En una anterior entrada hablaba de la
extraña coincidencia entre una de las jaculatorias interpretadas durante el Rosario de Cristal en Zaragoza y el
“Pobre de mí” de los Sanfermines pamploneses pues bien, ayer estuve en el Pilar
y escuché una melodía que si no era la misma, se parecía mucho. Procedía de una
misa que se estaba celebrando en ese momento en el Altar Mayor, así que esperé
a que terminara y me acerqué a la sacristía para preguntarle al sacerdote por
el título de la misma. El hombre me atendió muy amablemente y me dijo que la
canción religiosa se titulaba “Si vienes conmigo” su autor se llamaba Cesareo Gabaráin y cuyo estribillo dice
así:
“Si vienes conmigo y alientas mi
fe,
si estás a mi lado ¿A quien
temeré?”
Cesáreo Gabaráin que fue un sacerdote
vasco y uno de los más conocidos compositores de música litúrgica española tras
el Concilio Vaticano II. Inspirado
por los sentimientos y las acciones de la gente humilde que conoció durante su
ministerio. Su obra se caracteriza por un sentido esencialmente comunitario y
celebrativo. Alimentado por la semilla de su palabra, la comunidad cristiana
unida en la celebración, alabanza y abierta a todo el mundo. No falta la
sencillez, ternura y profundidad que caracteriza todo su repertorio. Entre sus
obras más conocidas se encuentran "Pescador de Hombres" que captura
las emociones más profundas del espíritu humano y que a todos nos suena por su
estribillo:
“Tú has venido a la orilla,
No has buscado ni a sabios ni a
ricos.
Tan sólo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos,
Sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca:
Junto a Ti buscaré otro mar”.
Cesareo es el único eclesiástico que ha
recibido un Disco de Oro y es que
tanto en España como en toda América se le recuerda cada domingo a través de
sus himnos religosos. ¿Quién no conoce "Una espiga dorada por el
sol", "Ven, ven, Señor", "Juntos como hermanos",
"La paz esté con vosotros" o “Iglesia peregrina”?. Su "Pescador
de Hombres" ha sido traducido a múltiples idiomas y es interpretado con inmensa
devoción por todo el mundo cristiano sin distinción de credos. Otras de sus
obras más representadas en servicios religiosos se titula “Al final de la vida,
te examinarán del amor” pero sin duda, la más famosa, la que más trasciende en
la sociedad española de la actualidad y por la que ha pasado a la historia de
los intérpretes de música religiosa españoles del siglo XX, es el himno «Lamuerte no es el final» compuesta en homenaje a un joven organista de su
parroquia que falleció y que posteriormente, las Fuerzas Armadas españolas
adoptaron como homenaje a los caídos.
Cesáreo Gabaráin Azurmendi nació en
la localidad guipuzcoana de Hernani el 30 de abril de 1936, tras estudiar en el
seminario menor de Zaragoza y en el mayor de San Sebastián, fue ordenado
sacerdote en San Sebastián en 1959. Ejerció como capellán en San Sebastián,
Madrid y Anzuola, localidad vasca donde falleció a consecuencia de un cáncer en
1991, a los 54 años. Gran deportista, se le conocía como el "cura de los
ciclistas", poseía el título de entrenador de baloncesto y era amigo de
grandes futbolistas. También era llamado Monseñor y es que Juan Pablo II, le nombró Prelado Capellán de su Santidad. Fue
además de músico genial, un hombre dedicado a los demás. Como escribía D. Carmelo González Velasco, sacerdote y
amigo del compositor "Parroquias y colegios, niños y mayores, monjas y
laicos, deportistas de élite y jóvenes marginados. A todos atendía su buen
hacer sacerdotal." Aunque comenzó a componer a partir de los 30 años, su
repertorio roza las 500 canciones. Fue un incansable cultivador de la música
religiosa al servicio de una liturgia renovada y postconciliar. Una de sus
preocupaciones era que la melodía fuera "orejable" es decir, que se
entendiera fácilmente para que todos pudieran cantarla. Pero no sólo eso: sus
canciones, inspiradas en los sentimientos y acciones de los más humildes y
caracterizados por una sencillez que las hace universales, capturan muchos de
los más profundos sentimientos del espíritu humano. Pero tras su muerte una
terrible mancha empañó toda su vida.
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Cesareo Gabaráin rodeado de niños durante la celebración de una misa, tal como aparece en la carátula de uno de sus discos. |
En agosto de 2021, el diario El País recordó un episodio ocurrido en
1978, cuando Gabaraín fue acusado de un supuesto abuso de menores en su época
de capellán en el Colegio Chamberí de Hermanos Maristas en Madrid. Uno de sus
alumnos (llamado Eduardo Mendoza)
relató que lo denunció ante su tutor, logrando que se abriera una investigación
que concluyó con la expulsión de Gabaráin de la institución, a finales del
mismo año y su traslado al colegio de San Fernando de la misma ciudad unos
meses después. Al testimonio de Mendoza se sumaron otros de varios exalumnos de
los Maristas. A 30 de septiembre de
2021 se habían recabado testimonios de hasta 17 víctimas de abusos continuados
sufridos al menos desde el año 1959 (en que Gabaráin ejercía de capellán en la
escuela guipuzcoana de Anzuola).
Sin entrar en polémicas, la obra de
Cesareo Gabaráin permanece en el imaginario colectivo de toda una generación española
y aun en día, su música suena en las iglesias cristianas de todo el mundo y no
solo eso, “la muerte no es el final” representa todo un himno que trasciende lo
puramente religioso, algo por lo que merece pasar a la historia. Por otro lado,
me da la sensación y es una opinión personal, que el gran pecado de don Cesareo consistió en componer una canción que ha sido adoptada como propia por el Ejército
español. Si en lugar de eso se hubiera comportado como un buen vasco, escribiendo canciones en Euskera por
ejemplo seguramente hoy sería más conocido y reconocido. Sobre la curiosa
coincidencia entre el “Pobre de mí” y “Si vienes conmigo” no la tengo muy claro
pero no sería extraño que el sacerdote conociera esta melodía tan popular entre
los navarros y decidera adaptarla como canción religiosa o como ya dije en su
momento, el “pobre de mí” es posible que venga de alguna jaculatoria del
rosario que después, se popularizó en la vida civil o que esa jaculatoria del
Rosario sirviera como inspiración para el sacerdote músico. En definitiva un
camino de ida, vuelta y retorno. Sobre la curiosa coincidencia entre el “Pobre
de mí” y “Si vienes conmigo” no la tengo muy claro pero no sería extraño que el
sacerdote conociera esta melodía tan popular entre los navarros y decidera
adaptarla como canción religiosa o como ya dije en su momento, el “pobre de mí”
es posible que venga de alguna jaculatoria del rosario que después, se
popularizó en la vida civil o que esa jaculatoria del Rosario sirviera como
inspiración para el sacerdote músico. En definitiva un camino de ida, vuelta y
retorno.