Recuento parroquial de 1804: El Batán

Asiento del cumplimiento correspondiente a 1804 sobre el fondo de la fachada que correspondía
a la vieja fábrica de papel de las Navas y anteriormente el Batán


Pelaire es aquella persona que preparaba la lana que iba atejerse. Severino Pallaruelo en sus Molinos del Altoaragón (IEA Huesca 1994, pág. 203) define los batanes como “molinos traperos o de mallos; consistentes en una máquina formada por una rueda vertical con palas que, al ser empujadas por el agua, hacen girar un árbol o eje horizontal y por dos grandes mazos de madera que, accionados por unos dientes del árbol citado, golpean los tejidos. La finalidad del bataneo es limpiar y desengrasar los tejidos de lana y enfurtirlos o enfortecerlos es decir, hacerlos más consistentes y tupidos”. 

En el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza se guarda un documento que hace referencia a un batán en la acequia de Rabal “del tinte del oficio de los pelaires de la ciudad de Zaragoza” y que data de 1596. Germán Navarro Espinach en un artículo titulado “Los batanes de Aragón (siglos XII-XVI) en al revista Medievalismo nº.33 año 2023 (págs. 139-180) cita la existencia de un “batán del oficio de la pelairía que fue comprado en 1584 a los herederos de Sancho de Pomar y estaba situado en el término de Las Nabas, cerca de San Juan de Mozarrifar, a unos 7 km de distancia de la capital. Se movía con el agua de la acequia de Rabal, derivada del mismo río Gállego y tenía cuatro pilas. También cita en el mismo término otro molino, este trapero y que fue propiedad del gremio de boneteros aunque desde “el 8 de abril de 1534 lo arrendó a pelaires y pilateros”. Un tercer batán estaba en el término de Mezalar, próximo también a San Juan de Mozarrifar, que tomaba también el agua en la misma acequia de Rabal. Un cuarto molino de estas características está documentado desde 1510, siendo propiedad del pelaire “Miguel Garcez” y estaba situado en el término de Cascajo y la acequia de Rabal, poco antes de llegar a San Juan de Mozarrifar también. Un quinto molino, propiedad del gremio de manteros se construyó en 1550, a partir de la remodelación de un molino harinero. Disponía de tres pilas y se ubicaba en la misma acequia y término que el anterior. Desconozco si se trata del mismo batán citado varias veces en diferentes años o si había más, al menos en Merzalar y en lo que respecta a Villanueva de Gállego tan solo existe uno, el batán de las Navas, de hecho a esa zona se le conoce por “El batán” e incluso la fábrica de papel posterior también recibía este popular nombre.  

Independientemente de cualquier conjetura, parece claro que en ese lugar existía un batán desde al menos el siglo XVI. El primer batán del que se tiene constancia y que tenía la cofradía de pelaires de Zaragoza, era el que ya existía en el siglo XV muy cerca de Merzalar pero al otro lado del rio Gállego en el término de Almargen o Jarandín, entre Montañana y Santa Isabel. Cogía agua de la acequia de Urdán en el rio Gállego. Tenía seis pilas y siempre había sido un molino trapero desde su construcción. Finalmente, un último batán y el más lejano está documentado con fecha 9 de noviembre de 1500 en la localidad de Zuera, a 28 km al norte de Zaragoza en el curso del río Gállego. 


La localización posible del batán sería en en centro del círculo con puntos azules (Foto: Sigpac)


 

 

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