María Barrientos y el arancel Cambó
La soprano española María Barrientos |
Hace unos días, documentándome sobre la vida de
Miguel Fleta, recalé en el blog de Javier Barreiro https://javierbarreiro.wordpress.com/2013/05/26/75-aniversario-de-miguel-fleta/
donde, entre otras muchas cosas cuenta una historia que recoge de las Memorias de Indalecio Prieto y que tiene
como protagonistas al tenor aragonés y lo que le pasó a un burgués catalán, que
parece sacado de la mismísima Escopeta
nacional.
El de Albalate de Cinca se había convertido a
principios de los años veinte en toda una estrella mediática, un fenómeno
social que era requerido en todos los lugares para mostrar su voz. Era tal la
demanda que las tarifas por actuación se dispararon de tal manera, que en una
función llegó a cobrar 18.000 pesetas de la época (poco más de cien Euros, pero
mucho más precio en la actualidad). Esta situación hizo que muchos empresarios
se vieran “hipotecados” ante la difícil tesitura de contratar al tenor de moda
y acceder a las peticiones del público o quedarse sin él, si seguían con la
cartelera programada con las consiguientes consecuencias económicas que tenía
la cosa. Algo parecido le pasó al empresario madrileño Pepe Amézola, quien
además se veía asediado por las peticiones de entradas gratuitas con el fin de
conocer al divo en directo, solicitudes que venían desde las más altas
instancias por supuesto. En medio de esta situación apareció el político y financiero
catalán Francesc Cambó, el jefe de la
Lliga y en ese momento ministro de Hacienda.
Se da la circunstancia de que un banquero
barcelonés, conocido de Cambó tenía por amante a una soprano de la época de
nombre María
Barrientos, ésta presionaba a su querido para que la contrataran en Madrit,
así que el banquero en cuestión no le quedó más remedio que ponerse en contacto
con el ministro para que hiciera valer sus influencias y que la diva triunfara
en la capital. Cambó, que era amante a su vez de la mujer de dicho banquero y
parece ser que también había tenido sus más y sus menos con soprano, se
presentó ante Pepe Amézola con el fin de solicitarle que contratara a la
Barrientos, una cantante de ópera algo veterana pero que, aunque no tuviera una
gran voz sí que se encontraba entre las más solicitadas del momento,
seguramente lo que perseguiría la señora era hacer pareja con Miguelón. El
empresario le expuso la penosa situación en que se encontraba con los contratos
de Fleta, que sobrepasaban con mucho sus posibilidades ya que en el presupuesto
no se había contado con el éxito del aragonés. Cambó, sin embargo insistió incluso
pretendiendo imponer el número de funciones en que debía actuar María, así como
su caché económico. Finalmente y en palabras del propio Prieto; “el asunto se
solventó a la española –o a la catalana, que es lo mismo en estas cuestiones-:
el ministerio aportó el dinero extra necesario”. A modo de “Arancel Cambó B”.
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