Rioja que juntas alcanzan los 15 mil km2, suman un millón de habitantes). Tan solo las dos castillas que duplican la extensión aragonesa poseen una población similar, un poco superior a la Comunidad, con el agravante de poseer también unos habitantes envejecidos.

Para hacernos una idea de lo que supone políticamente en su contexto europeo sería interesante tener en cuenta que en el continente, existen nueve países con parecido o menor tamaño que este viejo reino. Eslovaquia posee una extensión similar (48.845 km2), pero cuenta con cinco millones y medio de habitantes (la comunidad apenas llega al millón trescientos). La extensión de los Países Bajos es de 41.000 km2, unos seis mil menos que la depresión (47.719 km2), pero con una población casi once veces superior (17 millones de holandeses). Otros países con similitudes geográficas son Bélgica, Dinamarca y Estonia. De estos tres, el que más se acerca a la vecindad aragonesa es el último, con una cifra muy similar en cuanto habitantes. En Bélgica conviven doce millones entre valones y flamencos y en Dinamarca, cinco millones y medio de habitantes.


Algunos de estos países no poseen la mitología ni la Historia ni el Derecho ni las peculiaridades que posee esta vasta región española que ha dado, entre otras cosas, el nombre a una reina de Inglaterra (Catalina de Aragón), varios papas y antipapas e inspirado obras de Shakespeare. Esta tierra vivió episodios importantes del pasado europeo. Estado vasallo del Papa, sus reyes eran coronados en su capital que recibe el nombre de un emperador romano. En su territorio vivieron judíos, moriscos y todo tipo de herejías cristianas. Es la cuna de uno de los monarcas más importantes del Renacimiento europeo. Lugar de nacimiento de pintores famosos, cineastas célebres, científicos universales, diplomáticos de prestigio, pensadores influentes y personas ilustres. También fue escenario de acontecimientos singulares, desde las guerras civiles entre Pompeyo y César a la búsqueda del Santo Grial pasando por la Guerra de Independencia. Además, posee unas tradiciones que hunden sus raíces en las viejas costumbres del continente y que todavía perviven entre sus gentes. 



[1] Borao, Jerónimo. Diccionario de voces aragonesas, Zaragoza 1859. Val: valle, barranco.
[2] INE.: Datos del Padron correspondientes al 1 de enero de 2016
[3] National Geographic: Atlas “Europa” (3 tomos) 

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