Tormenta de 1923 en Zaragoza


En la tarde del pasado 6 de julio, una tormenta en rotación o supercelda descargó sobre Zaragoza y los montes de Cuarte 54 litros por metro cuadrado en apenas una hora, causando importantes destrozos en la ciudad y sobre todo una espectacular “avalada” en la llamada Z40, construida precisamente sobre un barranco llamado (también es casualidad) “de la muerte” aunque provocó importantes sustos, no hubo desgracias personales graves, al menos aparentemente. 

Una supercéluda según la Wikipedia


Una supercélula es una inmensa tormenta que puede durar varias horas como entidad única. Tienen lugar en casi todo el mundo, aunque se dan con más frecuencia en la costa de California en los EE. UU. Se caracterizan por producir tornados de larga duración y descargar abundante granizo llegando a ser la piedra del tamaño de un “huevo de gallina” o incluso superior. Estas “megatormentas” como también se conocen, tienden a formarse en condiciones de alta inestabilidad, con vientos fuertes a grandes alturas además, presentan un sistema organizado de circulación interna que les hacen tener una duración mucho mayor que otras, es común la aparición de fuertes corrientes rotatorias que la hacen potencialmente más peligrosa que los tipos de tormenta convectivas. Pueden producir vientos fuertes, grandes granizadas y tornados de larga duración sobre una amplia trayectoria. Según los investigadores del Servicio Geológico de los Estados Unidos, este tipo de “megatormenta” es conocido también como "Ríos atmosféricos". Se trata de columnas estrechas de vapor de agua condensado que viajan como ríos de oeste a este a través del Océano. Un cauce de estas características puede contener de 7,5 a 15 veces la cantidad de agua que el flujo promedio de una tormenta habitual. Cuando ese “río” de vapor de agua caliente desemboca en sentido inverso en la costa y atraviesa cordilleras, a medida que el vapor pasa sobre estas montañas, se enfría rápidamente y se convierte en precipitación”[1]. 

Las fotos son de Heraldo de Aragón y Aragón digital y corresponden a tormenta del pasado 6 de julio

Según cuentan las crónicas, el martes 10 de julio pero de 1923 en Zaragoza, es decir hace justo cien años se produjo un fenómeno similar, aunque con algunas características que lo hicieron peculiar. A eso de las cuatro de la madrugada en la capital del valle el Ebro, se sintieron varios temblores sísmicos. El último de ellos de cierta intensidad se registró hacia las cinco y media. Estos movimientos telúricos formaban parte de un terremoto que tenía su epicentro en la Canal de Berdún, entre las altas Cinco Villas de Zaragoza y los valles pirenaicos occidentales en la provincia de Huesca. El del día 10 fue el primero de una serie, que se fueron repitiendo en días sucesivos entre el 13 y 21 de ese mismo mes de julio. Todos estos seísmos oscilaron entre una intensidad de 5 a 8 en la escala Mercalli, siendo el de mayor virulencia el primero. El terremoto causó algunos desperfectos como el derrumbe de la chimenea de la fábrica de “Galletas Patria” situada en la Avenida de Cataluña (muy cerca de la estación del norte o del Arrabal). 

Zaragoza se despertó asustada pero conforme avanzaba el día «unos nubarrones bajos y cárdenos hacían tan espesa la cerrazón, que en las habitaciones interiores fue preciso encender las luces, porque no se veía materialmente»[2]. Hacia las dos de la tarde se levantó un fuerte ciclón, volaron persianas y toldos, se golpearon puertas y balcones con gran estrépito. Seguidamente «comenzó a descargar lluvia con piedra en gran abundancia y grueso tamaño». En algunos lugares se recogieron hasta ocho kilos de granizo. En unos veinte minutos se anegaron las calles y hubo pequeñas inundaciones en los bajos de muchas casas. Sin embargo, hasta la anochecida se repitieron los chubascos: «durante el crepúsculo cinco o seis tormentas simultáneas ensordecían a la población con el ronco bramar incesante de sus truenos y con fulgor acardenalado y continuo de sus culebrinas». Este episodio meteorológico se inició a las dos de la tarde del día 10 y duró hasta las nueve de la mañana del día siguiente 11 de julio[3], permaneciendo el temporal 17 horas ininterrumpidamente.

 

El profesor de la universidad de Zaragoza, don Fernando Domínguez Castro ha publicado dentro de la obra colectiva “Lainundación de San Juan de Mozarrifar (Zaragoza) en 1923[4] un interesante mapa de situación de las localidades afectadas por la “megatormenta” del 10 de julio y que nos aporta datos muy interesantes; en primer lugar el núcleo de la ciclogénesis se encuentra alrededor de la ciudad de Zaragoza donde se producen tornados (señalados en blanco) avenidas de agua por barrancos (círculos azules) y lluvias torrenciales (círculos en rojo). Como nervios de una misma cédula aparecen ramificaciones en los ríos Huerva, Jalón, Gállego y los Arbas. Como datos curiosos las localidades de Artieda, Longás, Martés y Bagüés que se vieron afectadas por el epicentro del terremoto, también sufrieron las lluvias torrenciales. Otro dato que nos retrotrae a la barrancada del día 6 de julio pasado es que el 10 de julio de hace cien años, el mismo barranco de la Muerte, que se encuentra muy próximo al barrio zaragozano de la Cartuja también se desbordó.


El epicentro de la tormenta en esta ocasión fue en la muela del Castellar, también es coincidencia y casualidad que ambas supercédulas se desarrollaran en sendas sierras y con las mismas características. Según el observatorio situado en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Universidad de Zaragoza (actual Paraninfo) en ese día se recogieron 122 litros aunque y según el Boletín meteorológico nacional, correspondiente al día 11 de julio, los registros pluviométricos se vieron desbordados no solo en Aragón, sino en toda España con lo cual, no se poseen datos de ese día. Según los registros se trata de la tormenta más fuerte que sufrió Zaragoza en el siglo XX, seguida por otra en 1945 que descargó casi 120 litros. Para concluir y según el Boletín meteorológico nacional, las temperaturas en los días anteriores eran las normales para esas fechas con una máxima de 29 y una mínima de 18 grados para el 8 de julio y una máxima de 32 y una mínima también de 18 grados para el 10 de julio. El día de la tormenta la máxima fue de 28 y una mínima de 20 grados, descendiendo al día siguiente a una máxima de 19,6 y una mínima de 12,3 grados.

Hoja del Boletín Meteorológico Nacional




[2] Hemeroteca Municipal de Zaragoza: Heraldo de Aragón, miércoles 11 de julio de 1923, portada.

[3] Hemeroteca municipal de Zaragoza: El Noticiero, miércoles 12 de julio de 1923, página 2.

[4] Alfonso Vicente Millán (Coordinador) Zaragoza 2023: “La inundación de San Juan de Mozarrifar” págs. 79-122.

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