Gabriel Moris
Gabriel Moris y su esposa Pilar |
Quizás a muy pocas personas les suene este nombre, seguramente si viviéramos en otro país su peripecia vital ya habría dado origen a un libro, un guion cinematográfico o incluso una película. A mí me recuerda esos padres coraje, como el de las niñas de Alcásser que recorría las ciudades españolas pidiendo ayuda, yo lo llegué a ver en la plaza de España de Zaragoza. Gabriel Moris tuvo una vida normal hasta el 11 de marzo de 2004, vivía en Alcalá de Henares, estaba casado con Pilar, tenía tres hijos y se ganaba la vida como perito, pues era Licenciado en Ciencias Químicas y había trabajado toda su vida en una importante empresa de laboratorios. No sé si ya por entonces estaba jubilado o a punto de hacerlo, el caso es que uno de sus hijos montó en uno de aquellos fatídicos trenes, en los que perdió la vida junto con otras 190 personas.
Don Gabriel y su familia quedaron impactados, tras los primeros momentos de dolor decidió afiliarse en la Asociación de Víctimas del Terrorismo para, desde allí y como perito seguir las investigaciones que se realizaban sobre el 11M en primera persona, de esta manera se convirtió en uno de los peritos encargados de los análisis y comprobó de primera mano, las dudas que suscitaban las propias muestras. Allí junto con otros peritos pidió insistentemente que se aportara la cadena de custodia de las muestras, denunció el lavado con agua y acetona que habían sufrido y la desaparición de esos líquidos, denunció el misterioso apagón ocurrido en el laboratorio, justo en la noche que siguió a la aparición de un componente químico inexistente en el explosivo oficialmente atribuido al atentado, tras su aparición en una mochila que nadie vio en los trenes.
En definitiva y sin otro interés que
el saber ¿Por qué había muerto su hijo? Comenzó a hacerse preguntas de las que
no obtuvo respuesta alguna. Don Gabriel comenzó a movilizarse tanto en las
redes sociales como en su pueblo, Alcalá de Henares y desde entonces, hasta el
día de su fallecimiento hace un año justo, todos los días 11 de cada mes se
concentraba en la plaza de Cervantes de esta ciudad cercana a Madrid, junto a
otras personas para y según él mismo decía: “no olvidar lo inolvidable”
Conforme avanzaba su edad, paulatinamente también lo hacía una enfermedad
degenerativa que lo dejó parapléjico en una silla de ruedas, apenas podía
hablar pero aun así, seguía asistiendo a la plaza cervantina para rendir un
homenaje a su hijo y a todos lo que habían fallecido en aquel episodio que ha
marcado nuestra historia reciente. Gabriel Moris siguió haciéndose preguntas
sin respuesta hasta el mismo día de su muerte acaecida el 20 de marzo de 2020.
Sus investigaciones fueron el origen del libro Titadyn que firmaron el periodista Casimiro García-Abadillo y el
perito Antonio Iglesias, publicado por la Esfera de los Libros en 2009.
https://latribunadelpaisvasco.com/art/12801/gabriel-moris-la-ciencia-en-el-11-m
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