Castillo de Alcaine (Teruel)



El Castillo de Alcaine es una fortaleza natural en sí misma a la que se han añadido torreones y almenas, para proteger mejor a la población que se esconde tras una de las enormes rocas separadas trasversalmente por el rio Martín, formando una hoya en cuya ladera occidental se arremolina el casco urbano, justo al lado de la más septentrional llamada “La Pica”. Estas enormes formaciones calcáreas configuran una formación geológica muy interesante, sobre todo el corte que separa ambas formaciones por el río y que separan el curso superior del río con el embalse de Cueva Foradada. Las vistas desde encima de las peñas son espectaculares tanto hacia el sur, como hacia el norte.


La estructura militar data del siglo XI y en origen estaba formada por 11 torres que controlaban la ruta del río Martín entre Híjar y Montalbán. El sistema defensivo se levanta sobre las dos crestas rocosas que dominan el pueblo y están construidas en piedra, tapial y son bastante similares. Algunas apenas alcanzan ya los 4 metros de altura y otras se han reutilizado como palomares. Sobre la cresta situada más al norte se conservan cinco torres, cuatro de ellas bastante arruinadas. En la otra cresta se encuentran otras dos torres en pie; una de ellas es de planta cuadrada que conserva cierta altura, la otra es de planta pentagonal y de mayores dimensiones. Sobre el desfiladero del río había otra torre conocida como El Alcázar, pero se derrumbó. Entre las fortificaciones que aún quedan en pie o restos de ellas se encuentran el Torreón de los Moros, la de la Solana, la de los Cristos, la del Puntal, la de las Moras y la Torre de San Ramón, en total son seis las que han llegado hasta nuestros días. El estado de conservación en que se encuentran algunas de ellas es de ruina progresiva. Una de estas atalayas pudo ser acaso la torre del homenaje de la fortaleza, por cuanto es de mayores dimensiones que las demás y tiene forma pentagonal, con bóveda de cañón. Todavía se eleva desafiante sobre un saliente de la roca.


Madoz cita el castillo de Alcaine situándolo “en la cima de algunos de los peñascos” en los que se “distinguen varios castillejos de antiquísima fábrica que indudablemente debieron servir de otras tantas atalayas durante la dominación de los árabes y subiendo siempre en penoso camino por el calvario que empieza a la salida del a población”. Según los estudios de la época, cita que en esta ubicación “se ha querido suponer la existencia de una ciudad denominada Lir” a pesar de que son muchos los que hacen mención a esta ciudad reduciéndola a distintas poblaciones modernas, ningún geógrafo ni historiador la recuerda. Dice Madoz que se conserva en el país la tradición de que “el rey don Jayme permaneció en esta villa algún tiempo y que la cima de la colina descrita con el nombre Pica, era uno de los asilos o lugares sagrados de que hubo en algún tiempo” en la zona, pero después sirvió de “refugio a los criminales”. A finales del siglo XVIII, había quien aseguraba haber visto a alguno de estos “criminales” refugiarse en ese lugar y “respetarse la inmunidad que en él, se adquiría”.



Alfonso Zapater cita a Guitart diciendo que el castillo ya existía en el año 1293 cuando Jaime II cercó a su señor Artal de Alagón; que vejaba la comarca, razón por la cual le confiscó el pueblo además de Oliete y Arcos, compensándole con Pina y Alcubierre, También Zurita cita que el castillo se confió a alcaydes regios entre los que figuraron Marcén Turricella y Bolas. Sus rentas costearon parcialmente la construcción de un palacio real en Ejea, levantado hacia 1304 según Sinués. Se sabe también que a principios del siglo XV se encontraba bajo el señorío de Antón de Luna, que mantuvo varios pleitos y luchas con el vecindario. Una vez producida su enajenación, pasó luego a la familia Bardají, tal como se refiere Labaña en el año 1610.

Como tantos otros castillos aragoneses ahí se mantiene a duras penas viendo pasar el tiempo.

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Fuentes:
Diccionario Geográfico estadístico de Madoz (provincia de Teruel)
Zapater Gil, Alfonso. Aragón pueblo a pueblo tomo I, Ediciones Aguaviva, Zaragoza 1985.



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