Litago: la Entrega de San Sebastián
En la localidad zaragozana de Litago,
la festividad de San Sebastián se celebra de una manera especial, ya que
durante la procesión, el santo es acompañado por una formación militar que por
su vestimenta recuerda un poco a la que
utilizaban los tercios de Flandes. Esta compañía, compuesta por jóvenes del
pueblo, rinde honores a San Sebastián en este día y a lo largo de todo el año. Según
el historiador local, Santiago Lamana; “se conoce de la existencia de esta
unidad militar desde el año 1618, cuando en la toma de posesión del pueblo por
el abad de Veruela, éste fue recibido por una capitanía de soldados” que le
hizo de escolta y le rindió honores. Según Lamana la actual soldadesca sería lo
que nos ha llegado hoy día de aquella fuerza defensiva que operó en la
localidad hasta la Guerra de Sucesión, cuando Felipe V suprimió las milicias municipales.
El historiador hace referencia también a las viejas compañías parroquiales que
guardaban sus estandartes e insignias en las iglesias “como ofrenda a sus
santos patronos, siendo utilizadas con el paso de los años en procesiones,
romerías u otros actos como soldadescas”.
Del libro: Litago historia y tradiciones |
Indica Lamana que la bandera que se
luce en “la entrega” que ese es el nombre popular de la representación, ya
existía en 1862. En realidad se trata de un estandarte o bandera cuadrada,
ribeteada por una ancha franja en amarillo que enmarca un cuadrado en rojo,
situado en el centro y atravesado por una cruz en aspa o de Borgoña de color
blanco, formando cuatro cuarteles triangulares. En los cuarteles exterior e
interior aparecen dos palmas situadas frente a frente en el centro de la
figura, en el inferior hay representada una ballesta y en el superior una
corona real cerrada. Hasta el siglo XIX los portadores de estas insignias
recibían el nombre de Capitán, que era el que llevaba el bastón de San
Sebastián, todo él adornado con guirnaldas en su extremo superior. Alférez que
era el encargado de portar la bandera y dos sargentos que eran quienes
escoltaban a la formación con sendas alabardas que están datadas ya en el siglo
XVIII. En la actualidad reciben el nombre de “Santo, Bandera y Alabardas”.
A finales de verano se
hace el relevo de los cofrades o componentes de esta compañía en una ceremonia
que también está cargada de simbolismo y que es la llamada “Entrega”. En ese
día cada uno de los integrantes de la soldadesca hace entrega de la insignia al
que debe sustituirle durante todo el año siguiente, debiendo guardarla en su
casa durante todo este tiempo, luciéndolas en los diferentes actos de las
fiestas que se hagan en honor a San Sebastián. Los cofrades salientes, en
formación y tocados con sombreros de colores y bandas bordadas en el pecho, se
dirigen a la plaza de la Puerta lugar y será aquí, a los acordes de la Marcha
Real y en presencia de las autoridades cuando cofrades entrantes y salientes se
intercambien las insignias y se produzca el relevo. Durante la entrega, el alférez
hará hondear la bandera varias veces en señal de homenaje. Señala Lamana que
antiguamente se hacía un recorrido por el exterior de la población y “en tres o
cuatro lugares” entre ellos las Heras y el prado comunal, “se clavaban las
alabardas en el suelo y en presencia del santo se volteaba la bandera varias
veces”.
Del libro: Litago historia y tradiciones |
Alfonso Zapater resalta el nombre castrense del lugar, que
hace referencia a litigios y por tanto enfrentamientos entre Aragón y Castilla
y que la localidad tuvo, hasta principios del siglo XX un recinto amurallado
que se cerraba con dos puertas “la baja y la del lugar”, también hubo castillo y
dos torres vigías llamadas Castilluelo y Torrecilla, siendo en esta última
donde se podía contemplar “la mano del moro” estampada en una piedra de
regulares dimensiones y que ahora forma parte de la tapia de un corral. Zapater
también se hace eco de la “entrega” y dice que abren la marcha “varias señoritas
de la localidad elegantemente ataviadas, las cuales portan sobre sus cabezas
los cestos con las tortas que más tarde se degustarán en la plaza, acompañadas
con vino de la tierra” (por supuesto). La insignia en cuestión, es una imagen
de plata representando a San Sebastián, titular de la cofradía y patrono del
pueblo que entrega el cofrade saliente al entrante. Una vez todos en la plaza,
el alcalde autoriza el acto y una vez cumplido el ritual, los cofrades
entrantes y salientes, bailan la jota y se hace un pequeño aperitivo.
Aunque la fiesta de
San Sebastián es el 20 de enero, desde hace años se celebra el primer fin de
semana del mes de septiembre. También el 21 de agosto por la tarde hay hogueras
en honor a San Sebastián.
La vinculación de San
Sebastián con el ejército es posible que venga por dos razones, en primer lugar
Sebastián era un oficial de las legiones romanas que sufrió martirio por sus
creencias cristianas mediante la pena de Asaetamiento,
se ahí que la ballesta figure en la bandera de Litado, representando la muerte
del Santo a la que acompañan las palmas del martirio, en cuanto a la corona es
posible que se añadiera con la reforma de 1862 que cita Lamana en su libro. En
segundo lugar, a que es intercesor ante la muerte súbita o repentina por
accidente, por eso se le invocaba y pedía protección antes de entrar en combate,
para que protegiera a los soldados durante el enfrentamiento.
Del libro: Litago historia y tradiciones |
Fuentes:
Carlos Cebrián
González. Así celebra Aragón sus fiestas.
Asoce editores. Zaragoza 1993.
Santiago Lamana Lera. Litago historia y tradiciones,
Ayuntamiento de Litago
Alfonso Zapater Gil. Aragón pueblo a pueblo; tomo VI
“Litago”. Ediciones Aguaviva, Zaragoza 1986.
Agradecimientos:
Jesús Peralta Macaya y
Domi Fonseca.
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