El Llano de la Batalla (entre Perdiguera y Leciñena)
El Barón de Lejeume cuenta en sus memorias que, el
coronel Delage avanzó con su columna por la margen izquierda del Gállego hasta
Perdiguera donde tuvo que batir a 2.500 hombres después de un reñido encuentro,
volvieron por el campo hacia Zuera. “Los vecinos de estos pueblos huyen hacia
la sierra soliviantados y atemorizados; bien a encontrar cobijo o refugio, bien
a organizar la resistencia en el Santuario de Nuestra Señora de Magallón, junto
a Leciñena”. Este será uno de los lugares donde mayores fuerzas se reunirán, de
tal manera que por las noches eran visibles las fogatas y hogueras que
iluminaban Monte oscuro, desde la misma Zaragoza. Al frente de todo este
ejército se encontraba el coronel Felipe Perena.
Guirao Larrañaga relata cómo el Coronel, reúne una
corta división de cuatro a cinco mil hombres que tendrá su base precisamente en
el Santuario, llegando a ocupar una línea que abarcaba desde Villafranca en el
Ebro, hasta Zuera. Puestos de nuevo en contacto Perena y Palafox el 18 de
enero, éste firma un plan de operaciones señalando la fecha del ataque
combinado para liberar Zaragoza dos días más tarde. Insistiendo en que Perena
intentara entrar en Zaragoza por los montes de San Gregorio, repitiendo la
hazaña del primer sitio, pero la situación ha cambiado. En estos momentos la
zona está ocupada por una división napoleónica y con una presión mayor que la
ejercida durante el verano. El oscense conoce las dificultades para desplazar a
todos sus efectivos desde la margen izquierda del Gállego, debido a esta
importante presencia militar francesa entre Villanueva y Juslibol, pensando que
es mejor intentar el ataque por Villamayor. Perena, que se encuentra en
Leciñena, se entera por el Alcalde de Zuera, Antonio Nasarre de Letosa, que los
franceses se han replegado hacia Villanueva, dejando la villa de Zuera libre,
por cual dispone que sus tropas ocupen dicha población. En definitiva se trata
de repetir milimétricamente el plan efectuado en agosto.
El 22 de enero el mariscal Lannes toma el mando
supremo del tercer y quinto cuerpo, éste a su vez ordena al mariscal Mortier
que regrese de Calatayud con la división de Suchet, para que preste apoyo a la
de Gazán, ocupado en el bloqueo del arrabal y acuda al encuentro de Perena. En
esta situación se produce la ya conocida como “Batalla del llano” que recoge
Matías Calvo en su manuscrito publicado por Juan José Marcén:
«Precisamente se hallaba en el Santuario, Perena
con unos tres mil paysanos. De Huesca y Barbastro y como unos doscientos
hombres de Voluntarios de Aragón y Saboya, que según digeron venían a levantar
el sitio, ¡infelices! Tan pronto como los Franceses lo supieron vinieron a
verlos, cuando no por quitar Estorbos y vinieron nada menos que un ejército de
16.000 hombres, que todos ellos se hallaron formados en columnas en el llano
que se hallava muy cerca de ellos en el cubilar de Cabañas, que estabamos todos
los tiradores del pueblo, debe de entenderse cazadores. Tan pronto como
rompieron la marcha nos retiramos por las faldas del monte de las mulas, en
dirección a Macerado, menos yo que ranque a la Virgen, que se hallaban allí los
Padres de familia; pero cuando llegué ya no había otro que los artilleros
haciendo fuego».
Matías Calvo escribe que ese día fueron muchos los
que quedaron «en las sardas de la Virgen y de Bartolo que en aquellos tiempos
estaban espesas de tanta sabina», que esa noche cada uno durmió en la sierra
como pudo y donde pudo y, que ese día, murieron en Leciñena treinta y siete
personas «además de niños y solteros fue quemada la Casa de Nuestra Sra. de
Magallón». El párroco de la localidad dejó certificado que «con motivo del
Sitio de la ciudad de Zaragoza y choque o pelea habida en esta mi parroquia de
Leciñena en la tarde del día veinticuatro de enero de mil ochocientos nueve,
del Ejército francés con el aragonés y español, pereció, rasgaron y se robaron
el libro nuevo que hice yo. Los que murieron de y en esta mi Parroquia, en
dicho pueblo de Leciñena y su territorio, huyendo a los montes y de dichos
ejércitos en calidad de paisanos son treinta y tres»
Todo esto sucede a partir del 24 de enero cuando,
los españoles son sorprendidos estudiando cómo llevar a cabo la acción. Mortier
se pone en movimiento y pasa por Villamayor, simultáneamente otra columna
francesa se dirige hacia Zuera. Seguramente en este contexto se produce una
acción que refiere Lejeune cuando cuenta que «algunos millares de aldeanos, que
afortunadamente estaban mal dirigidos, se arrojaron un día sobre nuestros
puestos y nos causaron un momento de terror pánico. El mismo terror que se
apoderó de ellos cuando al instante se presentó el Mariscal Mortier que avanzó
en su persecución y huyeron» En este retroceso se tropezaron con Gasquet, que
volvía del campo, y mató a unos 500 lugareños. Además el comandante regresó con
«excelentes ganados merinos, muy apreciados por la finura de su lana». De los
aldeanos combatientes se refiere a ellos como cazadores furtivos, buenos
tiradores y contrabandistas que solían inquietarles con sus disparos después de
las comidas de los lugareños «la división Gazán se encontraba por así decirlo,
sitiada por ellos». Lejeume achaca estas intervenciones a la influencia que
tenía el clero de la zona sobre los campesinos, a quienes excitaban
continuamente para que les hostigasen; incluso él llego a ver alguno de estos
clérigos redoblar su actividad y su ánimo para hacerles fuego a los franceses como
un «Ejército de nueva leva pero numeroso y mandado por viejos oficiales (entre
los que se encontraba Francisco Palafox, hermano del general), que resistió
bien y conservó largo tiempo una actitud amenazadora en la excelente posición
que había tomada sobre las alturas de Leciñena. Sin embargo lo atacó tan
vigorosamente a la bayoneta, que lo puso en fuga tomando cuatro cañones y
matando cerca de 1.000 hombres».
Santuario de Magallón en Leciñena (Zaragoza) |
Bibliografía:
Juan
José Marcén Letosa, El manuscrito de
Matías Calvo. Mira editores, Zaragoza 2000.
Lejeume,
Louis-François, Los Sitios de Zaragoza
(Edición de Pedro Rújula) en Colección Letras Institución Fernando el Católico,
Zaragoza 2009, pág. 50
Guirao
Larrañaga, Ramón. Felipe Perena Casayus.
Ayuntamiento de Huesca 1999
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