Cipotegato de Tarazona



La actual representación del Cipotegato en Tarazona, recuerda un poco a los rituales Pharmacos de la antigua Grecia y Roma o a la tradición del Próximo Oriente Antiguo, cuando en Mesopotamia se elegía un “rey” que sustituía al principal gobernante durante tres días y escogido entre los más bajos fondos, al finalizar este período que solía coincidir con el final de año y comienzo del nuevo, aparecía el rey de verdad y el farsante era ejecutado o expulsado de la ciudad a pedradas, que en este caso son sustituidas por tomates. Sin embargo y por el contrario que estos ritos pharmacos, el Cipotegato sale del Ayuntamiento el primer día de las Fiestas y es perseguido por la multitud, cómo preludio del comienzo del “caos”- En este caso, el cipotegato representa al poder municipal establecido que es subvertido a tomatazos dando paso a la fiesta en la que no existe orden y sí, mucho concierto. En este caso en el lictor que encabezaba las procesiones y las marchas de gigantes y cabezudos, se descargan todas las culpas del consistorio. 

Como cuenta Javier Bona: “Ya en pleno siglo XX, los años oscuros eran tan ordenados por el poder que ya nadie casi recuerda, pero el Cipotegato salía cada 27 de agosto por la puerta de la antigua lonja municipal tranquilamente andando y con un pasillo enorme. Solo algunos niños se atrevían a desafiar el poder de este personaje vivo y en permanente evolución lanzándole gallones y después tomates como manda la tradición. Poco a poco con la llegada de nuevos tiempos de libertad, la gente fue tomando la Plaza de España como suya y la fiesta comenzó a tomar cuerpo y fuerza, como se demostró aquel año 1974, cuando todo el pueblo por primera vez lanzó tomates contra la Policía Local, el Alcalde y la Reina de las fiestas de aquél año”. Aquel Cipotegato que era mal visto y al que “solo se le pagaban unas cuatro perras, unas alpargatas y un abono para los toros, ese personaje con más de 250 años de vida, muere en 1987 ya que ese año nadie quiso salir. A partir de aquí nace otro nuevo Cipotegato al que se presentan voluntarios para representarlo gratuitamente y con orgullo, cada año son más”. Larga vida al Cipotegato.




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