Orígenes de la acequia de Rabal

La acequia de Rabal a la altura de San Juan de Mozarrifar

En documentos de la Baja Edad Media se menciona la «acequia de raval» que es la más antigua que discurre por Villanueva. La palabra “raval” se utiliza en algunas zonas de Cataluña para designar un camino. De esta forma se conoce la antigua carretera que comunica Lérida con Huesca  y que coincide con la antigua vía romana que, procedente de Tarraco, bajaba hacia Cesaraugusta. Estrabón se refiere a esta calzada en los siguientes términos: «por los confines de Ilerda pasa una calzada, que arrancando desde Tarragona, pasa por Osca y va a parar a Idamira (Irún) que está tocando con el mismo Océano en territorio de los vascones, la longitud de la misma es de 2.400 estadios». Por tanto en origen, la acequia de Rabal podría haber sido la acequia que delimita la calzada o el camino.

Ignacio de Asso escribe sobre este canal de riego:
«Lleva preeminencia entre todas las de Zaragoza por los principios que la componen y su antigüedad, además su cercanía a la ciudad le proporciona todos los beneficios del cultivo, es el más extenso de todos y uno de los de mayor antigüedad, comprende bajo esta denominación otros subalternos; Cogullada, Corbera, Ortilla, Ranillas y Cascajo».
En el siglo XVIII regaba «tres mil cahizadas con 16 “quartales” en viñas, 100 en olivares, 1.000 en huertos de frutales y morerales y 3.900 en tierra blanca». El 8 de junio de 1902 Heraldo de Aragón publicaba en su portada que «antes de la construcción del Canal Imperial, la riqueza agrícola regable de Zaragoza, dependía exclusivamente de la fertilidad producida por el Gállego»

El descubrimiento a principios del siglo XIX de tuberías de plomo que atravesaban el “Puente de Piedra” de Zaragoza y que garantizaban un caudal de 11.300 m3 diarios de agua a la Colonia, demuestra que se trataba de un puente-acueducto  que tomaba sus aguas precisamente del cauce de Rabal. Los planos realizados por las tropas francesas durante los Sitios o el diseñado por Cerdá y Marchesaux en 1861, señalan el fin de la acequia de Rabal a la altura de la Iglesia de Altabás, muy próxima al puente. Ignacio de Asso escribe que «en la parte acá del Ebro está el termino de las Fuentes, regado por una hijuela de la acequia del Rabal que atravesaba el Ebro por un canal de madera». Esta acequia recibía el nombre de “Rabalete” y regaba los terrenos que se encontraban entre el actual Parque Bruil y el Ebro.

Por tanto se puede asegurar que las tuberías encontradas en el puente de piedra corresponderían a la canalización de esta acequia. Esto demuestra unos orígenes paralelos a los de la ciudad de Zaragoza ya que en principio, Rabal sería el canal de abastecimiento de la Colonia cesaraugustana. En este sentido el lugar de nacimiento de dicho riego tendría por supuesto, una finalidad estratégica y defensiva importante para la ciudad.

En este primitivo azud se encontraría una statione (posición defensiva romana) encargada de proteger el abastecimiento de agua a la colonia y la seguridad del azud. No hay que olvidar que la estructura de la actual vivienda del “azutero” (guarda del azud) es muy similar a las de las Villae. Bajo la torre se extiende el soto a medio camino entre la naturaleza salvaje y la civilización gracias a la enorme presa que retiene las aguas del Gállego y que desvían el cauce del mismo hacia la vieja tajadera. En el estrechamiento que forma la entrada a esta última se aprecian las gruesas paredes de piedra sillar que transmiten esa presencia de romanización.

Azud de Rabal

Bibliografía:
En “Les Borges Blanques” (Lleida) existe la calle “Raval de Lleida” que coincide con la carretera que comunica esta población con la capital de la Provincia, situada a 24 km.
Ignacio de Asso, Historia de la Economía Política de Aragón, 1798. Reed. Guara Editorial, Zaragoza 1983, pág. 56.
Miguel Beltrán y Guillermo Fatás, Historia de Zaragoza, tomo 2 «César Augusta, ciudad romana». CAI-Ayuntamiento de Zaragoza, 1998, pág. 28.
Archivo Municipal de Zaragoza: Acequia del Arrabal doc 10-7 (1861-62) plano 149.

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