Pesaje de los niños en Lituénigo (Zaragoza) Contextualización


El domingo pasado 24 de septiembre, se celebró el rito-tradición del pesaje de niños en Lituénigo (Zaragoza). Ceremonia que se viene realizando desde al menos finales del siglo XVII aunque se cree que es anterior, hay quien atestigua que ya está fechada en el año 1295. Cuenta la leyenda que la fiesta partió de un voto hecho por un matrimonio que no conseguía tener hijos o al menos los que nacían, no sobrevivían ni siquiera al año. En aquella época (segunda mitad del siglo XVII) las epidemias eran muy frecuentes y la mortandad infantil exagerada, por tanto no era extraño que sucedieran estas cosas. El caso es que este matrimonio que vivía en Lituénigo, bajó a Tarazona con el fin de hacer unas gestiones. Enterado el cura del lugar, les encargó que fueran al convento de los Capuchinos, con el fin de comprar unas velas para la fiesta de la Candelaria, es decir el día 2 de febrero. Según cuenta la tradición, llevaban 7 años casados y todavía no les había visitado la cigüeña. Una vez en el cenobio, coincidieron con un fraile que era hijo de Lituénigo y por tanto, había sido vecino de la pareja. Éste se llamaba Fray Matías. La pareja le expresó sus deseos por tener descendencia y en un momento de la conversación, el marido prometió ante el fraile que “si Dios me diera un hijo, al año de su nacimiento lo pesaría y daría a la Virgen, tantos talegos como kilos pesara el mocete”. Fray Matías le dijo entonces sonriendo: “Vete preparando los talegos, que en la fiesta de San Miguel tu mujer parirá un hijo sano y robusto. Y así fue como predijo el religioso y el hecho vaticinado, se convirtió en una hermosa realidad ese mismo 29 de septiembre. La esposa estéril fue madre, siendo éste un motivo enorme de alegría para la familia y también para el pueblo entero. Al pasar el año y con gran solemnidad, el vicario de la localidad, acompañado por el pueblo y no sé si también por fray Matías, fueron a casa de los padres de la criatura para que cumplieran su promesa. La madre llevó al niño en brazos, mientras el padre guiaba una pareja de burros que portaban los talegos de trigo prometidos. Al llegar a la ermita de la Virgen del Río, la comitiva cantó la Salve Regina y los Gozos de San Miguel con gran devoción. Luego pesaron a la criatura, que dio un total de ocho kilos en la báscula, por lo que el padre hizo entrega de otros tantos talegos de trigo. Posteriormente se subastó dicho grano y así comenzó una costumbre que el tiempo ha respetado y que aún continúa. 

En principio eran pesados los niños nacidos en la localidad a lo largo del año, empezando a contar con el día de las fiestas del pueblo que son con motivo de San Miguel Arcángel, es decir el 28 de septiembre. En esta ocasión el rito se ha celebrado el domingo más próximo a los Ángeles custodios y dentro del mes de septiembre. Según he leído; antiguamente se realizaba el pesaje en el día de “San Miguelico”[i] es decir, el día siguiente a las fiestas patronales de San Miguel, a finales del mes de septiembre. En la actualidad, acuden a ésta ceremonia parejas no solo de Lituénigo, sino también de la comarca del Moncayo, Zaragoza e incluso Madrid, Barcelona y otros puntos de España, pues su participación es libre y puede entrar en el rito quien quiera y se sienta creyente. Esta pasada edición había 25 recién nacidos menores de un año (dos eran gemelos) procedentes de las provincias de Soria, Navarra, Zaragoza y algún madrileño. El único requisito es aportar trigo para el pesaje del recién nacido. 

Hay que decir que durante toda la fiesta el protagonismo infantil es absoluto y ya desde el momento de la Llega, es emocionante ver como los más pequeños del pueblo echan el trigo en los capazos y como incluso en algunos casos, los portan ellos mismos, se sienten protagonistas y lo saben. En cuanto a los orígenes de la tradición, éstos pueden ser variados y no solo el voto de este matrimonio. En primer lugar podría tratarse de una peculiar manera de pagar los diezmos y primicias a la iglesia, aportando cada vecino el peso de sus hijos en trigo, en épocas en las cuales no era extraño que nacieran niños en cada casa del pueblo y de esta manera participar toda la parroquia de forma mancomunada. Lituénigo es uno de los pueblos del somontano moncaino con mayor presencia morisca, sería también una manera de que éstos participaran en la colecta. Hay elementos con cierta carga simbólica en la tradición como el que la idea surgiera en la fiesta de la Candelaria, la fiesta de San Miguel y los 7 años que llevaba la pareja sin hijos. Otro elemento curioso es que el mismo palo que sirve para sostener la balanza, sirva después como medida para la subasta y aún hay otro elemento que me parece interesante, que el peso se lleve a cabo con trigo, el cereal por excelencia en la cuenca mediterránea, símbolo de fertilidad y abundancia, un cereal que comienza su siembra justo después de la sanmiguelada. Según me contó un señor, el pesaje en la fiesta de San Miguel tiene que ver también con los símbolos del Arcángel, es decir la báscula que pesa a las almas. En definitiva un rito ancestral con una carga social y hondas raíces antropológicas que ha llegado a nuestros días que merece ser conservador, estudiado y sobre todo divulgado.







[i] Cebrián González, Carlos. Así celebra Aragón sus fiestas, Asoce editores. Zaragoza 1993.

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