Esta expresión la vi impresa en una pared el otro día y me acordé de un suceso que yo viví hace casi medio siglo. Conocía una chica que era más o menos de mi edad, era una chica joven, con ganas de conocer mundo y en uno de esos viajes murió trágicamente. La conmoción fue enorme y los días que se sucedieron entre su fallecimiento y el entierro, el pueblo se paralizó. Al día siguiente volvió la normalidad, yo iba por la calle cuando de repente, subía por la misma su padre, montado en un carro tirado por un macho que tenía el hombre. El animal creo que iba solo, se conocía el camino del huerto a casa y casi llevaba a su dueño. El padre de esta chica, mirando al frente, seguía con su rutina aunque llevara el corazón destrozado. Esta imagen me impactó y todavía la recuerdo. Lo malo no es cuando lloras, sino cuando te das cuenta de que hay que seguir adelante.
lunes, 23 de septiembre de 2024
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