Fiesta del Comendador en Añón de Moncayo
El domingo subí a Añón por varios motivos; uno de ellos era su Feria o Recepción del Comendador. Una fiesta que se viene repitiendo en los últimos años y que cada vez va adquiriendo mayor interés de hecho, nunca había visto tanto coche en la localidad moncaína, como el domingo por la mañana tanto es así, que hubo que habilitar zonas de aparcada en varios punto de entrada a la villa. No sé si sería por los paseos a caballo, las danzas de una bailarina del grupo de teatro “Los Lobos negros” si por ver a la chica de Alan Folk a Antonio pude por fin saludarle después de no verle físicamente desde hace casi cincuenta años, se dice pronto. Por la bonita comida de comunidad o por el mercado que allí se organiza con demostración de aves rapaces, el caso es que el pueblo estaba a rebosar de gente.
Personalmente no soy muy amigo de las recreaciones históricas o “histéricas” como dice algún amigo mío. Pienso que al fin y al cabo cualquier fiesta popular ya es en sí una recreación de un acontecimiento que ocurría en el pasado, solo que ahora vamos vestidos de otra manera. Es una opinión personal pero creo que un tipo de acto como éste, debería basarse en algo tradicional, bien fundamentado y sobre todo documentado, no una excusa para montar un mercadillo, no digo que lo de Añón lo sea y aunque en ocasiones, es bueno reconocer crean cierto ambiente que es de agradecer. De los actores principales no tengo nada que objetar, iban bien ambientados y correctamente vestidos para lo que es el acontecimiento que se recuerda, la toma de posesión del comendador en la Villa tal y como se hizo hasta hace poco más de doscientos años, como le hice notar al Alcalde de la localidad (José María Vijuesca Ledesma) que oficiaba de Justicia local, según la tradición tenía que llevar de la mano al Comendador, cosa que no se hace, pero bueno a mí también me parece un rito curioso.
Respecto de los caballeros templarios que abundaban por allí, la verdad es que no sé muy bien que hacían, quizás representaban a vecinos de Talamantes que fueron a Añón para el evento (no hay que olvidar que esta localidad vecina, fue también encomienda templaria antes que sanjuanista) el caso es que chocaban un poco la verdad.
Don Manuel Gracia Rivas en su página de Cesborj en la que me cita, da una idea que he recogido y que podría
plantearse para próximos años. Quizás sería bonito que cada año se invistiera
en esa feria a un caballero honorífico de la orden de Malta, simbólicamente y
que fuera representativo de la vida social, política o institucional de la vida
aragonesa o incluso española, sería una manera de dar al evento un realce
nacional o extra local al menos aunque sé, que los añoreros se asustan con
tanta masificación a la que no están tan acostumbrados en su vida diaria. Bueno
no deja de ser una idea que me ha surgido tras leer lo que dice el Presidente
del Centro de Estudios Borjanos, del
que más tarde también hablaré.
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