Pinturas en la Iglesia de la Mantería (Zaragoza)


Hoy he tenido la suerte de entrar en la iglesia de la Mantería, no es habitual encontrarla abierta, había una boda y me he colado en ella. La capilla del colegio de las Escolapias es un recoleto edificio, flanqueado por dos curiosos torreoncitos que adornan la facha, que se asoma al Coso zaragozano, justo al lado de dos grandes edificios de los años cincuenta del siglo XX y en una placita bastante agradable. La razón por la que no suele estar disponible al culto es porque hace unos años había peligro de derrumbe y las pinturas, que en su día realizó Claudio Coello, peligraban. Así que el templo puede visitarse en rarísimas ocasiones y hoy me ha aparecido la oportunidad y no la he dejado pasar.



Esta iglesia barroca es el único testimonio que se conserva del antiguo convento de Santo Tomás de Villanueva, perteneciente a frailes agustinos observantes. Fue mandado construir por el arzobispo de Zaragoza Francisco Gamboa entre 1663 y 1683. En este último año el pintor de la Corte, Claudio Coello, se desplazó hasta Zaragoza, junto con su ayudante Sebastián Muñoz, para realizar las pinturas del techo y de las bóvedas, trabajo en el que emplearon dos años.




Según escribe Arturo Ansón Navarro, en la Gran Enciclopedia Aragonesa de 1981, “Se trata de unas pinturas ilusionistas que enlazan con la barroca de los perspectivistas e ilusionistas boloñeses. En un contexto luminoso y colorista de cuadraturas arquitectónicas, guirnaldas, angelotes, telas, celajes, etc., se destacan las contundentes y airosas figuras de los santos compañeros de San Agustín, mientras en la cúpula principal se disponen, en una masa de nubes y cielo abierto, la Santísima Trinidad y la Venida de la Virgen del Pilar”. A mí personalmente me ha llamado la atención una cortinilla pintada en el tambor de la cúpula central, sobre el Altar mayor y justo frente a la entrada principal del recinto. Para los entendidos es, sin duda, el mejor conjunto de decoración mural del barroco aragonés. De las pinturas originales, tan sólo se conservan las de los techos y cúpulas, habiéndose perdido las de la parte inferior de las paredes, aproximadamente la mitad de la superficie pintada originalmente. Con el derrumbamiento reciente de una cúpula se han perdido también las pinturas que la cubrían. El resto parece estar en bastante mal estado, temiéndose su pérdida si no se restaura. Desde 1883 forma parte de las escuelas de las madres escolapias (Colegio de las Escolapias). Antiguamente, frente a la fachada de la iglesia se encontraba el llamado arco de San Roque, que comunicaba la plaza de la Mantería con el Coso.



Fotografía de las pinturas de la Mantería que aparece en GEA. 1981

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