Ricardo Castán Guillén

Ricardo Castán, con traje cruzado en su época de entrenador (Gentileza: Santos Nogueras París)

Cuando yo era pequeño, fui monaguillo en mi pueblo. Una de las funciones que tenía encomendadas el mossen, consistía en bendecir todos los nuevos establecimientos comerciales que se habrían en la localidad. Allí se presentaba el sacerdote revestido para la ocasión con un par de monaguillos que le auxiliábamos con el hisopo y a “revestirse” que así se llama la acción de ponerse los ornamentos sagrados. Luego los monaguillos éramos recompensados con puesto VIPS en el “vino español” que seguía a la ceremonia. En una de estas ocasiones tuve la oportunidad de asistir a la inauguración de un establecimiento que por entonces, en torno al año 1968 se abría en la localidad, un acontecimiento tan solo comparable hoy día con la apertura de un Mercadona con perdón, “una tienda de muebles y aparatos electrodomésticos” toda una novedad en el pueblo. El establecimiento en cuestión se llamaba “Muebles Castán” y hacía honor a su dueño. Ricardo Castán Guillén. 

Ricardo era un ejemplo más de aquella época, alguien que desde una clase muy humilde había llegado a la cima de la esfera social gracias a su buen hacer y también a su don de gentes. Aunque su madre era de Villanueva, se llamaba Victoria Guillén Lisón y su padre originario de Tardienta Maximiano Castán Bolea. Ricardo que era el menor de varios hijos, había nacido en Zaragoza en 1927. Su padre era ya bastante popular en Villanueva por ser un famoso cantador de jotas local; me cuenta su nieta Carmen que le hizo la competencia al mismísimo Miguel Fleta cuando visitaba el lugar, personalmente encontré hace unos años una referencia a su persona en una noticia del Heraldo de Aragón en 1907, con motivo de una fiesta en el Casino la Unión en Villanueva durante la cual un “joven Maximino Castán amenizó la velada recitando unos poemas y cantando algunas coplillas”. El caso es que Maximino falleció siendo muy joven, dejando viuda a Victoria con varios hijos pequeños. Alguien me contó que esta señora, en los años de la posguerra solía recorrer las calles del pueblo vendiendo mantas y cuberterías. Eran tiempos muy duros y Victoria tenía a su hijo mayor en el exilio y a otro, Ramón lo habían fusilado junto con su mujer embarazada en las tapias del cementerio zaragozano de Torrero. Ricardo era el pequeño y muy pronto tuvo que comenzar a buscarse la vida como tantos otros de su generación. 

Al joven Castán le gustaba el toreo y el fútbol, Me cuenta su hija Carmen, que en cierta ocasión le oyó decir a su padre que iba por las noches a torear reses bravas y aun participó en alguna capea en fiestas de pueblos. Los ratos libres los dedicaba a jugar al fútbol en el Club Deportivo Arenas, en el Amistad de Zaragoza y en el Cariñena. Pero las necesidades básicas eran otras y pronto comenzó a trabajar en una sastrería. Aprendió el oficio y aprovechando que tenía buena planta, se paseaba con trajes que el mismo hacía y que le hacían parecer un modelo para la época. Con poco más de 20 años, las chicas de la época iban detrás de él hasta que conoció a Virginia Beamonte, que sería su mujer y con quien tendría cuatro hijas; Belinda, Virginia, Chantal y Carmen, esta última ha sido mi fuente principal para esta entrada, entre otras. Su hija lo define como “un guaperas que tenía mucha clase. Siempre como un pincel, muy bien vestido siempre, que complementaba con un impresionante don de gentes” y bromea: “mi padre era muy moderno, para ser de derechas”. Comenzó a ir por los pueblos con su traje nuevo en bicicleta, luego se compró una moto y después, junto con su mujer montaron una tienda sastrería y camisería. Tuvo la oferta de un tío suyo (hermano de su padre) para que emigrar a Nueva York, el hombre estaba empeñado en que la familia fuese a América pero Ricardo nunca quiso, aunque en el fondo admirase el sistema de vida allí. 

En Villanueva su etapa dorada fue en los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Comenzó organizando algunas capeas durante las fiestas y luego, cuando se reorganizó el club de fútbol tras el paréntesis de la posguerra, ejerciendo en el puesto de entrenador. De esta época me contaron una historia bastante curiosa y que define muy bien aquellos tiempos. Se cuenta que en cierta ocasión, siendo entrenador en Villanueva y jugando contra otro equipo de un pueblo vecino en casa de éste, el equipo visitante le metió una abultada goleada, los del pueblo le reconocieron y al día siguiente, cuando le tocó ir allí a vender sus telas, se fue de vacío, no hizo ni una venta y lo peor, tuvo que estar una temporada sin acercarse por el lugar, hasta que se les pasó el disgusto. No sé si sería por esto o por algún otro motivo que entonces montó un pequeño despacho en Villanueva, donde atendía a los clientes, se había acabado aquello de ir casa por casa. Allí quien quería un mueble o un traje acudía, veía los catálogos y luego Ricardo los conseguía o le confeccionaba el vestido, pero el auténtico boom llegó cuando apareció la Televisión, él fue el primero que introdujo aparatos en Villanueva y seguramente en otros lugares, la tele llegó al pueblo de la mano de Castán. El negocio fue a más y entonces inauguró la tienda frente al Puente Ancho villanovense, en el centro físico del pueblo. Aquella época duró poco y a la tienda le sustituyó un bar que llegaría a ser mítico en el pueblo; “El Tanaka” todavía hay gente que lo llama así y quizás no sepa el porqué y es que el establecimiento cerró hace unos años. 

Castán (como era conocido popularmente en el pueblo) montó el Tanaka con un vecino del pueblo (José Gracia “el Chato” amigo personal de él, desde tiempos del fútbol). El nombre se le ocurrió a Ricardo a raíz de una película en la que participaba un luchador japonés que se llamaba de esta manera. El bar era como un prototipo de la estética psicodélica setentera con sus taburetes de sky rojo, sus biombos muy floridos, sus sofás corridos, sus mesas que daban al lugar un toque americano y sobre todo sus luces, el Tanaka fue el primer bar que rompió con la idea clásica de bar en un pueblo. En él se hizo la primera cena de quintos que hicieron la mili tras la Guerra Civil, eso fue en 1974 y allí vi mi primera tele en color, fue durante los mundiales de Alemania en ese mismo año. José falleció y Ricardo se fue desvinculando poco a poco de Villanueva para centrarse en lo que terminó siendo su feudo, Cariñena. Allí también era muy conocido, había jugado en el equipo local y donde repitió las mismas pautas que en Villanueva llegando a montar 3 tiendas; una de tejidos, otra de muebles y otra de electrodomésticos. Ricardito “el apañao” como era también conocido, llegó a ser Concejal de Festejos en Cariñena durante los últimos tiempos de la Dictadura, a él se debe la idea de poner en marcha por primera vez la fuente del vino que es tan famosa a nivel nacional. Realizaba todos los estándares de la fiesta, decorados de la plaza y llegó a organizar hasta el protocolo del acto en sí. 

Se hizo decorador de interiores y consiguió el título y es que Ricardo era además, un dibujante fantástico. Llegó a copiar toda la serie de la tauromaquia de Goya con grafito y dibujaba con las dos manos. Castán es el prototipo de una generación que aprendió a vivir sobre la marcha, víctimas de una guerra en las que le metió la generación anterior, sufrieron una posguerra que nadie les explicó y lo peor, sufrieron la incomprensión de la generación siguiente. Castán y muchos como él tenían que sobrevivir como fuera, incluso para proteger a los que estaban fuera del sistema como era el caso de su hermano exiliado. En Cariñena, Ricardo hizo un pequeño imperio hostelero gracias al Hotel Cariñena, que todavía funciona y del restaurante Mesón el Escudo. Falleció a los 79 años, el 18 de Octubre del 2006. Victoria lo hizo el 20 de Noviembre del 2019 a los 92 años, ambos están enterrados en Cariñena. Su hija Carmen lo recuerda como un hombre del renacimiento, no le tenía miedo a nada. Era muy avanzado de ideas para aquellos tiempos, hizo teatro, leía mucho y dibujaba fenomenal.

Ricardo y Virginia junto con sus dos hijas mayores
(Gentileza de Carmen Castán Beamonte)


Comentarios

Entradas populares de este blog

María Luisa Orobia

Las Lomas del Gállego

La tormenta de Zuera cumple cien años (1915-2015)