Corporales de Daroca (Zaragoza)


Hoy es uno de esos jueves que relumbra más que el sol, el tercero para ser más exactos y que corresponde a la festividad de Corpus Christi. Fiesta grande en Daroca, que procesiona sus "Corporales" y que desde el siglo XIII, se guardan en la colegiata de Santa María de esa localidad zaragozana. Cuenta la tradición que estando las tropas del rey don Jaime I frente a los muros de Valencia y durante el sitio al castillo de Chío, en un momento de tregua los de Aragón hicieron una misa. Justo antes de la comunión los musulmanes atacaron a los cristianos. El sacerdote mossen Mateo Martínez que era darocense, consagró como pudo las formas y las envolvió en unos corporales que escondió rápidamente entre unos matojos. Una vez terminada la lucha y rechazado el enemigo; volvieron los cristianos a sus ritos y solicitaron del cura la comunión, en ese momento descubrieron los paños y se encontraron con que las seis sagradas formas que estaba envueltas, se habían pegado completamente al lienzo que a su vez, aparecían teñidos de sangre. Se armó tal alboroto entre los aragoneses que los musulmanes creyeron estaban celebrando la victoria y pensaron en atacar de nuevo para cogerlos por sorpresa. Pero la realidad era muy otra, los cristianos enfervorecidos por el sacerdote que les mostraba los sagrados paños, atacaron a los sarracenos envalentonados arrebatándoles por fin el castillo. 

Se consideró el hecho como milagroso y los soldados comenzaron a disputarse la custodia de aquellos ornamentos sagrados. Tras largas deliberaciones se echó a suertes, siendo agraciada en estas disputas la comunidad de Daroca. Como el resultado no dejó satisfechos a algunos, se acordó colocar los corporales en el interior de una arqueta y ésta sobre una mula, a la que se dejó en plena libertad de movimientos. El animal pasó por Valencia, Catarroja, Manises, Segorbe y Jerica antes de abandonar el Levante. Tomó camino hacia Teruel pero pasó de largo y al llegar a Daroca; la mula se negó a seguir adelante, parece ser que el destino final era Calatayud. Una vez frente a la puerta de la iglesia de San Marcos, el animal murió reventado y los corporales se quedaron en Daroca. Pero no es la única localidad aragonesa que posee esta reliquia pues; corporales de estas características los encontramos en localidades como Aguaviva, Andorra, Aniñón, Cimballa, Fraga y en los monasterios de San Juan de la Pena y Montearagón. Todos ellos como los darocenses, se basan en una tradición para unos, una leyenda para otros y para todos, sus relatos pertenecen a la historia común. 

Capilla de los Corporales en Santa María de Daroca (Zaragoza)

 

Ubieto Arteta, Agustín. Leyendas para una historia paralela del Aragón medieval, Institución Fernando el Católico, Zaragoza 2010.

Ubieto Arteta, Agustín & José Luis Garrido: Comprender y disfrutar el patrimonio de Aragón, Mira Editores. Zaragoza 2010.

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