El baul del tío Evaristo
Evaristo Bernal sentado en primer término y Julio Porta detrás de pie |
Ayer fue el día de Santa Cecilia, patrona de los músicos y
hoy voy a recordarla con historia que contaba mi abuelo. Cuando se casó con mi
abuela, ambos se fueron a vivir a la casa en que lo hacían el director de la
banda “republicana” del pueblo. Allí nació mi madre que consideraba al tío Evaristo, que así se llamaba y a su
mujer (Estefanía) sus abuelos, de
hecho se refería a ellos como “Yayos
Fanios” por el nombre de la mujer. Resulta que el tío Evaristo que había
sido militar, tenía un piso arrendado en Zaragoza que le servía como
complemento a la paga de retirado que poseía. En plena guerra civil el hombre
contaba ya con cerca de 75 años y seguía cobrando el arriendo de este inmueble.
Un día bajó a Zaragoza con el fin de cobrar lo estipulado con el inquilino y
éste, al abrirle le puerta le amenazó con denunciarle por rojo a los
falangistas, con lo que eso suponía. Por supuesto que Evaristo Bernal se fue
sin cobrar y con un disgusto tremendo, el caso es que el hombre agarró una
tremenda depresión y a consecuencia de eso o agravado por eso mismo, falleció.
Desde entonces mi familia no ha dejado de llevarle flores a su tumba y a la de
su mujer, de hecho “La Fany” como se le llamaba en casa cariñosamente se fue a
vivir con mis abuelos cuando quedó viuda y, aunque el matrimonio había tenido
un hijo, éste había fallecido joven, la mujer no tenía familia en el pueblo más
que mis abuelos. Entre las pocas cosas que mi abuelo heredó del director de la
banda; se encontraba un baúl repleto de partituras musicales, algunas de ellas
muy comprometidas para la época y el lugar, ya que estamos hablando de una
agrupación musical que hacía gala de ser republicanos y el pueblo estaba en
zona nacional. A mi abuelo no se le ocurrió mejor idea que hablar con la mano
derecha del tío Evaristo que se llamaba Julio
Porta Bernal y le pidió, que se llevase las partituras que quisiera, porque
el resto las iba a quemar. A mi abuelo le gustaba mucho la música y supongo que
esta acción le causaría mucho dolor pero, si aquellos papeles le comprometían
ya más de lo que estaba, pues había sido detenido también por republicano, lo
mejor era quitárselos de en medio. Julio sacó del arcón todas aquellas
partituras que no procedían en ese momento y juntos, las quemaron. El resto se
lo llevó el músico a su casa y allí estuvieron hasta que cuarenta años después se
formó de nuevo la banda. El mismo Julio, que entonces era ya muy mayor y poco
antes de morir, donó el arcón con todos los papeles de la música dentro, a la
nueva banda que se había formado y con ello, se inició el archivo musical que
hoy posee la agrupación. Entre los objetos que había en dicho arcón, se
encontraba la histórica bandera de la banda, que habían ganado en el certamen
de 1912 y que desde entonces se convirtió en enseña y emblema de la nueva
agrupación.
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