Baile del roscón en Borja (Zaragoza)



Alberto Aguilera Hernández, en su libro sobre el dance de San Bartolomé en Borja, dice que el baile del roscón es relativamente reciente pues como tal, se viene realizando desde 1952. Año en que se ejecutó por vez primera en la localidad e inspirado en el “baile del roscón” que se hacía en el vecino pueblo de Maleján (el municipio seguramente más pequeño de España) en honor a Santa Bárbara. Lo cierto, tal como señala Alberto Aguilera, es que antes de ese año en Borja, lo que se hacía era la “ofrenda al apóstol Bartolomé” consistente en un enorme roscón que los mayordomos de su cofradía le entregaban anualmente pero, de una manera solemne y más formal. Fue a partir de mediados del siglo XX cuando se decidió ponerle música y baile a esta ofrenda, algo que con el paso del tiempo ha hecho del rito, un acto popular y por supuesto tradicional. 

Como recoge el propio Alberto Aguilera. a las 10 de la mañana del 24 de agosto, la comitiva parte desde la plaza de España, antiguo campo del Toro y donde se ubica el Ayuntamiento en dirección a la casa de los mayordomos [antiguamente se hacía desde la iglesia del Santo]. “Abre el desfile el palo de los trenzados, al que le siguen los diferentes grupos de danzantes, autoridades municipales, comparsa de gigantes y Cabezudos y la agrupación musical borjana uniformada” no necesariamente por este orden ya que en el último baile los gigantes y cabezudos encabezaban el desfile. En casa de los mayordomos la comitiva es recibida y en ese momento aparece el roscón que será portado de regreso a la iglesia de San Bartolomé, durante el trayecto, el roscón será bailado por los mayordomos y público asistente sin distinción de sexos ni edades aunque, “en un principio eran solo las mujeres quienes lo hacían, bien ataviadas con el traje regional o de calle”. Según Aguilera, el baile no tiene una coreografía determinada, sino improvisada por el propio bailador que porta el roscón, solo baila el que lleva el dulce, mientras que alrededor la gente aplaude o acompaña al bailador al son del compás de la danza que el portador ejecuta balanceando el roscón de derecha a izquierda al son de la música, que es siempre la misma y que corresponde a la mudanza de los mayordomos del dance de San Bartolomé, que los danzantes ejecutan con sus palos mientras tanto. La letra de este pasacalle popular es la siguiente: 

“Hay que rosquillas que nos dan los mayordomos

Hay que rosquillas que nos vamos a comer”


Finalmente el roscón es introducido en el templo del Santo y colocado en la peana del santo, justo delante de la imagen de San Bartolomé, lugar en el que permanecerá durante todo el día expuesto, primero durante la representación del dance y paloteado en la plaza del Olmo y por la tarde durante la procesión después de la cual, el roscón es repartido juntos con otros roscones similares aunque de menor tamaño que también han adornado la peana del santo durante toda la jornada. 

Personalmente este rito me recuerda la ofrenda de las “Arras” que antiguamente se practicaba en las bodas de muchos pueblos aragoneses y de las que hablamos en una entrada anterior del Retabillo.

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