Historia de un exiliado del Franquismo y de la Guerra Civil española
Hace unos días Pablo Iglesias, con su
habitual capacidad para decir todo aquello que piensa, comparaba a Puigdemón,
un prófugo de la Justicia acusado entre otras cosas por malversación de
caudales públicos y que encima goza del privilegio de ser representante del
reino de España en el parlamento europeo, como digo lo comparaba con un
exiliado del Franquismo. El señor marqués me parece que no sabe muy bien lo que
era un exiliado del franquismo, lo que demuestra entre otras cosas que la Ley
de memoria histórica no sirve para mucho al menos para él, pues ha debido
escuchar a pocos exiliados o familiares de exiliados. Personalmente yo mismo y
perdón por la auto cita, publiqué hace unos años el testimonio de la hija de un
exiliado, incluso ella misma fue exiliada, “para desengaño de ingenuos y
escarmiento de incrédulos” que decía don Ramón de Pignatelli, aquí va lo que me
contó entre otras muchas cosas:
Avelino Casalé nació en Villanueva de
Gállego (Zaragoza) el 18 de junio de 1891. Su padre Fernando era peluquero en
el pueblo y de él heredero su trabajo. Avelino obtuvo en 1918 el título de
practicante y comadrón por la Universidad de Zaragoza, compatibilizando sus
estudios con un trabajo de contable en la Sociedad Española del acumulador
Tudor. Según me cuenta su hija Carmen fue un músico autodidacta, llegando a
aprender y dominar varios instrumentos de cuerda como la guitarra, bandurria, laúd,
etc. Casado con Felisa Benedí Luengo tuvo tres hijas, de las cuales tan solo
sobrevive Carmen, que es quien me relató la historia de su padre. Ésta recuerda como su Avelino conoció a Fleta, con
quien llegó a ejecutar como acompañante. Debía ser bastante joven cuando creó
la rondalla, al menos ya a principios del siglo XX existía en el pueblo una
“orquesta de pulso y púa”. Solían actuar siempre en el lugar y más asiduamente
en el casino Republicano primero y la Unión Villanovense después. No solo ofrecían
conciertos y pasacalles, sino también bailes. Su mujer también cantaba bastante
bien y Carmen recuerda, como ella misma interpretó “Francisco Alegré” muy
jovencita, siendo una niña, acompañada por los músicos de su padre ya en el
exilio francés.
Avelino (primero a la derecha) junto a sus padres y abuelo, |
De ideas republicanas era el
practicante de la Sociedad de socorros mutuos, me cuentan que cada abonado a
esta entidad pagaba 25 cts., mensualmente por atención primaria. Precisamente
“cobrando la iguala” por sus servicios que prestaba en este Centro, le
sorprendió el 18 de julio de 1936. Avisado por su hija Pilar de que habían ido
a buscarle a casa, Avelino en lugar de escapar volvió para ver ¿Qué pasaba? Se
despidió de su mujer y huyó al monte sin olvidar su maletín de practicante, por
si hacía falta. Después de estar un tiempo en los pinares pasó al lado
republicano, donde estuvo atendiendo a los heridos primero en el frente y
después en un hospital de Barcelona. Cuenta Carmen que su madre supo que estaba
vivo gracias a una fotografía de ella misma, que le mandó por la Cruz Roja
desde entonces les escribía como si fuera un primo hermano. Mientras tanto les
habían impuesto una multa de 2.000 ptas. como contribución al bando nacional y
en represalia por ser “rojos”. Recuerda también que hubo italianos en su casa y
que siempre le llevaban galletas; Carmen contaba 9 meses de edad cuando Avelino
tuvo que exiliarse.
Avelino Casale junto con su esposa (los dos primeros sentados de derecha a izquierda) durante una boda de exiliados españoles en Francia. |
Al finalizar la Guerra, Casalé estuvo
en el campo de concentración de Argelès sur mer en Francia y más tarde en Ajaccio
(Córcega). En 1949 se reunió con su familia en Canfranc, donde vivió un
episodio casi rocambolesco, pues los guardias civiles españoles querían
detenerle aunque estaba en territorio internacional, la familia ya reunida
marchó al exilio, allí continuó con su vocación y su trabajo, ejercía de
barbero para todos los españoles que había en aquel tiempo exiliados y
consiguió una bandurria gracias a una donación de 3.000 ptas. Volvió a formar
un grupo, esta vez con otros cuatro exiliados que animaban las fiestas de los
españoles que vivían en París, donde se encontraba refugiado, reuniones que también
llegaron a ser controladas por la policía secreta española. Aunque estuvo en
Zaragoza cuatro años antes de su fallecimiento, Avelino no retornó ya a
Villanueva. En esa ocasión fue llamado de La Comisaria provincial de policía en
Zaragoza donde tuvo que soportar un interrogatorio y del que fue despedido con
muy malas maneras. Murió el 18 de septiembre de 1968 en París a la edad de 77
años. Su hija todavía conserva el material quirúrgico que le acompañaba siempre
y con el que salió de casa aquel lejano día del verano de 1936.
Avelino Casalé (con gafas) durante una fiesta del PCE en París, durante el exilio |
Cuando volvieron los falangistas a
por Avelino, revolvieron lo primero que hicieron fue ir hacia el armario donde
el practicante tenía todas las medicinas, al no tener la llave, ya que el
hombre las llevaba siempre encima, lo forzaron y se llevaron todo lo que allí
había, luego rebuscaron toda la casa en su búsqueda. Carmen me contó algo que
yo no sabía de mi abuelo, también republicano pero que sufrió el olvidado “exilio
interior” que también lo hubo, por si no lo sabía el señor Marqués de
Galapagar. Mi abuelo y Avelino eran muy amigos, mi abuela decía que se pasaba
los ratos que tenía libres en la barbería de Casaled, el caso es que Faustino
Biel, que así se llamaba mi abuelo materno, cuando se enteró de la partida de
su amigo salió tras él, nunca supe si lo encontró o no y si hablaron o no, el
caso es que mi abuelo se fue solo arriesgando su vida y volvió como se había
marchado. Casalé se marchó de casa con lo puesto, con unas alpargatas de suela
de cáñamo y poco más, me dijo su hija que así llegó a la llamada Cueva de
Colandrea, que está a 15 kilómetros de Villanueva ya en el monte, que allí le
atendieron y que cuando se enteró de que había más republicanos refugiados en
el Pinar, se unió a ellos. También me contó que durante su residencia en París,
eran vecinos y conocidos del dirigente comunista Julián Grimau, con el que
Avelino tenía muy buena relación. Estoy convencido de que historias como las de
Avelino Casalé hay muchas que merecen un respeto, al menos eso un respeto.
La familia Casalé durante una fiesta familiar en su residencia parisina |
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