Don José, el maestro

Gentileza: Chon Alquézar

Ha llegado septiembre y con él, el inicio del curso escolar. Hoy quisiera recordar con este motivo a Don José que fue un maestro muy particular. Por diversas circunstancias de la vida, mi educación siempre ha ido de alguna manera, en paralelo con la reglada y académica. En este apartado particular de mi vida, don José fue el inicio de una larga trayectoria. 

Todavía lo recuerdo, me dijeron cuál era su apellido pero en este momento no me acuerdo. Era de pequeña estatura, con una gorrilla estilo “Pichi” y una sonrisa siempre en los labios, su físico irradiaba bondad. Yo creía que se trataba de un maestro represaliado de los de la Guerra Civil pero no. Don José trabajaba en Madrid, en el Banco de España y en el verano del 36 se vino al pueblo de vacaciones entre otras razones; porque su madre era la maestra del lugar. Aquí le pilló la guerra y ya no pudo volver a ocupar su plaza en Cibeles. Parece ser que era significado republicano y temía, que si volvía a la capital lo iba a pasar mal sin embargo, en Villanueva se sentía seguro y así fue durante treinta años. Terminada la contienda y como tenía que ganarse la vida, comenzó a dar clases de repaso a los niños del pueblo y la verdad es que tuvo éxito, varias generaciones de chavales villanovenses pasamos por su aula. Por otro lado se casó con una señora del pueblo, a la que llamábamos respetuosamente “Doña María”. 

Su escuela era muy humilde, creo que todavía está en pie junto a la carretera y al lado de una plazoleta que han levantado hace poco con muchos aparatos para hacer gimnasia. Era una pequeña casa con dos pisos, en la planta inferior una ventada y dos en la superior, allí instaló unos pupitres como los de la fotografía y poco más, para acceder a su escuela, había que subir unas escaleras viejísimas. Siempre nos recibía doña María, subíamos por las escaleras a la zona superior que era donde estaba la clase. Alli había colocados cuatro o seis pupitres, en los que estábamos 10 0 12 chavales. Con Don José aprendí a leer, a escribir y no aprendí más, porque no le dejaron. Una orden ministerial hizo posible que los maestros nacionales dieran clases de repaso y esto, fue la puntilla para la humilde escuela de Don José. La casa se cerró y con él, los pocos ingresos que tenía. Poco después y durante la Transición, le fue reconocido su puesto en el Banco de España y con la indemnización que recibió, pudo comprarse un piso y bajarse a vivir en Zaragoza. Ya no supe más de él. Doña María falleció hace unos 20 años, era más joven, el matrimonio no tuvo hijos.

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