Hijos de Túbal
El monasterio armenio de Kor Virat a los pies del Ararat |
El
historiador judeo-romano Flavio Josefo recogió en el siglo I de nuestra era una
leyenda destinada a ser duradera. Según ella, tras el fracaso de la Torre de
Babel y el castigo divino de las distintas lenguas humanas, los descendientes
de Noé se dividieron en 72 familias o gentes. Una de ellas fue la de Túbal,
quinto hijo de Jafet y por tanto nieto del patriarca, quien pobló Iberia tras
el Diluvio: "Fundó Túbal a los tubelos, a los que ahora se llaman
íberos"[1].
Dada la existencia de dos pueblos con este mismo nombre; uno en el Cáucaso
(actual Georgia) y otro en Europa (actual península Ibérica), existió desde ese
momento entre los exégetas y los historiadores la duda de a qué íberos se
refirió Josefo, estableciéndose pronto diversas teorías sobre la relación
posible de las dos Iberias.
Este
dato fue recogido por san Jerónimo en el siglo VI, quien lo transmitió a
Isidoro de Sevilla y éste, seguramente, al obispo Braulio de Cesaraugusta,
amigo suyo, colaborador y heredero espiritual. Gracias a la función de la
Iglesia católica, se difundió durante la Edad Media desde los monasterios y
abadías: que Túbal atravesó Europa y tras pasar por Italia pobló Hispania. El
dato lo recogió y, aceptado el padre Mariana en el siglo XVI es el que ha
llegado hasta nuestros días[2]. Tan
asumida está la leyenda que se atribuye al nieto de Noé la fundación de
ciudades como Setúbal en Portugal o los montes Setúbales (primitivo nombre de
los Pirineos). En la Depresión central ibérica levantaría Teruel y daría nombre
a los turboletas, un pueblo indígena de la zona del Jiloca, e incluso crearía
la mismísima Salduba. También poblaría Tarragona, Sagunto, Calahorra, Oca,
Tafalla y Tudela. Muy cerca de esta última ciudad ribereña del Ebro se
encuentra Tarazona y que se considera fundada por Túbalcaín. Descendiente de Caín
y, según Caro Baroja, inventor de la forja, a quien se equipara en los textos
clásicos con el dios latino Vulcano.
Pero
Túbal no estaba solo, ya que llegó a fundar una tribu que se encontraba ubicada
originariamente en la zona sudoriental de Asia Menor, más concretamente en la costa
de Cilicia, entre las actuales Turquía y Siria. Se les consideraba grandes guerreros,
orfebres, vendedores de esclavos y buenos conocedores de la elaboración de
metales como el hierro y el cobre, así como difusores de la metalurgia. Lo
mismo ocurría con la tribu de Túbalcaín, lo que provoca que en ocasiones ambos
personajes se confundan. Los cimerios les habrían obligado a retirarse a la
zona montañosa oriental del mar Negro, entre el monte Ararat y el Caucaso,
posiblemente en la actual Georgia: es la llamada Iberia caucásica y fue desde
allí donde estos íberos emigraron a la península a la que terminaron por darle
nombre.
Otra
leyenda afirma que Túbal tuvo un hijo llamado Aitor y que éste es el padre de
todos los vascos. Es el origen de la llamada teoría vascoibérica o vascocántabra,
que recoge el arzobispo Ximénez de Rada a mediados del siglo XIII y al que
sigue Alfonso X el Sabio. Según dicha historia, los hijos de Túbal, después de
recorrer diversas provincias con despierta curiosidad, se dirigieron a los
confines de occidente y, una vez en la actual España, fueron los primeros
habitantes de las alturas de los Pirineos. Convirtiéndose en numerosas tribus
que al principio fueron llamados cetubeles, o coetanios de Túbal. Prosigue la narración
medieval diciendo que descendieron a las llanuras de la península y, junto al
río que ahora se llama Ebro, fundaron villas, aldeas y ciudades. Como se
quedaron allí, los que antes se llamaban cetúbales corrompieron este nombre por
el del río Ebro y pasaron a llamarse celtíberos. Iruña (la actual Pamplona) fue
la primera ciudad que fundó la comitiva de Túbal y de allí se extendieron los
vascos. En el siglo XV comienza a identificarse a estos con los primitivos
pobladores de Iberia y al euskera con la primera lengua de la misma[3].
En
la zona oriental de la república caucásica de Georgia existe una región llamada
en la antigüedad Iberia, que se encontraba entre la famosa Cólquida y el mar
Caspio, Incluso existe la idea de que tanto georgianos como vascos son
hermanos, algo que viene de lejos, pues ya en el siglo X un estudioso georgiano
llamado Ioanne Mtatsmindeli intentó visitar las provincias vascas sin
conseguirlo, ya que falleció en el camino. Al sur de Georgia se encuentra
Armenia, patria de Túbal, de donde se supone que partió hacia la península
Ibérica. En Armenia se encuentra también el monte Ararat, que es el lugar donde
se cree que atracó el arca tras el Diluvio. Haystan es un lugar muy relacionado
con la cultura vasca gracias a las investigaciones de Vahán Sarkisian, un
doctor de Ciencias Filológicas de la Universidad de Yerevan, quien durante años
estudió y publicó libros sobre las relaciones entre el euskera y la meseta de
Armenia. Sarkisian encontró coincidencias tanto en el significado como en el
sonido de cientos de vocablos como arán
(valle), ardi (oveja) y urti (abundante en agua)[4].
Según
estas teorías, Aralar, la sierra que separa Navarra de Guipúzcoa, tiene una leve
desviación del nombre Ararat en su pronunciación. Sin llegar a la altura de
este volcán de más de 5.000 metros, comparte con la montaña de Noé su
característica sagrada y mítica. También en Armenia se encuentra otro monte que
supera los 4.000 metros llamado Aragatsotn y que da nombre a una de las
provincias en que se divide el país. De este término, Aragatsotn puede derivar
Aragón. En Georgia discurre el río Aragvi, que transita por la antigua Iberia y
que el griego Estrabón en el siglo I lo cita en su Geografía de tres maneras: “ton Aragón, to Aragó y ton Aragona”. El
texto que hace referencia es el siguiente: “En el centro hay una llanura
atravesada por ríos; el más largo de ellos, el Ciro, tiene sus fuentes en
Armenia y penetra enseguida en la llanura mencionada recibiendo las aguas del
Arago, que fluye desde el Cáucaso y de otras corrientes…”[5] Según
esta etimología, Ararat, Aragón, Ara, Arga y Aralar tienen la misma raíz, “ara”,
que traducido vendría a significar dios o padre. De esta manera, Ararat sería
el dios monte o el padre monte y Aragón sería el padre río o el dios río.
Los
defensores de las teorías tubalistas[6] dicen
que el nombre de este río es similar al que cruza Pamplona, el Arga, aunque
también en Cinco Villas existen los Arbas de Luesia y de Biel. Del mismo modo
se relaciona el río armenio Arajes con el navarro Araxes y el monte Gordieyo
con el Gorbea, otra elevación mítica y casi sagrada que se encuentra en la
unión de las provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. La ciudad transcaucásica
de Seltia tendría relación con Ejea de los Caballeros y el nombre del país,
Armenia con Armañac (Gascuña), departamento francés donde se produce un
excelente coñac al igual que en las faldas del Ararat, región donde se fabrica
el coñac armenio. A la entrada del valle de Benasque y en las faldas del
Cotiella (un pico con casi 3.000 metros de altura) se encuentra el circo de
Armeña. Por si hubiera pocas coincidencias, lo que en Aragón llamamos pernil,
es decir, la paleta de jamón de cerdo secada y curada con especias, en Armenia
es lo mismo, pero con la única diferencia de que allí es anteriormente cocida y
después rellenada de frutos secos, sirviéndose el día de Navidad como plato
estrella y tradicional[7]. En
nuestra región, el jamón se ha relacionado hasta hace poco con un plato de
fiestay objeto del lujo. Hasta la mismísima jota, el canto aragonés por
excelencia, tiene cierta similitud con los cantos religiosos armenios según he
comprobado personalmente en la catedral de Echmiadzin, el llamado Vaticano
Armenio.
El
romano Sertorio firmó una alianza con el rey del Ponto, Mitríades, para poder
defenderse en Hispania de sus antiguas legiones. Las posesiones de este bíblico
monarca se encontraban en la Cólquida, que corresponde a la actual transcaucasia,
zona donde están enclavadas las actuales Georgia y Armenia. Cuando su monarca
fue derrotado por Roma se refugió en este último país cuyo gobernante, Tigranes
II era a la vez aliado y yerno de Mitríades. Ambos reyes se hicieron fuertes en
la meseta de Haystan contra el poder del Senado de la Urbs, llegando a firmar
con la potencia mediterránea un tratado por el que Roma reconocía la
independencia de Armenia como aliado natural en la zona. El acuerdo duró hasta
que Marco Antonio consiguió derrotar y encarcelar al rey armenio Artavasdes II[8]. No
sería de extrañar que años más tarde algunos de estos aliados caucásicos fueran
utilizados por Augusto para terminar sus campañas militares en Hispania.
Una
vez hubo fallecido Túbal, reinó su hijo Íbero, de quien tomó su nombre la
futura España y a la que se llamó Iberia por ser propiedad suya, así como al
rio principal que la atravesaba y que no era otro que el Ebro. Después reinaría
su hijo Idúbeda, que dio nombre al monte Idúbe o, lo que es lo mismo, el
primitivo nombre del Moncayo, aunque se piensa que puede ser toda la cordillera
ibérica. El Monte Cano ha dado para muchas historias y leyendas, entre ellas la
plasmada en la fachada del Ayuntamiento de Tarazona y en la que aparecen Pirres
Caco, Hércules y Sansón[9]. Existe
una coincidiencia física entre nuestro Moncayo y el Aratat. Ambas montañas se
encuentran aisladas, en una zona fronteriza y son casi inaccesibles. A pesar de
que el armenio tiene el doble de altitud que el español, son también un
referente totémico, visual desde largas distancias y casi ideológico. Un
legionario transcaucásico, traído a Hispania, relacionaría perfectamente ambas
altitudes y por tanto se sentiría identificado con ese hito para asentarse en
su entorno.
El monasterio de Veruela a los pies del Moncayo |
[1]
Domínguez Lasierra, Juan. Aragón
Legendario. Editorial Delsan – Clásicos. Zaragoza 2009, págs. 22-23.
Pikaza, Xabier. Diccionario de la Biblia, Verbo Divino.
Pamplona 2012.
[2]
Mariana, Juan de. Historia de España,
Biblioteca de autores españoles. Madrid 1854, Volumen 1 – Capítulo 1.
[3]
Ruiz Vega, Antonio: Los hijos de Tubal.
Mitología hispánica, dioses y héroes en la España antigua. La Esfera de los
libros, Madrid 2002.
[4]
Zahuri, Orbelyán. Armenia (edición en
español) Yerevan 2013.
[5]
Serrano Pellejero, Lucía. ¿Qué es
Aragón?: Álbum visual, Heraldo de Aragón & Ibercaja. Zaragoza 2003.
[6]
Ruiz Vega, Antonio Los hijos de Túbal…
[7] Zahuri, Orbelyán. Armenia…
[8]
García Moreno, Luis Antonio. Historia
Universal II*: La Antigüedad clásica, EUNSA. Pamplona 1989, págs. 512-17.
[9]
Domínguez Lasierra, Juan. Aragón
Legendario…
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