Viaje al epicentro del terremoto de 1923
A principios de agosto de 1923 el geógrafo militar del Servicio sismológico de Toledo; Alfonso Rey Pastor se desplazó a la zona de la Canal de Berdún con el fin de evaluar los daños causados por el terremoto acaecido en la zona en el mes anterior, tras lo cual confeccionó un informe muy interesante sobre lo sucedido el día 10 de julio y posteriores. Según don Alfonso, el epicentro se encontraba entre los pueblos de Martés, Mianos y el río Aragón, en una zona de margas terciarias. En este punto y siempre según el sismógrafo, el seísmo alcanzó una magnitud de 8 grados en la escala Mercali (cuyo máximo es 10). Al norte del río y en la cercana localidad de Villareal de la Canal, se observaron también fuertes sacudidas. En la sierra de Olva, situada al oeste de este municipio y que está limitada a occidente por la foz de Sigüés y el término de Salvatierra de Esca al norte se notó, días antes del movimiento telúrico; que los manantiales de agotaron y por el contrario, aparecieron otros cerca del río Veral, que confluye con el Aragón precisamente muy cerca del epicentro pero en la margen derecha de éste río. Añade Rey Pastor que algunos de estos torrentes que antes eran sulfhídricos, dejaron de serlo después de la sacudida. Recoge una noticia que le dio Rogelio Escobés que era maestro nacional, quien le indicó que había observado la formación de grietas o hendiduras en el terreno antes de la sacudida principal y que tales fenómenos tuvieron lugar sin ruido ni movimiento sísmico alguno, las resquebrajaduras del terrero estaban situadas en dirección de Martes a Villarreal, es decir en el sentido de la falla trasversal. También añade, «debemos tener en cuenta que en el período sísmico de 1923 aunque el foco estaba situado al sur del Aragón, los fenómenos geológicos más interesantes tuvieron lugar en Villareal de la Canal y sobre todo en las alineaciones de los dos supuestas fallas una longitudinal y otra trasversal».
También se hace eco de otro fenómeno que les llamó a la atención a los vecinos de la zona y es que observaron dos o tres días antes del sismo principal, resplandores en la Sierra de Orba. Los habitantes de los pueblos más próximos a este monte (Villareal, Majones, Asso Veral o Mianos que está frente a la misma pero en la orilla izquierda del Aragón, «expusieron algunos detalles que parecen explicarse por haber concurrido pequeñas explosiones de gases, emanados por el sinnúmero de grietecillas abiertas tal vez antes del mismo y como consecuencia de las descargas eléctricas, hubo la consiguiente inflamación de gases hidrogenados. También pudimos deducir que, como consecuencia de una serie de tormentas que precedieron o acompañaron al fenómeno, se produjeron notables efectos luminosos por las descargas eléctricas a distancia, cuyos resplandores se proyectaban sobre el monte Olba, lo cual dio lugar a que las gentes alarmadas, creyesen que se trataba de la aparición de un volcán». Concluyendo con el informe de Rey Pastor, las poblaciones más afectadas de la Canal fueron Bagües con 30 edificios dañados, de los cuales 21 estaban hundidos o arruinados. Berdún 135 edificios dañados. Martés con 18 hundidos o arruinados. Mianos 5 hundidos o dañados y Aso Veral 4 arruinados y 5 dañados. Por su parte Villareal tuvo 15 edificios entre derrumbados y dañados.
Felipe Pordomingo corresponsal del Heraldo de Aragón, remitía una crónica el 19 de julio de 1923 desde Martes narrando lo sucedido. «A las cinco de la mañana del día 10 se notó un fenómeno sísmico que duró unos segundos, los suficientes para destruir varias casas, chimeneas y paredes dejando casi todos los edificios inhabitables». El miedo se apoderó de todos los habitantes del pueblo que salieron despavoridos sin rumbo fijo hacia el monte sin ropas de abrigo ni comestibles. «Daba lástima ver correr por todas partes a los vecinos llorando y más a las madres con sus pequeñuelos en brazos, adelantando el paso para librarlos de que fueran sepultados entre los escombros del hogar paterno. Cuando todos estábamos acampados en las afueras y obre las once y media [de la mañana] repitió el temblor de tierra. Volvimos a nuestras casas a recoger ropas de abrigo y comestibles dispuestos a pasar la noche a la intemperie y gracias a la benevolencia de sus dueños, fueron facilitados varios corrales donde nos albergamos todos y continuaremos mientras nos dejen pues es imposible habitar ninguna casa sin exponer la vida. Después de esto y cuando creíamos que no podíamos sufrir más, el día 12 a las tres de la tarde aproximadamente, se presentó una formidable tormenta de piedra y agua que quitó la mitad de la cosecha mala que había, la de hortalizas y completamente la de viticultura en resumen. Este pueblo se puede contar entre los arruinados por completo si el Gobierno no protege a sus habitantes pues sin albergue y sin cosecha no es posible vivir aquí» pronosticaba don Felipe y es que se puede asegurar que este fenómeno, junto con la construcción del cercano embalse de Yesa, estrangularon la vida en la Canal obligando a sus hijos a la emigración.
Rey Pastor viene a resaltar que las tormentas bien antes, durante o después del movimiento sísmico es un «punto
muy interesante si bien, no han podido ponerse en claro algunos detalles, por
no coincidir los relatos de los moradores de aquellos pueblos». En Bagüés, uno
de pueblos más afectados por el temblor de tierra, según informaba el Diario de Avisos de Zaragoza el 23 de
julio en portada; «tras el seísmo también fue alcanzado por la tormenta que
formó un terrible aluvión que arrastró todos los caminos, llevándose por
delante las tierras laborables, hubo necesidad de agujerear varias casas para
salvar a los vecinos y el pueblo quedó totalmente anegado. Su famosa iglesia
románica de los santos Julián y Basilisa se rajó en dos en su ábside pero
afortunadamente resistió.
Fuentes
Hemeroteca Municipal Zaragoza:
https://www.zaragoza.es/sede/portal/usic/hemeroteca/hemeroteca-digital
Rey Pastor, Alfonso. “El período
sísmico de la Canal de Berdún (Pirineos)” 1923-25 Instituto Geográfico y
Catastral – Servicio sismológico. Estación Sismológica de Toledo 1931
Universidad de Navarra: Informe nº.
15082.15 “Laderas de Yesa”.
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