Bulbuente y su paloteado II

Cipotegato de Bulbuente (Zaragoza) según una colección de láminas aparecida hace unos años

Un tocayo mío, Carlos Cebrián González publicó en los años noventa un libro titulado “Así celebra Aragón sus fiestas” (Asoce Editores, Zaragoza 1993). En esta publicación hace especial mención a los dances y paloteados; dedicando a las fiestas de Bulbuente (24 de agosto) casi seis páginas (de la 47 a la 52) y en particular a su dance y paloteado en honor a San Bartolomé que según el autor, “es uno de los más antiguos e interesantes de todo Aragón”. Entrevista a Francisco Javier Aznar quien es profesor de EGB y ha investigado el dance del pueblo, además de enseñar a los jóvenes “los fundamentos, evolución y forma de interpretar los papeles, además de formar parte de una saga familiar de danzantes en el pueblo”. 

Según recoge Cebrián: los 8 paloteadores inician el día de San Bartolomé a las nueve de la mañana con la diana y pasacalles para más tarde, sobre las 11, junto con las autoridades municipales homenajear a las personas de mayor edad que viven en el pueblo. Otro personaje interesante en este día es el cipotegato que acompaña a los danzantes abriendo la procesión, portando una vara con la que espanta a los niños y “hace corro” para que bailen los paloteadores. Aunque la representación de Bulbuente corresponde al género de las “pastoradas” según cuenta Aznar, el dance posee al menos 10 textos completos diferentes, más otros incompletos. Por ejemplo y en 1983 se recuperó un baile de moros y cristianos, un año más tarde se escenificó una pastorada escrita en 1882, en 1985 un dance escrito por Juan Clavería y en 1987 se puso en escena el llamado “Dance del Sacristán”, ya que en esta representación interviene este simpático personaje en sustitución del Cipotegato. “Participa en algunos textos como un personaje más, mientras que en otros se limita a contar los episodios que han sucedió en el pueblo de forma irónica, dándoles una chispa graciosa y antes del baile. Actúa también como el cipotegato, a modo de animador en los intermedios. 

Recientemente se ha sabido que gracias a la labor de investigación llevada a cabo por Guillermo Carranza: el dance de Bulbuente es, por el momento, el más antiguo documentado en Aragón. Basándose para ello en las anotaciones encontradas en los libros contables del Ayuntamiento. “La más explícita y antigua data de 1596 y hace referencia a la participación de los danzantes y “el juglar” en la procesión del Corpus de ese año, aunque hay anotaciones de pagos al gaitero (complemento necesario para el dance) en años anteriores”: 

http://cesbor.blogspot.com/2021/08/el-dance-de-bulbuente-el-mas-antiguo-de.html.

 

La tradición estuvo a punto de perderse pero en 1978 pero gracias a Alfonso Laborda y la ilusión de unos cuantos jóvenes del pueblo se salvó. Se recuperaron las Cortesías (gracias al trabajo de Antonio Trives) se suprimió el himno nacional y se incorporó al dance un nuevo trenzado y en 1982 se resucitó al Cipotegato con el fin de “criticar al vecindario”. En cuanto a la vestimenta, ésta ha ido cambiando a lo largo del siglo XX. Antes de la guerra civil se lucía calzón negro de baturro, faja azul o negra, camisa blanca, chaleco negro, pañuelo a la cabeza y sayetas o faldillas. Tras bastantes transformaciones durante la segunda mitad del siglo, en la actualidad consiste en una camisa blanca, bastante larga que termina en unas faldillas, está sujeta por una faja negra y se luce calzón corto y alpargatas. El cipotegato viste un traje rojo con rayas verdes, amarillas y blancas, llevando la cara tapada por un capuchón y una máscara. El diablo de la parte teatral también lleva una máscara. Aunque el paloteado no ha dejado nunca de bailarse, la representación teatral ha estado décadas sin llevarse a cabo. Por vez primera en 1975 intervinieron chicas y ahora son un elemento habitual y mayoritario. Antiguamente se bailaba con dulzaina y tamboril, a partir de los años 30 del siglo XX intervino la banda de música, cuando ésta desapareció se contrató a los dulzaineros de Estella (Navarra) posteriormente vinieron unos músicos de Gallur y más tarde la banda de Tarazona. En los años 70 (XX) se recuperaron las dulzainas gracias a Blas Coscollar y José Alberto Aznar quienes enseñaron a los vecinos y desde entonces son los que acompañan a la comparsa. 

El lugar habitual de representación es la plaza de la Iglesia o de los Santos, a la sombra de un gran árbol que en su día reemplazó al gigantesco olmo que presidió la vida del pueblo durante años y que constituía el corazón de la localidad. Preside el acto San Bartolomé en su peana y sujetando con su mano derecha una pila de típicos roscones. A sus pies se muestra otro roscón, éste solo, gigantesco y adornado con dulces. Esta obra de repostería habrá sido elaborada por encargo de la cofradía y se sorteará al finalizar el acto entre las personas que anteriormente hayan comprado boletos para su rifa. Partiendo de los brazos de la peana del Santo, el público describirá un círculo en cuyo centro se desarrollará la escena. En primera fila y en unos bancos dispuestos al efecto se colocarán las autoridades, sacerdotes y personas mayores del pueblo, mientras que los niños, de ambos sexos, se sentarán en el suelo y en primera línea, ávidos por presenciar un espectáculo del que serán protagonistas en su día, cuando sean mayores. Los actores hablan a viva voz, sin utilizar megafonía ya que se intentó hacerlo de esta manera pero el experimento fracasó. 

Según un protocolo repetido año tras año, los paloteadores esperan a las autoridades en la plaza del palacio, donde se encuentra el ayuntamiento y desde allí enfilan en línea recta el camino que les separa de la iglesia parroquial de Santa María. Una vez ante las puertas del templo, forman un pasillo haciendo un arco con sus palos, bajo los cuales pasará la corporación municipal y resto de autoridades que asisten a los oficios. Terminada la misa y justo cuando San Bartolomé sale de la iglesia para la procesión, se hacen las cortesías: “los danzantes se arrodillan ante el santo y dan unos pasos hacia adelante, otros hacia atrás y unas genuflexiones”. Durante la procesión los bailadores van delante de la peana ejecutando un pasacalles. Esta pieza es representada con bastante ligereza no obstante y a pesar de esto, la musica es ceremoniosa y posee cierta cadencia solemne en el ritmo, durante la misma los ejecutores no bailan con los pies, tan solo hacen chocar sus palos al son de la música, que recuerda mucho al pasacalles tradicional que también se ejecuta durante la procesión por los danzantes de Añón de Moncayo. 

Las mudanzas más habituales son el pasodoble, es uno de los que más éxito tiene, diana, jota, habanera, pasacalles en la procesión y el vals. El baile de cintas tiene tres partes en una misma melodía: el trenzado simple, doble y por parejas. El doble consiste en que cada bailador gira y da vuelta sobre su compañero, haciendo composiciones diversas que luego irán ejecutando con destreza. Por parejas se sujetan con una mano por la cintura, mientras con la otra sostienen la cinta, Cuatro danzantes van en un sentido y los otros por el contrario, haciendo composición de dos en dos. 

La parte teatral en si misma corresponde al género de las pastoradas, contando con los personajes característicos en las mismas. La presentación corre a cargo del mayoral que abrirá el diálogo entre los pastores que será interrumpido por el diablo, quien con su labor destructiva habitual, tratará por todos los medios de asustar los pastores para que no puedan celebrar la fiesta. Aparecerá el ángel y lucharán entre sí; el bien contra el mal venciendo el primero, tras lo cual la celebración podrá desarrollarse sin ningún problema. Tras el diabólico boicot se dirán las alabanzas al santo por los danzantes y en las que se irá narrando la vida de Bartolomé, que correrá a cargo del mayoral. Éste narra la vida del Apóstol de una manera más o menos idealizada, pues no hay constancia de la misma. El texto viene a decir que el monarca “Polemón”, rey de Armenia tenía a su esposa gravemente enferma y ningún médico podía sanarla. Enterado el rey de las virtudes curativas de Bartolomé le encargó dicha misión que él aceptó bajo la condición de que si sanaba la princesa, toda la corte se convertiría al cristianismo y con ellos el reino. En contra de lo que se señalan algunos cronistas, la reina se curó y se obró el milagro de la conversión. El caso es que Polemón tenía un hermano idólatra que se negaba a obedecer a su hermano y que se llamaba “Asitarges” éste al ver el avance de los cristianos y para frenarlo, derrocó a su hermano y ordenó despellejar al santo, cortarle la cabeza y crucificarlo para escarmiento de herejes. 

Tras la cita de la vida y obra del santo vendrá la despedida del mayoral y para finalizar la representación, intervendrá el cipotegato que hará un repaso de los chismes que han ocurrido en el pueblo durante el último año, pasando revista de las cosas más interesantes. Tras esto llegará el momento del paloteado. Se hará un inciso para la rifa del roscón y se pasará la bandeja al público asistente. La función concluirá con el baile de las cintas. Con el dinero recaudado por la bandeja, los danzantes se lo gastarán en una merienda, antiguamente se celebraba en las arboledas del pueblo, pero en la actualidad se organiza en alguna bodega o en los restaurantes de la zona y así, hasta otro año.






























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